¿Problemas con tus acordes con cejilla? Te damos 5 consejos para mejorarlos
Generalmente, los primeros días aprendiendo a tocar la guitarra suelen ser agradables y alentadores. Poner los dedos sobre el diapasón y tocar acordes sencillos requiere algo de práctica, pero normalmente es un reto que muchos asumimos sin problema. Sin embargo, el primer obstáculo considerado peligroso son las cejillas: una técnica consistente en presionar varias cuerdas al mismo tiempo sobre el diapasón con un único dedo. Esta técnica puede hacer desmoronarse la motivación de un aprendiz, que deberá ser valiente y plantarle cara, practicando lo más frecuentemente posible. Los primeros acordes que uno aprende que contienen la técnica acostumbran a ser el Fa Mayor o el Si menor en sus formas más populares, y suelen sembrar el terror entre algunos recién llegados.
Algunas personas, desanimadas, llegan a abandonar el instrumento en esta etapa, mientras que otras optan por vivir eternamente fingiendo que las cejillas no existen, tratando de tocar sólo canciones que no las contengan. Pero si queremos disfrutar de nuestra guitarra, hacer un pequeño esfuerzo nos puede dar una gran satisfacción, ya que las cejillas están presentes en la mayoría de las canciones. Dicho de otro modo, sin ella, nuestro repertorio será demasiado reducido.
Consejos para mejorar tus cejillas
Pero como hemos comentado, el camino no es sencillo. La técnica de la cejilla no se aprende en un día, y suele sonar bastante mal cuando llevamos poco tiempo. No hay que ser excesivamente autoexigente: hay que tomarlo con calma, paciencia, y dándose uno mismo permiso para fallar, sin compararse constantemente con los demás. Dicho esto, sí existen algunas estrategias que pueden acortar el camino. Hoy os vamos a facilitar 5 consejos que pueden dirigir vuestra atención hacia algunos aspectos importantes.
La fuerza no lo es todo
Ponemos nuestra primera cejilla, y comprobamos con horror como apenas suena ninguna cuerda. Normalmente, asumimos que no hemos apretado con suficiente fuerza, así que insistimos aún más y terminamos con los dedos rojos y doloridos. No es que no haya que apretar con firmeza — ya que así es — pero nuestros dedos tienen diferentes zonas: si te fijas en ellos, verás que hay pliegues entre cada falange, y también notarás que los huesos se ensanchan. Hay partes del dedo especialmente duras, que son las mejores para presionar cuerdas, así que mueve el dedo hasta que coincidan con la cuerda que deseas pulsar. No te preocupes si ello te obliga a hacer asomar el dedo índice por encima del diapasón, no es nada malo.
Además, la cejilla sólo actúa realmente en algunas cuerdas, ya que otras son presionadas por el resto de dedos de la mano. Procura analizar de qué cuerdas se encarga realmente la cejilla, de esta forma podrás resumir mejor en qué cuerdas deben caer las partes más duras de tu dedo. Por ejemplo, en este Si menor, la cejilla sólo es la responsable en la quinta y primera cuerda.
Cuida la posición del pulgar
El pulgar es la pieza clave para la fuerza de la “pinza” que creamos con la mano. Por ello, es buena idea que el pulgar esté en un punto estratégico en el que se reduzca el esfuerzo. A veces, podemos llegar a desviarlo sin querer, poniéndolo torcido, o demasiado alejado de la zona donde tenemos el resto de dedos, y eso puede restarnos fuerza. Lo importante es tener presente que nuestra mano actúa como una tenaza, por lo que alinearlo aproximadamente con el índice (o en un punto intermedio entre el índice y el resto de dedos del acorde) puede ser un buen punto de partida.
Prueba tus cejillas a diferentes alturas
Muchos libros de guitarras o los llamados “cancioneros” proponen el Fa Mayor como uno de los primeros acordes con cejilla que aprendemos. Es un acorde muy útil, pero su cejilla se sitúa en el traste uno. Y da la casualidad que en algunas guitarras -especialmente las de peor calidad o las que están mal ajustadas - el traste uno es infernalmente duro. En el futuro seguro que serás capaz de hacerlo, pero tal vez por el momento debas probar canciones que contengan el Si menor con dejilla en el traste 2, o cualquier otro acorde con cejilla en trastes superiores al 1, ya que con un poco de suerte te parecerá algo más blando. Desde esa posición puedes ganar algo de ventaja para que la mano se acostumbre a la postura, y veas la luz al final del túnel. Más tarde, podrás volver a hacer frente al Fa Mayor y a otros acordes con cejilla en el traste uno. Nota: algunas guitarras son infernales a lo largo de todo el mástil. Lee el consejo número 5 para saber más sobre ello.
Juega a poner y quitar el dedo de la cejilla
Lo que realmente mejora la forma en que tocamos la guitarra es la repetición mecánica de los movimientos, porque ayuda a que nuestra memoria muscular sea más nítida. Por ello, prueba a poner un acorde con cejilla, y levanta el dedo encargado de la cejilla y relájalo un par de segundos. Después vuélvelo a poner, y rasguéalo una vez. Después vuelve a quitar el dedo de la cejilla, para volverlo a poner tras dos o tres segundos de descanso. Es un buen ejercicio para que nuestra mano vaya “comprendiendo” qué es lo que esperamos de ella, y además, no es tan extenuante como poner todo el acorde completo cada vez.
Ajusta el instrumento y/o prueba con otras guitarras
Si tienes algún guitarrista con experiencia a tu alrededor, tal vez puedas preguntarle si tu guitarra es difícil de tocar. Algunas guitarras baratas, o mal ajustadas, pueden añadir mucha dificultad, por lo que si ese guitarrista experto te confirma que no has tenido suerte con la elección del instrumento a lo mejor puedes probar a llevarla a un lutier. Un lutier es un preofesional que puede hacer que tu guitarra se toque algo más fácilmente, dentro de los límites permitidos por el instrumento. Otra opción es invertir en un instrumento mejor y más cómodo, pero no es mala idea que antes intentes sacarle el máximo partido al que ya tienes. Probar con las guitarras de tus amistades o de las tiendas también puede ayudarte a comparar tu guitarra. Aunque tampoco cometas el error de culpar a tu guitarra en exceso, la mayor parte de las veces somos los propios guitarristas los únicos responsables de nuestro avance o estancamiento.