¿Qué debemos tocar mientras no hay un solo?
Cuando nos estrenamos en una banda como segundo guitarrista, es fácil que se nos asigne la misión de aportar arreglos que mejoren las canciones. Como principiantes, el concepto de “solo de guitarra” es sencillo de diferenciar y entender, por lo que es un recurso frecuente. Sin embargo, saber qué es lo que debemos hacer durante el resto de la canción suele aprenderse algo más tarde. Muchos deciden clonar exactamente todo lo que toca el guitarrista rítmico principal, pero no siempre es necesario.
Hay muchas ideas que los guitarristas con algo más de experiencia utilizan constantemente, y que aportan mucho sin necesidad de ser complicadas. El Youtuber Jim Lill hizo una curiosa recopilación de cuatro recursos que es útil recordar cuando estamos en el papel de segundo guitarra que no necesariamente pasan por tocar un solo, en el sentido estricto de la expresión. Obviamente, habría muchos más, puesto que estamos hablando de creatividad y opciones, pero no son un mal punto de partida para aquellos que se encuentren bloqueados.
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En resumen, Jim destaca los siguientes:
- No tocar: tan simple como parece, hay momentos en los que no tocar crea un pequeño oasis de reposo en una canción que, más tarde, puede sernos útil para dar una mayor sensación de crecimiento al reincorporarnos. O, simplemente, porque no es preciso añadir arreglo alguno.
- Licks de relleno: uno de los recursos más usados de la historia, tocar pequeñas frases que se intercalan cuando el vocalista no canta. Son pequeños fragmentos solistas, pero no suele ser a lo que se refiere la gente cuando citan “el solo” de tal o cual canción. Aún así, tiene un gran valor aportando interés al desarrollo del tema.
- Patrones: a diferencia del anterior, estos sí se suelen encontrar mientras se canta, ya que suelen ser series de notas que refuerzan aspectos rítmicos de la base y de carácter repetitivo, con lo que interfieren menos con el foco de atención principal, la voz.
- Guitarra rítmica, a menor volumen: consiste en reforzar lo que hace la guitarra rítmica, pero con un sonido y volumen marcadamente menos intensos. No sólo evita que el acompañamiento eclipse las voces, sino que probablemente añada dimensión a la guitarra rítmica, al tratarse de un sonido ligeramente diferente.
Más información | Jim Lill