Artistas

Los compañeros de local de ensayo que todo músico ha sufrido

El local de ensayo es un lugar de trabajo y de convivencia al mismo tiempo. Para muchos es, además, su primera experiencia real de gestionar un equipo de personas, cada una con su misión, con derechos y obligaciones y una gestión económica que, aunque pequeña, se ha de llevar a cabo. Y es ahí donde lo que ya sospechábamos en los trabajos en grupo que nos encargaban en la escuela termina por constatarse, hacer cosas en equipo es terriblemente complicado. Las tensiones, desacuerdos y defectos de cada uno ponen en peligro el no perder de vista nuestra meta última, que suele ser sacar adelante un proyecto musical.

Baterías

Afortunadamente, con los años, las cosas se relativizan y aprendemos a ser un mejor equipo, pudiendo mirar atrás y mirar los problemas con sentido del humor. Y eso es lo que vamos a hacer en este artículo: reírnos un poco con las calamidades que nos han causado (o hemos causado, no pasa nada por reconocerlo) con nuestras dificultades de convivencia. Conozcamos pues los peores compañeros de local de ensayo que, por desgracia, muchos hemos tenido que sufrir.

Vocalistas

El señor del tiempo

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El señor del tiempo puede modificar el continuo del tiempo y el espacio, lo cual permite proezas tales como llegar tarde y negarlo, o estar “casi llegando” y en casa en calzoncillos al mismo tiempo. A día de hoy, aún no se ha disculpado por llegar en lo que el reloj de los mortales son 1 hora más tarde. Lo más que se logra obtener de él es que algo o alguien siempre tiene la culpa de su retraso. Incluso, a veces, seréis vosotros los culpables, por supuestamente no avisarle o no aclararos entre vosotros. El señor del tiempo maneja dimensiones del universo que jamás entenderíamos los humanos convencionales, y eso causa multitud de irreconciliables conflictos. Por supuesto, el pago del local también llega en un momento diferente al esperado. Pero curiosamente, nunca antes.

Señor del tiempo
Tarde, pronto, lejos o cerca son palabras vacías para el señor del tiempo

El hijo del trueno

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Este compañero es bien conocido por su habilidad por despeinar a cualquiera con el increíble volumen que sale de su ampli. Lo hay en todas las modalidades: guitarristas, por supuesto, pero también baterías que descargan toda su furia contra el kit, bajistas que logran que tus órganos internos viajen por el interior de tu caja torácica hasta intercambiar sus puestos habituales o cantantes que llevan el inevitable equipo de voces Behringer a extremos cuyos fabricantes jamás concibieron. El resultado de esta praxis es un tinnitus que te acompaña a tu cama después de los ensayos y un cierto nivel de contagio, haciendo que tus compañeros y tú os vayáis subiendo progresivamente, lo cual realimenta al hijo del trueno que también incrementa el volumen. Sus justificaciones: “es que no me oigo”, o también “es que si no, este ampli no suena como debe, ha de ir así”.

Hijo del trueno
El hijo del trueno suena mucho más fuerte que un relámpago y una flota aérea juntas

El gorrón

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A pesar de que el título se explica por sí solo, vamos a definirlo: es uno de los clásicos atemporales de los locales de ensayo, y consiste en un compañero que se "autopresta" cualquier pieza de equipo que haya por el local. Algunos son más de pequeños accesorios, como jacks, púas, soportes, o micros, artículos que, a su parecer tienen un cierto carácter comunitario (eso sí, ellos nunca son quienes los aportan). Pero hay otros que ponen la línea mucho más lejos, utilizando tu ampli, sin más. Más que creer que no le darás importancia, piensan que no te darás cuenta. Pero luego suelen ser lo bastante torpes como para dejárselo encendido, o no volverlo a cubrir con la lona con la que tú sí sueles cubrirlo. A la segunda o tercera vez le llamas la atención, y algunos te piden disculpas. Otros niegan haber sido ellos, incluso cuando es más que evidente que sí. Y sí, aunque no pretendíamos aterrorizaros hasta llegar al trauma, también los hay que cogen tu guitarra. Lo lamentamos.

Ajustes ampli
¿Tu EQ ha cambiado por arte de magia? Has sido víctima del gorrón.

