¿Se podrá tocar metal con esta guitarra hecha con 800 hojas de papel y resina epoxi?
Los trabajos de este youtuber combinando diferentes elementos como lápices de colores o caramelos con resina epoxi, no dejan de ser unas curiosidades que no hay que tomarse demasiado en serio, y simplemente verlos como experimentos que pueden resultar interesantes o entretenidos, y para valorar las inmensas posibilidades en cuanto a los materiales que se pueden usar para fabricar el cuerpo de una guitarra.
Esta vez Burls Art ha elegido el papel, 800 hojas concretamente, prensadas y consolidadas con resina epoxi, el único elemento constante en sus trabajos, y con un diseño propio del cuerpo estilo offset y de lineas agresivas.
En cuanto al mástil, aunque en sus primeras Strato y Tele con lápices de colores aprovechó mástiles de otras guitarras, en sus últimos trabajos ha optado por hacerlo desde cero, eso sí, al estilo tradicional con Arce y como aquí con un diapasón de Palorrosa.
Como siempre, en el video nos ofrece un completo making-of de todo el proceso de construcción, incluidos los errores que surgen, como el fallido ruteado –él mismo reconoce que es el peor que ha hecho nunca–, o el problema al atornillar el puente cuando se le parten los tornillos y tiene que desplazar su ubicación.
Como veréis al final, el peso de la guitarra está en su linea, es decir, no apta para gente con problemas de espalda, unos 4 kg y medio.
El empleo de este material no es del todo original. Seguro que muchos recordaréis la guitarra que la propia Fender Custom Shop montó hace unos años, usando el cuerpo y el mástil con cartón de embalaje que hizo la empresa Signal Snowboard:
Es difícil que ya nada nos sorprenda en cuanto a extravagancia construyendo guitarras. Hay gente que ha puesto el listón muy alto, aunque nunca se sabe. De todas formas, mi preferida sigue siendo la Ant Farm Guitar que construyeron hace ya tiempo el duo punk-rock Brother and Sister. Una guitarra con cuerpo de plexiglás relleno de un gel a base de algas y agua desarrollado por la NASA con 30 hormigas vivas en su interior. El gel servía de alimento para las hormigas, al mismo tiempo que les permitía cavar sus túneles en él.