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Review de Line 6 Relay G70, inalámbrico multifunción en formato pedal

03/07/2017 por Micky Vega
Veredicto
Relay G70 tiene la forma y tamaño idóneos para camuflarse entre nuestros pedales, e incluso sustituyendo algunos de ellos, como los afinadores, boosters, cajas A/B y cajas de inyección directa. El afinador es muy efectivo y ofrece una precisión bastante cercana a la de los afinadores dedicados.

Para los guitarristas acostumbrados al uso cotidiano del equipo, un inalámbrico puede parecer una pieza opcional. Pero la realidad es que hay muchos contextos en que se vuelve casi imprescindible: trabajar para artistas de renombre que actúan en grandes espacios, participar en musicales donde nuestros cables le harían un flaco favor a la escenografía, o tener la libertad de movimiento suficiente para pasearnos por escenarios de varios niveles son situaciones en las que un inalámbrico es clave.

Tradicionalmente, esto suele ir unido a una serie de incomodidades que muchos hemos tenido el disgusto de conocer: interferencias, pérdidas de señal, las pilas que - por nuestra imprudencia, por supuesto - se acaban a mitad de un concierto, o las dificultades de llevar varios instrumentos con su propio inalámbrico. Estas, y muchas otras, resultan a veces disuasorias para algunos, que vuelven al cable algo escarmentados. Sin embargo, es posible que las nuevas generaciones de inaámbricos como este de Line 6 pueda hacer a más de uno reconsiderar la opción de tocar sin cables. Se trata del Relay G 70, un inalámbrico en formato pedal que incluye afinador, boost, salida XLR balanceada, y muchas otras inclusiones inteligentemente diseñadas, capaces de resolver diversas dificultades de un plumazo. Con aproximadamente las mismas características que su hermano gemelo en formato centralita, el G75, este nuevo inalámbrico de Line 6 ha pasado por las manos del equipo de Guitarristas. Lo hemos podido probar a fondo, y te contamos el resultado.

Aspecto externo y construcción

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El Relay G70 tiene un aspecto simple y elegante, sin excesos de botones ni controles innecesarios. Su peso nos da confianza, y el material parece muy fiable. Parece que Line 6 es consciente de las exigencias que supone para una pieza de equipo formar parte de la pedalera de un guitarrista, por lo que todos los componentes externos están a la altura. En estos tiempos, en que las pantallas de las pedaleras y pedales son cada vez mayores y más amplias, la del G70 se nos antoja algo estrecha, por lo que cuando navegamos por los menús, vemos poca información de golpe. Pero se trata de un mal menor, y que no tiene consecuencia alguna cuando utilizamos el modo afinador, en que vemos toda la información que necesitamos con claridad.

En cuanto a la petaca, está hecha totalmente de metal y es muy robusta. Su sistema de apertura y cierre ha sido mejorado, gracias a un compartimento que se abre en dos pasos, mostrando primero la conexión USB (para actualizar el firmware) y los controles de ajuste de canal, y el compartimento de las pilas en segundo lugar. A pesar de que tiene un peso considerable, su diseño notablemente plano la hace cómoda de añadir en la correa de nuestra guitarra.

Prestaciones y facilidad de uso

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Cuando hablamos de prestaciones, el Relay G70 es posiblemente el inalámbrico más completo que hemos visto nunca. Es cierto que cuando leímos las especificaciones por primera vez, creímos que se trataba de un mero afán por hinchar el producto a ojos de un comprador, pero nada más lejos. Una vez sobre el terreno, todas y cada una de las prestaciones cobran un enorme sentido. Para empezar, la idea de incluir afinador es absolutamente indicada para ahorrar espacio en nuestra pedalera. Hemos de decir además que es razonablemente rápido, y su precisión es absolutamente válida para el entorno profesional. Podemos acceder a él presionando durante 2 segundos el botón de footswitch, que también es el que normalmente emplearemos para cambiar de “escena”.

Las escenas son las memorias de configuraciones distintas que podemos almacenar en el Relay G70. Cada memoria recuerda a qué número de emisor de petaca (hasta un total de 16 diferentes) debe “escuchar” (incluso disponemos de una entrada auxiliar en formato jack, no inalámbrica, que puede permanecer siempre activa para emergencias) y a cuál de las tres salidas (A, B o C) debe dirigir su sonido, pudiendo enviar a todas a ala vez si lo deseamos. Esto es ideal para tener varias guitarras sobre el escenario, cada una con su propia petaca y que puedan ir dirigidas a diversos amplificadores o pedaleras diferentes. La salida C es del tipo XLR balanceada, por lo que si una de nuestras guitarras es una acústica con petaca emisora, podemos enviar su sonido con facilidad directamente a mesa gracias a dicha salida.

