Efectos

Review de J. Rockett Clockwork Echo, el heredero del Deluxe Memory Man

29/06/2021 por Micky Vega Actualizado el 01/07/2021
Veredicto
Es caro, pero es bueno. Pesa, pero es robusto. No tiene prestaciones como memorias o MIDI que lo hagan programable, pero eso puede ser algo hasta positivo para aquellos que no usen los efectos de esa manera. En otras palabras, tiene lo bueno y lo malo de los pedales clásicos de la vieja escuela, y tal vez solo le pediríamos ser algo más ligero y tener un control de divisiones para sacarle todo el partido al Tap Tempo. La capacidad estéreo, la posibilidad de conectarle dos pedales de expresión y el poder activar o desactivar la modulación de forma independiente son algo que no todos los delays tienen y que compensan el hecho de no poder almacenar presets. Si vuestro enfoque a la hora de crear sonidos es más "artesanal" que "programático", el Clockwork Echo es realmente un pura sangre de los delays. Sus mayores handicaps son el peso, la ausencia de control de divisiones y, para algunos, la idiosincrasia de los controles de nivel y mezcla. Si sois conocedores de ello, y no supone ningún obstáculo en vuestro modo de uso de los delays, es un pedal recomendable debido al gran mimo que se ha puesto en el resultado sonoro.

Pros

  • Sonido de alta gama
  • Construcción muy robusta
  • Tap Tempo
  • Modulación conmutable
  • Entrada para dos pedales de expresión

Contras

  • Peso elevado
  • Ausencia de control de divisiones
  • El control de niveles de volumen y mezcla requiere experiencia

Precio

Justo en estas fechas, J. Rockett ha presentado su pedal de eco más reciente, se trata de un delay analógico llamado Clockwork Echo, y ha sido diseñado junto a Howard Davids, quien ya fue el creador del legendario delay Deluxe Memory Man.

En Guitarristas hemos recibido una unidad y nos hemos adentrado en el mundo de delay modulado de este pedal que en absoluto intenta alejarse de la herencia del exitoso Memory Man. Es más, probablemente se trate de uno de sus herederos modernos más a tener en cuenta. Procedamos a repasar sus cualidades.

Aunque solemos comenzar hablando de las propiedades físicas, hoy lo hacemos con un detalle interno como introducción: dentro del Clockwork hay chips BBD (son los chips clásicos de los delays analógicos, los llamados Bucket Brigade). Además, la carcasa es algo voluminosa y parece realmente contundente, y los controles son grandes y robustos: como suma de todo ello, es uno de los pedales individuales más pesados que hemos recibido últimamente. Pesa 890 gr., y para que tengáis una referencia, es más pesado que un HX Stomp (860 gr.) o que un Eventide H9 (sobre 600 gramos). Pero claro, hay que reconocer que parece indestructible: como arma arrojadiza, aprueba con nota.

Pasemos a mencionar las prestaciones. Por supuesto, hoy en día hay delays muy tecnológicos en que lo digital juega un gran papel, pero este no era el objetivo de J. Rockett, por lo que no hay que medirlo con esa vara. Esto es un pedal tradicional, clásico, de los de toda la vida, sin memorias ni jaleos. De los que Joe Bonamassa toleraría incluso. Sólo hay una pequeña concesión tecnológica, y es que el Tap Tempo controla de forma digital el tempo del circuito analógico; pero se limita al control, no hay ninguna parte de nuestro sonido que sea generada digitalmente. Algo que venimos viendo cada vez más en las marcas de alta gama de pedales analógicos.

Una vez explicado esto, el resto de controles son bastante clásicos: tenemos un nivel de mezcla, un control de tiempo de delay, otro de repeticiones, y dos controles dedicados a la modulación que se aplica a las repeticiones. Dos controles bastante versátiles, que nos permiten darle una dimensión mucho más mística a nuestros delays y que son una parte absolutamente clave de este tipo de delays.

También hay un control Level, que regula el nivel de salida. Este control, junto al de Mix, tienen un gran impacto en el sonido final, y no funcionan como lo hacen en la mayoría de delays modernos. Level está activo también cuando el pedal está apagado, por lo que hay que considerarlo en todo momento como si fuese un preamplificador en nuestra pedalera, capaz incluso de boostear un poco el input de nuestro ampli. Por su parte, el control Mix alcanza el 50/50 de los niveles de señal dry/wet realmente pronto, por lo que la mayor parte del recorrido ofrece sonidos con más volumen en las señales repetidas que en la señal original. Además, el mero hecho de encender el pedal atenúa ligeramente la señal original.

