Review de Yamaha Session Cake, mezclador compacto para ensayo, práctica y grabación
Hoy en día, la mayoría de los aparatos y electrodomésticos de nuestro hogar son más pequeños y potentes que nunca: donde antes teníamos una cámara de fotos, una cámara de vídeo, una agenda, un teléfono y una videoconsola, ahora podemos encontrar un dispositivo móvil o tablet que, a menudo, hace todas esas funciones e incluso con mayores ventajas. Por eso, acarrear grandes amplis, baterías y equipos de voces, meterlos en un local y ensayar a grandes volúmenes es una estrategia que, aunque tradicional, comienza a parecer algo anacrónica por su poca comodidad, y no siempre del gusto de las generaciones más modernas.
Seguramente Yamaha se ha percatado de ello y ha presentado un producto para ensayo silencioso muy compacto y en formato individual: el Yamaha Session Cake SC01. Con él es posible ensayar con nuestros amigos que también posean un Session Cake (ya sea en la versión de guitarra/bajo o en la versión para cantantes/teclistas/bateristas con entrada XLR y Estéreo) sin fastidiar a los vecinos, aprovechar los emuladores digitales que tengamos instalados en nuestro móvil o tablet y disponer de controles para manejar el monitoreo. Además, nos permite grabar nuestras interpretaciones con comodidad con la ayuda de un dispositivo externo como un iPhone o iPad.
Construcción
[Índice]El Yamaha Session Cake presenta un aspecto simpático desde el primer momento en que lo sacamos de la caja. Su color rojo, sus controles grandes y su brillo le dan un aspecto de pieza de Lego gigante. A nuestro parecer es un punto a favor, ya que este aparato no deja de ser un mezclador con una cierta cantidad de controles, entradas y salidas que podrían ser algo intimidantes a un músico joven o casual. Esta apuesta estética le quita hierro al asunto, haciendo del Session Cake un accesorio más amable y menos técnico, al tiempo que lo hace más llamativo a la vista. El peso y tamaño son razonables, mientras que la solidez de los controles y conectores es satisfactoria. No es un aspecto a despreciar, ya que Yamaha ha previsto que los usuarios del Session Cake lo saquen a menudo de casa, pudiendo ensayar tanto en interiores como en exteriores, gracias a su funcionamiento a pilas.
Facilidad de manejo
[Índice]La ausencia de pantallas y submenús hace que el manejo del Session Cake sea muy sencillo. Sus fabricantes han optado por una conexión de audio para trabajar con nuestro iPad, o iPhone en lugar de funcionar como interfaz de audio, lo cual lo hace aún más simple, dejando libre la conexión de alimentación del teléfono o tablet. La unidad no presenta posibilidad de alimentación mediante transformador, por lo que su uso está limitado a pilas. No nos parece nada mal, ya que sólo utiliza dos, y lo hace muy ágil y transportable. Sí nos ha quedado la duda de si una batería interna recargable hubiese encarecido mucho el producto, ya que gracias a ella se habría evitado el reemplazo periódico de pilas.
Conectarse a otros Sesion Cake para ensayar con nuestros compañeros no tiene misterio alguno: en el momento en que los interconectamos mediantes sus salidas/entradas de minijack ya podemos escucharles. Lo mismo ocurre con la conexión con teléfonos y tablets, el procedimiento no es más complicado que conectar y sonar. No obstante, estas conexiones se han realizar mediante el cable minijack TRRS especial. El producto incluye uno, pero en función de las conexiones que hagamos con otros Session Cakes podríamos necesitar más. Otro de los aspectos comprometidos con el tema de la interconexión: el manual recomienda no usar jacks de más de 3 metros para este propósito, por lo que los Session Cakes no deberán estar muy separados entre sí (los músicos sí pueden estarlo, ya que el cable entre su instrumento y el Session Cake no tiene restricción alguna).
Sonido
[Índice]Lo ideal en un producto como este es que su sonido sea absolutamente transparente, puesto que el propósito es únicamente el de gestionar las diferentes señales. Hemos hecho una prueba para grabar nuestra guitarra, tanto con el sonido sin procesamiento externo como modificado por una aplicación desde un iPad. En concreto, hemos podido emplear uno bastante antiguo sin problemas (un iPad2), ya que al usar el Session Cake una conexión convencional de audio que se conecta al minijack del iPad (en lugar de una conexión Lightning o similares), nos ahorramos muchas clases de problemas de compatibilidad. La aplicación empleada ha sido un emulador algo rudimentario pero eficaz, el Jamup Pro de la marca Positive Grid.
Sonido seco sin procesamiento externo | |
Sonido con efecto, procesado con Positive Grid Jamup Pro |
En ambos casos, el Session Cake hizo lo que se esperaba de él, entregando una señal limpia, con un ruido de fondo bastante aceptable, considerando que estábamos usando pastillas simples. En la segunda grabación (con el emulador) obtuvimos algo más de ruido de fondo, pero pudimos comprobar que se debía al emulador externo, ya que al sustituir el Session Cake por una popular interfaz para iOS, obtuvimos un resultado similar. Concluimos por lo tanto que el Session Cake no introdujo cambios tonales sustanciales ni un ruido exagerado. La función Mute Direct se reveló util para prescindir totalmente de la señal seca mientras empleábamos nuestro emulador, una prestación que, aunque parezca evidente, no todos los dispositivos cercanos a este ofrecen. No obstante, en un momento dado echamos en falta algo que también los músicos que ensayan podrían necesitar: algún modo de grabar la mezcla conjunta de todos los músicos. Es posible lograrlo sacando la señal de la salida de auriculares, pero significa que, al menos uno de ellos, se sacrifica dejando de oír el monitoreo durante la grabación. Otra opción sería utilizar un splitter externo, pero creemos que una salida de la mezcla global pensada para grabación hubiese estado bien.
Conclusión
[Índice]Recomendamos el uso del Yamaha Session Cake a aquellos guitarristas que ya tengan alguna experiencia con el uso de aplicaciones de emulación con teléfonos o tablets, ya que nos ha resultado el complemento ideal para tocar con ellas. No sólo hace más cómodo su manejo al ofrecer una base sólida y con controles a la que conectar nuestra guitarra y auriculares, sino que también ofrece la posibilidad de grabar con comodidad. En el terreno de ensayar con otros músicos, no cabe duda de que también aportará grandes satisfacciones, dando la oportunidad de ensayar sin molestar a nadie a un conjunto de músicos del sector amateur o semiprofesional.
Eso sí, el producto es menos cómodo conforme el número de músicos se incrementa. Pasados los tres músicos, el entramado de cableado y la practicidad del conjunto comienza a disminuir, y más todavía si uno o más desean cantar a la vez que tocan (ya que necesitarán un Session Cake adicional), aunque nos damos cuenta de que esa no es la misión real del SC01. Por otra parte, a cualquier grupo le hubiese venido bien una salida de la mezcla global para grabar lo que han ensayado, y poderlo estudiar para el día siguiente.
Pero dejando de lado sus limitaciones, lo que se impone es la increíble practicidad y simplicidad de un producto como este: reunirnos con nuestros amigos en cualquier lugar (casas, parques o incluso a la hora del patio, si es que no nos lo requisan los maestros guitarristas) armados únicamente con nuestra guitarra, el Session Cake, auriculares y, opcionalmente, un teléfono. Es posible que incluso los centros educativos, centros de talleres y escuelas de música se puedan beneficiar de él, ya que es sencillo de usar y su precio no es desorbitado (sobre unos 100 euros la versión para guitarra). En definitiva, un gran acierto a favor de hacer música con más comodidad y menos trabas.
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