A pesar de que en algún momento tuvimos algo de confusión con los menús —que resolvimos pronto gracias al manual—, esta gran variedad de opciones nos parece interesante y justificada. Una vez nos hicimos con los controles, decidimos poner a prueba el aparato en una situación real, llevándonos el Relay G70 a un escenario de tamaño generoso durante el festival Download Madrid 2017, para tocar un repertorio con diversas guitarras que debíamos cambiar con frecuencia. El cambio de un instrumento a otro es instantáneo, ya que sólo es necesario apretar el footswitch para navegar por las escenas. Está claro que, cuantas más guitarras llevemos, navegar cíclicamente por todas las escenas será un proceso más lento. Pero asumiendo que llevemos una cantidad moderada de instrumentos, el cambio es muy cómodo y sencillo. Es fácil identificar qué escena estamos seleccionando en cada momento gracias a la información en pantalla pero, sobretodo, por el color del aro retroiluminado del pedal, que podemos personalizar para adaptar a cada escena. En nuestro caso, decidimos hacer coincidir el color del led con el color aproximado de la guitarra empleada para facilitar el trabajo de identificar los canales. El afinador fue el complemento idóneo para asegurarnos de que todas nuestras guitarras estaban a punto cada ciertos temas. La experiencia en directo fue muy gratificante, reduciendo enormemente el estrés del proceso de cambio frecuente de instrumento.

Puesto que el concierto se realizaba en horas tempranas, también tuvimos la ocasión de ver si la pantalla era visible en condiciones de luz abundante. Bajo un sol muy directo podríamos llegar a tener dificultades, pero exceptuando situaciones extremas como esa, pudimos ver claramente toda la información de pantalla. Información que, por cierto, está muy bien seleccionada: nos indica en qué escena nos encontramos, si está recibiendo correctamente petaca seleccionada, por cuál de las salidas estamos enviando el resultado, y nuestro dato preferido, el número de horas y minutos que le queda a la batería de la petaca. Saber en qué punto de desgaste está la batería con tal nivel de exactitud permite hacer una mejor gestión de nuestras baterías.

La base receptora puede alimentarse con 9V DC (aunque necesita al menos 500mA de intensidad, un requisito elevado) o con una conexión usb, que también se emplea para actualizar el firmware (sorprendentemente, el adaptador que proporciona Line 6 es de salida USB). En cuanto a la petaca, se alimenta con las pilas más comunes, las AA. Esa no es la única buena decisión de diseño de la nueva petaca de Line 6, ya que presenta otros aciertos como la conexión de jack roscado de ¼”, que hace que sea fácilmente sustituible por un cable patch cualquiera en caso de emergencia; su sólido clip de sujeción — nos podéis llamar temerarios, pero ni siquiera fijamos las petacas con cinta americana a nuestras correas, ya que el clip nos pareció suficiente — o su modo de ahorro de energía, que desconecta la petaca cuando detecta largos períodos inactivos, para ahorrar batería. Emparejar cada petaca con su escena es sencillo, sencillamente debemos indicar tanto en emisor como receptor el mismo número de canal, para que de comuniquen por él. No obstante, también existe una función Autoscan, que puede hacer el trabajo por nosotros de detectar las petacas.

Sonido

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Cuando se trata de inalámbricos, dos son nuestras principales preocupaciones. La primera, y aunque parezca obvia, es que no tengamos interferencias ni se interrumpa nuestro sonido. Si no habéis utilizado nunca inalámbricos, os sorprendería saber cuántas veces fallan por esta razón, incluso en contextos de grandes giras, razón por la que muchos músicos de primera línea jamás abandonan su cable. Otro de los motivos que encuentran para hacer eso es nuestra segunda preocupación: el cambio de tono. Hasta la aparición del WiFi, los inalámbricos solían funcionar por radiofrecuencia, técnica que podía implicar variaciones en la dinámica de nuestra señal causadas por expansión y la compresión que son parte del proceso.