Todo ello obliga al usuario a jugar con los controles guiándose por el oído, y no tanto por la lógica visual como lo haríamos en pedales modernos. Un diseño que, obviamente, no es por error, sino que persigue — y nos lo confirma el hecho de que más tarde encontramos este mismo razonamiento en el manual del producto — recuperar el estilo old school, en que las funciones de los controles no estaban perfectamente compartimentadas para hacerlas más intuitivas. Hoy en día, los amplis tienen en el frontal "Level" y "Gain" para que el usuario sepa que uno le da volumen y el otro distorsión, mientras que un Marshall clásico presentaba Volume I y Volume II, lo cual no era muy intuitivo, sus funciones se solapaban, pero invitaba a ajustar con los oídos. Pues aquí pasa un poco lo mismo: hay varios factores que se van a entrometer con nuestro nivel de ganancia final, pero eso es parte del atractivo.

Sin embargo, el old school no ha impedido, por suerte, que tengamos prestaciones como la salida estéreo (con diferencia de fase en las colas del delay, no es un simple Dual Mono) y algunas cosas bastante prácticas. Una es un footswitch para activar o desactivar la sección de modulación en cualquier momento, lo cual nos obliga menos a comprometernos con un sonido. La otra es la doble entrada de pedal de expresión, una preconfigurada para variar el feedback y la otra preconfigurada para variar el tiempo del delay. O sea, que no tenemos memorias como en otros pedales, pero eso no significa que no podamos acceder a bastantes sonidos diferentes a tiempo real con un poco de maña. Si que hay algo ausente, que a nuestro parecer no hubiese desvirtuado demasiado la esencia del pedal: y es un acceso rápido a las divisiones más comunes, como el tresillo o la corchea con puntillo. Algo que hubiese complementado perfectamente a la función Tap Tempo.

¿Y cómo suena? No tengo costumbre de ser muy categórico con lo sonoro, suele ser algo bastante subjetivo, prefiero dejar que sean las muestras de audio las que hablen en ese departamento y sea el lector el juez. Pero esta vez no es arriesgado decir que cualquier guitarrista coincidiría en que el sonido ha sido la prioridad de J. Rockett. No sirve para absolutamente todo, pero sí para muchas cosas. Por ejemplo, la cantidad de matices que se pueden obtener sólo jugando con tiempos de delay muy cortos es digna de mención. La modulación añade un ingrediente que multiplica sensiblemente el número de sonidos diferentes que puedes obtener, algunos sorprendentes, y otros que pueden llegar a sustituir a algún pedal de modulación que otro.

En tiempos de delay largos también es muy estimulante, cuesta una barbaridad resistir la tentación de "enroscarlo", y cada dos por tres nos encontrábamos envueltos en una nube de delay modulado con un gran feedback. De hecho, eso es uno de los numerosos puntos fuertes del delay, lo cual lo hace idóneo para los que tengan sonidos indie, experimental, shoegaze o similares, ya que es especialmente redondo y dulce cuando se trata de hacer un muro constante de niebla alrededor de nuestro sonido, especialmente si no está muy cargado de distorsión.

Con distorsión, lo hemos probado tanto en el input como en el loop, y aunque ha funcionado bien, los mejores sonidos nos han parecido los que se encuentran entre el limpio y el crunch medio cargado. También funciona perfectamente con mucha saturación; pero los matices que se aprecian en sonidos más despejados son realmente adictivos.

Algo fantástico de que tenga un control de Level que puede saturar un poco nuestro ampli es que es realitvamente sencillo encontrar sonidos vintage algo Rockabillys o Surfs sin ayuda de otros pedales, simplemente utilizando un ajuste slapback y algo de boost del Level. También hemos forzado encontrar ajustes mas típicamente digitales, como los sonidos de delay en cascada, y ha rendido correctamente, pero no nos ha parecido que tenga tanto sentido usar este delay para eso.

Clips de audio

Conclusión

Es caro, pero es bueno. Pesa, pero es robusto. No tiene prestaciones como memorias o MIDI que lo hagan programable, pero eso puede ser algo hasta positivo para aquellos que no usen los efectos de esa manera. En otras palabras, tiene lo bueno y lo malo de los pedales clásicos de la vieja escuela, y tal vez solo le pediríamos ser algo más ligero y tener un control de divisiones para sacarle todo el partido al Tap Tempo. La capacidad estéreo, la posibilidad de conectarle dos pedales de expresión y el poder activar o desactivar la modulación de forma independiente son algo que no todos los delays tienen y que compensan el hecho de no poder almacenar presets.

Si vuestro enfoque a la hora de crear sonidos es más "artesanal" que "programático", el Clockwork Echo es realmente un pura sangre de los delays. Sus mayores handicaps son el peso, la ausencia de control de divisiones y, para algunos, la idiosincrasia de los controles de nivel y mezcla. Si sois conocedores de ello, y no supone ningún obstáculo en vuestro modo de uso de los delays, es un pedal más que recomendable debido al gran mimo que se ha puesto en el resultado sonoro.

Más información | J. Rockett Audio

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