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Discos históricos para la guitarra: Megadeth - Rust in Peace

23/06/2013 por Manuel_Baez Actualizado el 24/06/2013

Revisamos hoy uno de los discos más famosos de una de las grandes bandas de metal moderno, Megadeth, famosos por la dupla guitarrística formada por Dave Mustaine (ex-Metallica, líder de la banda, voz, guitarra rítmica y algunas solistas) y Marty Friedman (guitarra rítmica y solista, ex-Cacophony y con una envidiable carrera solista), su aporte a la guitarra rítmica del metal, sus riffs complejos pero con resultados directos, y los solos vertiginosos, mezclados con elementos exóticos y una expresividad cuidada hasta el más mínimo detalle.

Desarrollo de la banda

Hasta la creación de Rust in Peace y su publicación en 1990, Megadeth una banda en búsqueda de identidad, con buenos discos, pero sin encontrar una voz propia que los diferenciara de Metallica, banda de la que Dave Mustaine había sido cofundador.

El carácter problemático de Mustaine, su afición a las drogas y el alcohol, así como su personalidad peculiar y un cierto afán controlador, siempre habían afectado la estabilidad de la banda, lo que ocasionó el paso de múltiples guitarristas solistas y músicos, lo que impidió una consolidación como grupo y una compenetración adecuada. Entre otros, uno de los guitarristas que llega a formar parte de la banda en sus inicios es Kerry King, de Slayer.

Hasta la llegada de Friedman, Chris Poland, guitarrista con un toque original y un sentido de la composición de solos melódico e influenciado por el jazz y la fusión moderna, había sido el guitarrista que mejor había encajado con Mustaine y la banda, dejando muestras de su gran calidad en Killing is my business y Peace Sells. Sin embargo, la relación personal se deterioró hasta el punto de impedir un funcionamiento correcto y el feeling necesario entre dos músicos.

De hecho, durante la gira de Peace Sells, Mustaine prescinde de los servicios de gran parte de la banda, que a su vez le critica por gastar el dinero destinado a producción en alcohol y drogas, y por su carácter tiránico y temperamental, siendo David Ellefson en el bajo el único acompañante fiel de Mustaine, lo que proporciona esa compenetración rítmica de la banda.

En la gira de su siguiente disco, denostado por la crítica a pesar del éxito comercial, y tal vez demasiado irregular, So far, so good... so what!, Mustaine continúa su vorágine despidiendo músicos, como el guitarrista Jeff Young, y se hace con los servicios de la que a la postre demostraría ser una pieza fundamental en la banda, Nick Menza, que entra a cargo de la batería.

La banda se ve obligada a hacer un parón debido a los constantes despidos (han pasado dos guitarristas desde Chris Poland y no hay segundo guitarra), y a una rehabilitación obligada de Mustaine, que tiene un accidente contra un coche de policía encontrándose en condiciones no aptas para la conducción.

Durante el tiempo que Mustaine permanece en desintoxicación, se barajan nombres célebres para ocupar el puesto de guitarrista solista en Megadeth, como Dimebag Darrell, quién aún no había alcanzado la fama definitiva con Pantera, y Jeff Loomis (Nevermore), un adolescente al que Mustaine no contrata porque considera que es mala vida para un chico joven y estudioso. Finalmente, en 1990, Mustaine se decide por el nombre de Marty Friedman, virtuoso de la guitarra con un sonido exótico, plagado de sonoridades orientales que mezcla con matices neoclásicos y un gran fraseo de rock, que ya conoce la vida en carretera tras haber girado con Cacophony. A partir de ese momento, todo es diferente.

Rust in peace: grabación y estilo musical

Gracias a la nueva formación, con Menza a la batería, Ellefson al bajo, Mustaine a la voz y guitarras, y Friedman en rítmicas y solistas, la banda alcanza un nivel de musicalidad y técnica pocas veces visto en el metal. La sobriedad de Mustaine, tras el éxito del programa de desintoxicación, y el nivel de los músicos que componen el proyecto, hacen que apenas un mes después de incorporar a Marty, la banda entre en el estudio a grabar la que será su primera gran obra multiplatino.

