Se trata de una guitarra electroacústica de cuerpo estrecho. En esto radica su virtud y su vicio.
Dispone de un mástil de dos piezas de caoba, pala típica de Epiphone con clavijero Grover. Afina y mantiene la afinación perfectamente. El cuerpo es de maderas laminadas y con un cutaway florentino. La tapa es de picea laminada, pero desconozco de qué madera (laminada también) son los laterales y la trasera (en dos piezas).
Tiene un sistema piezo de Shadow denominado eSonic II que incluye afinador. Sus controles permiten obtener un sonido relativamente natural para ser un piezo.
La selleta está compensada y permite una buena entonación en todos los trastes.
El mástil es relativamente fino en su perfil y la acción es bastante baja. Ello permite una gran tocabilidad y suavidad al tacto, similar - algo más dura por las cuerdas de 0.12 - a una guitarra eléctrica. En ese sentido es una compra recomendable para quienes no tengan manos de gañán y no quieran currarse unos buenos callos para tocar la acústica.
El sonido desenchufada: bien, es de cuerpo estrecho. Esto supone que le faltan graves. Los agudos altos tampoco son nada especial. Si se va a tocar como acústica, no la recomendaría - ni creo que nadie la comprara para eso -. AHORA BIEN: resulta que para las grabaciones, para usarla como guitarra de acompañamiento en un contexto rock o pop, funciona DE LUJO. Tiene todas esas frecuencias que necesitas sin todas aquellas que molestan y tienden a hacer bola (graves) o que se cuelan en el terreno de otros instrumentos. Para mi se ha convertido en la guitarra que uso cuando tengo que grabar acústicas de acompañamiento.
Sonido enchufado: para grabar no sirve. Suena a piezo que da asco. Para tocar en directo funciona bastante bien, tanto a línea como a un ampli de acústica. No es que sea la panacea, pero funciona adecuadamente.
En resumen: buen sonido acústico para grabar acompañamiento y funcional como guitarra de directo enchufada.
por Toni 
Lo mejor: Estética, sonido y tocabilidad
Lo peor: Sonido (ahora explico la contradicción)
Dispone de un mástil de dos piezas de caoba, pala típica de Epiphone con clavijero Grover. Afina y mantiene la afinación perfectamente. El cuerpo es de maderas laminadas y con un cutaway florentino. La tapa es de picea laminada, pero desconozco de qué madera (laminada también) son los laterales y la trasera (en dos piezas).
Tiene un sistema piezo de Shadow denominado eSonic II que incluye afinador. Sus controles permiten obtener un sonido relativamente natural para ser un piezo.
La selleta está compensada y permite una buena entonación en todos los trastes.
El mástil es relativamente fino en su perfil y la acción es bastante baja. Ello permite una gran tocabilidad y suavidad al tacto, similar - algo más dura por las cuerdas de 0.12 - a una guitarra eléctrica. En ese sentido es una compra recomendable para quienes no tengan manos de gañán y no quieran currarse unos buenos callos para tocar la acústica.
El sonido desenchufada: bien, es de cuerpo estrecho. Esto supone que le faltan graves. Los agudos altos tampoco son nada especial. Si se va a tocar como acústica, no la recomendaría - ni creo que nadie la comprara para eso -. AHORA BIEN: resulta que para las grabaciones, para usarla como guitarra de acompañamiento en un contexto rock o pop, funciona DE LUJO. Tiene todas esas frecuencias que necesitas sin todas aquellas que molestan y tienden a hacer bola (graves) o que se cuelan en el terreno de otros instrumentos. Para mi se ha convertido en la guitarra que uso cuando tengo que grabar acústicas de acompañamiento.
Sonido enchufado: para grabar no sirve. Suena a piezo que da asco. Para tocar en directo funciona bastante bien, tanto a línea como a un ampli de acústica. No es que sea la panacea, pero funciona adecuadamente.
En resumen: buen sonido acústico para grabar acompañamiento y funcional como guitarra de directo enchufada.
Un vidrio que hice cuando la compré (2010):
https://www.youtube.com/watch?v=LOs3N0pZkR0