Durante nuestras horas de uso con el Relay G70, no tuvimos ninguna mala experiencia de interferencias ni de pérdida de señal. Había más señales inalámbricas sobre el escenario y grandes cantidades de equipo, pero no experimentamos ruidos, ni anomalías. Es más, el inalámbrico funcionaba rápido y haciendo siempre exactamente lo que se esperaba de él. A nivel sonoro, tampoco apreciamos cambios perceptibles, ni tímbricos ni de dinámica. El nivel obtenido de las salidas del Relay G70 era tan parecido al nivel directo de nuestro cable habitual que no hubo que hacer modificación alguna de las niveles, aunque ciertamente habríamos sido capaces de ello, ya que el G70 incorpora un boost que podemos memorizar en cada escena, y que puede ser útil para realzar y compensar señales si lo necesitamos. Por supuesto, hicimos la clásica prueba para medir hasta qué distancia la señal seguía llegando a su destino. El manual asegura que tiene un rango de acción de 60 m., y aunque poco antes de llegar a dicha marca aproximada comenzamos a percibir algún fenómeno de atenuaciones y pérdidas, creemos que tiene un alcance más que suficiente para la mayoría de aplicaciones, especialmente si nos encontramos en línea directa con el receptor y sin obstáculos.

A nivel sonoro también pudimos reconocer nuestro tono habitual, lo cual supuso un gran satisfacción. La opción cable tone permite imitar el sonido que entregarían diferentes longitudes de cable, aplicando un cierto recorte a las frecuencias más agudas. No encontramos su uso de vital necesidad, pero es posible que con equipos de alta calidad en que la interacción entre instrumento y ampli sea muy sensible, pueda aportar la cantidad justa de atenuación de agudos. A continuación podéis oír dos comparativas, una del sonido con un cable convencional de gama media y del sonido del Relay G70, y otra que compara diversas longitudes de emulación de cable.

Cable real comparado con el Relay G70

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Sonido con un cable real Sonido con el Relay 70

Efecto de la función Cable Tone

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Función Cable Tone desactivada
Emulación de un cable de 1 m. de longitud
Emulación de un cable de 5 m. de longitud
Emulación de un cable de 12 m. de longitud
Emulación de un cable de 30 m. de longitud

Conclusiones

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Los sistemas inalámbricos tradicionales acostumbraban a tener un formato algo insatisfactorio para los usuarios de pedales de guitarra. Tenerlos en el suelo al lado de nuestra pedalera, conectados justo antes del afinador suponía una solución parcial para un dispositivo que, en realidad, estaba más pensado para acomodarse en un rack. Sin embargo, el Relay G70 resuelve estos problemas de formato, teniendo la forma y tamaño idóneos para camuflarse entre nuestros pedales, e incluso sustituyendo algunos de ellos, como los afinadores, boosters, cajas A/B y cajas de inyección directa. El afinador es muy efectivo y ofrece una precisión bastante cercana a la de los afinadores dedicados.

Además, el sistema está especialmente diseñado para que el músico no deba apenas preocuparse de configurar, ya que su programación es sencilla. El resultado de sus prestaciones es una enorme comodidad sobre el escenario, de aquellas que permiten concentrarnos más en la música, y menos en la logística. De todas las virtudes que puede tener un producto, esta es una de las más difíciles de lograr y por ende, menos frecuentes, por lo que la tenemos en especial consideración. La rapidez con la que pueden efectuarse los cambios de guitarra y claridad con la que disponemos de la información en pantalla hace que en ningún momento se den situaciones de pánico (“¿por qué no estoy sonando?” y similares). Al contrario, siempre tuvimos sensación de tenerlo todo controlado, y con la seguridad de contar con una entrada auxiliar de jack siempre activa, que permite resolver cualquier situación confusa si la hubiese.

Siempre es posible realizar mejoras en un producto, por lo que nos preguntamos si tal vez sería buena idea una pantalla ligeramente mayor, o disponer de dos footswitches que permitan ampliar el rango de funciones y facilitar la navegación en caso de tener conectadas muchas petacas. También puede que los requisitos eléctricos se nos antojan algo exigentes (500mA es una intensidad que no todas las fuentes de alimentación pueden proporcionar), aunque sabemos que no siempre las indicaciones del manual son literales y porbablemente funcione con menos. Pero dejando esos pequeños detalles, está claro que toda la experiencia que Line 6 acumuló durante la primera generación de inalámbricos ha sido vertida en este equipo, pensado para aguantar las exigencias de las giras, y equipado con prácticamente cualquier función que un guitarrista pueda necesitar en directo. Un producto que, ciertamente, presenta pocas fisuras de planteamiento.

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