Por primera vez, el proceso de producción es cómodo, nada tortuoso, y Mustaine parece atender mejor a las peticiones de Mike Clink, productor del disco, así como a las sugerencias de los demás músicos.

Esta época dorada es el caldo de cultivo perfecto para una relación que se desarrolla durante años pero que funciona como una máquina bien engrasada desde los primeros compases de un disco que se convierte en un clásico y reivindica la figura de Megadeth como banda super ventas del metal, sin necesidad de suavizar su sonido. También encumbra a Mustaine como un genial compositor, abandonando de una vez por todas la vitola de "el guitarrista que echaron de Metallica", y confirma a Marty Friedman como una figura mundial con un sentido de la interpretación único.

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Rust in peace no tiene una producción de sonido grandiosa; suena algo sucio, como muchos discos de Thrash metal de la época, la voz de Mustaine puede resultar insoportable para gran parte del público, pero convence. La portada, controvertida y polémica obra del ilustrador Ed Repka, presenta a los líderes del G5 (potencias mundiales) de la época, en una reunión en el famoso Hangar 18, junto a la figura de un extraterrestre.

Convence porque la composición es depuradísima, con riffs potentes y directos, pero con secciones elaboradísimas que hacen que la prensa de la época tache el disco de Thrash metal muy cercano al progresivo. Temas como Holy Wars, Rust in peace... Polaris, muestran una banda con una pegada rítmica infinita, y un estilo muy definido, con riffs que no viven únicamente del palm mute, si no de ritmos sincopados, contratiempos, arpegios limpios con sonidos exóticos... Mustaine utiliza recursos poco habituales en el thrash, como intercambios modales, utilizando modos como el frigio dominante (con un sonido oriental, siendo un modo de la menor armónica), o el locrio, que combina con un magistral uso de secciones pentatónicas en permuta, mixolidios que recuerdan su toque más rockero, o la famosa escala disminuída, muy utilizada en la época para secciones oscuras en metal.

Las armonizaciones a dos guitarras son una pieza constante, no únicamente en guitarra solista, sino en rítmica. Además, el bajo y la batería van acompasados generando ritmos conduntentes y poderosos que permiten un desempeño más libre por parte de las guitarras, que pueden moverse en terrenos que aportan mucha más melodía.

En este sentido, la aportación de Friedman es innegable y definitiva. Megadeth ya no es únicamente la máquina de hacer riffs, si no que hay múltiples melodías con escalas japonesas, como la Kumoi y la Hirojoshi, o secciones con solos mucho menos vertiginosos y riffs más rockeros que se combinan a la perfección con el estilo agresivo de Mustaine.

Los solos se convierten en una señal de identidad de la banda, siendo sin duda los más desarrollados y complejos del Thrash, con el permiso del todo poderoso Alex Skolnik (Testament), y la pareja guitarrística copa las portadas de todo el mundo.

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Tornado of Souls, con sus bends microtonales, que pretenden imitar instrumentos orientales que no están sujetos al inflexible semitono (Friendman utiliza ese recurso como si tocara una guitarra sin trastes, haciendo también vibratos de octavo de tono), se convierte en una oda al virtuosismo en su vertiente más musical, siendo reconocido en gran parte de las listas universales como uno de los mejores solos de la historia.

Hangar 18, con sus riffs pausados al inicio y un desarrollo que se vuelve vertiginoso y casi caótico, es también una muestra de la genial complicidad entre guitarras y un espacio para la música solista bien aprovechado, con un constante duelo de guitarras que jamás pierde el sentido musical.

A partir de este momento, Megadeth se convierte en una auténtica máquina de hacer dinero y la pareja Mustaine-Friedman pasa a la historia como una de las mejores parejas de guitarristas de cualquier estilo que hayan pisado la faz de la tierra, nunca superada en musicalidad y carisma en los discos de Megadeth que no cuentan con Marty.

Las cifras indican que Rust in peace ha vendido desde 1990 más de cinco millones de copias solamente en USA, siendo uno de los discos más exitosos de esa década, no ya en el ámbito del metal, si no en la música mundial.

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