Review de Beetronics Nectar: un pedal para iniciarse en el fuzz que también es overdrive
Pros
- Sonidos de buena calidad
- Tiene dos efectos: overdrive y fuzz
- El fuzz está a medio camino de ser también una distorsión, lo que lo hace versátil
- Buena construcción
- Fácil de usar
- Para los precios que suele tener Beetronics, este es asequible
- Buena puerta de acceso sencillo al mundo del fuzz, ya que suena y se comporta un poco como una distorsión
Contras
- La principal pega: no es posible cambiar entre overdrive y fuzz con el pie
- El overdrive es muy bueno, pero hay que tener en cuenta que siempre tiene un regustillo a fuzz
- Aunque se puede variar la ganancia y el tono, da la sensación de tener solo dos sonidos básicos en vez de toda una paleta de opciones
- La ubicación de los controles dificulta saber en qué nivel estamos de cada parámetro
En realidad, no decimos a menudo, pero el fuzz no es del todo un pedal para principiantes. No es raro que cuando se les presente dicho efecto a guitarristas que acaban de comenzar, les resulte menos familiar que un simple sonido limpio o algo cercano a la saturación de un Marshall, presente en toneladas de discos. Y no es que el fuzz no haya tenido protagonismo, Hendrix, los Stones, Cream y muchos otros han sido embajadores de su sonido, pero la conciencia mental de que lo que oímos es un tipo de saturación especial es difícil de alcanzar cuando se lleva poco en el mundillo.
Tal vez por eso Beetronics considere su nuevo pedal, el Nectar una transición suave hacia el gusto adquirido que es el fuzz. El nuevo Nectar ofrece sólo tres perillas, un footswitch, y dos modos que alternamos con la mano, el de Overdrive (que alcanza un nivel de saturación generoso pero suave) y el modo fuzz, mucho más saturado y con sustain, y con un sabor nada alejado de lo que consideraríamos distorsión más que fuzz. Esta cualidad, de la cual la marca es plenamente consciente, convierte al Nectar en un "pedal de iniciación al fuzz", para familiarizarse con el efecto sin tirarse bruscamente a la piscina. En Guitarristas lo hemos recibido, y os contamos nuestras impresiones.
Es además un pedal algo más asequible de lo que suelen ser los pedales de Beetronics (alrededor de unos 240 euros), aún conservando la filosofía de gama alta y decoraciones estéticas muy presentes. Nuevamente, vemos la placa metálica coloreada que tienen la mayoría de sus lanzamientos recientes, y un detalle muy original que no recordábamos haber visto antes: un footswitch en color negro. El resultado del conjunto es muy elegante.
A nivel sonoro, el overdrive nos recompensa inmediatamente con un sonido usable desde el primer instante. Se trata de una saturación clara y que no embarra, especialmente idónea con acordes abiertos. Los solos suenan con presencia, y resalta el ataque del instrumento de forma agradable, aunque no de forma tan explosiva ni con tanto twang como otros pedales del mercado. El rango de ganancia está hecho con cabeza, y es útil, aunque por alguna razón con frecuencia siempre volvemos a la misma zona de la perilla. Parece ser la que tiene lo mejor de ambos mundos: sustain suficiente como para darle una vida extra a las notas, pero claridad y ataque cuando arpegiamos.
Cuando entramos al fuzz, reconocemos el sonido Beetronics, tienen muy controlado este terreno. Son capaces de hacer fuzzs que suenan bien con casi cualquier guitarra y ampli, principalmente porque suelen tener un color bonito, grueso pero con definición, y generalmente evitando la estridencia. Quizás no es el más visceral ni "mágico" de los que tiene la marca, es algo más lineal en su respuesta, pero a cambio es muy amable de tocar — como decíamos, parece una distorsión — y no es tan específico, por lo que podemos llegar a usarlo en muchos estilos de música sin sonar fuera de sitio.
Lo que sí hemos notado es que el control de tono de este pedal puede llegar a niveles algo agresivos de agudos, y eso nos ha mantenido la mayor parte del tiempo en un rango concreto de esa perilla. Cuando hay tanta variabilidad en ese valor, suele estar pensado no tanto para ofrecer múltiples sonidos al usuario, sino para hacerlo lo máximo de adaptable a amplis muy diferentes. Dicho de otro modo, el terreno que no nos ha servido seguramente sí le servirá a alguien con un ampli de carácter más oscuro que el nuestro.
El pedal busca ofrecer algo fácil de usar, con los mínimos secretos escondidos que puedan confundir al usuario, pero creemos que en esa definición hubiese entrado perfectamente la posibilidad de alternar entre los dos modos con el pie. Actualmente sólo se pueden cambiar a mano, y eso le resta algo de atractivo a la idea de pagar una sola vez por obtener dos efectos, ya que en el fondo solo podemos acceder a uno sin agacharnos. Aún así es un fallo perdonable que muchos otros pedales multimodo de footswitch normal también presentan.
En resumen, si uno ya lleva un tiempo jugando con pedales y cree que ha llegado el momento de dar un paso más en dirección al fuzz, el Nectar podría ser la ideal. No es un pedal difícil de usar ni de hacer sonar, ya que a diferencia de muchos fuzzs clásicos del mercado, este se va a llevar bien con muchas guitarras y amplis. Pero a la vez, es de calidad tanto en sonido como en construcción, con lo cual no será una compra de carácter provisional, sino un pedal probablemente definitivo en nuestra pedalera.
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