El sargento de hierro

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El sufrimiento espera a aquellos que incumplen las normas dictadas por el sargento de hierro. Hay un tablón de turnos de limpieza, fechas de pago del local bien claras, cada instrumento, cable, púa y micro tiene su sitio, y si hay que gritar, se grita. Cada uno tiene sus canales asignados en el equipo de voces, y cada vez que el otro grupo con el que compartís el local ha pasado por allí antes que él, se masca la tragedia. ¿Vinisteis de bolo a las tantas y los bultos están de cualquier manera en el local para poder ir a dormir cuanto antes? Craso error. Corre al local a dejarlo todo en su sitio si no quieres recibir una de sus llamadas telefónicas, de esas que cuando ves su nombre en pantalla se te ponen los ojos en blanco pensando “¿Qué he hecho esta vez?”. A veces incluso pueden poner sanciones económicas (no es broma), y suelen causar auténticas peleas que acaban en rupturas más de una vez. Pero lo cierto es que a veces lleva razón aunque no queráis admitirlo, y puede llegar a ser insufrible, pero logra que el local tenga un aspecto agradable al entrar, y posiblemente que el material dure más y mejor.

Sargento de hierro

El paladín del caos

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Es el opuesto absoluto al sargento de hierro, no conoce el orden y piensa que todos aquellos que le sugieren que tal vez dejar 13 latas de cerveza vacías diseminadas por el local para que se las encuentre el siguiente no es un detalle del todo amable, son unos amargados. Su especialidad, aparte de las latas de birra, son los cigarros, los paquetes de tabaco, las botellas de agua medio vacías (caso personal real: en una ocasión recogí 22 botellas de la misma persona en un plazo de una semana y media, muchas con colillas nadando dentro) bolsas de patatas y sobres de cuerdas, cables y otros packagings. El paladín del caos suele ser también un “señor del tiempo” y un "moroso": talento múltiple el suyo.

Paladín del caos
El paladín del caos: deberás deternerle antes de que tu local de ensayo luzca así

El compañero fantasma

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Se sabe que está, pero no cuándo fue la última vez que se pasó. Nadie le ha visto en muchos meses, y su ampli (habitualmente un combo a transistores viejuno o un ampli de bajo de esos con acabado “peludo” que acumula mugre) lleva eones ahí, ocupando sitio. A veces es un ex compañero que dejó la banda, otras veces sigue en la banda pero “va muy liado”. También pueden ser músicos individuales, que vienen a veces "a practicar solos", aunque no se sabe cuándo, ni cómo, ni para qué. Y los hay de dos tipos: de los que no pagan el local, y de los que lo pagan religiosamente, aunque esto último nadie lo entiende, porque no van jamás.

Compañero fantasma
Muchos afirman su existencia, pero pocos lo han visto

El moroso

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“Tío, es que no llevo pasta, ¿te importa que te lo dé el próximo día?”. Y al principio, no te importará, pero acabará importándote. Porque supondrá que seréis los demás los que avanzaréis el dinero. Los hay que tienen un delay fijo de pago: nunca están pagando el mes que corresponde, sino el anterior (o incluso el anterior). Pero los peores son los acumuladores, que acumulan la deuda de varios meses sin remordimiento. Además, suelen tener la fea costumbre de fraccionar los pagos de manera confusa: “mira, sólo llevo para pagarte dos meses y luego tengo 26,73 euros y ya me lo restas de los otros tres que debo”. Por no hablar de su peculiar concepto de los “descuentos” cuando ya te empiezas a poner tenso: “¿Te acuerdas aquél día que traje latas y patatas y comimos todos? Hombre, pues ya que me reclamas esto, descuéntamelo de lo que debo...si nos vamos a poner así...”. O sea, que al final él es el ofendido.

Dinero y tiempo

El ángel salvador

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Si existe el moroso, existe el que presta. Si existe el paladín del caos, existe el que devuelve ese caos al orden. Y es que a veces hay un compañero que, para evitar el conflicto y que las cosas se desmoronen, acepta la carga de avanzar el dinero del local, limpiarlo él o dar la cara con el dueño cuando hay problemas - y perpetuando y reforzando, sin ser muy consciente, dichos comportamientos -. Ese compañero es el ángel salvador, normalmente querido por los que entienden el sacrificio que hace, pero no tanto por los que causan los líos, que habitualmente lo utilizan y le agradecen poco su labor. Muchos ángeles salvadores llevan esta carga de forma sincera, pero también existen versiones perversas de este buenazo, que gustan de ir de mártires, quejándose de lo problemáticos que son todos menos él. En realidad no querrían cambiar su situación, ya que les permite dar rienda suelta a su pasividad-agresividad y culparles de las metas no logradas o de los fracasos.

El salvador
Muchos golpes son encajados por el ángel salvador

El residente

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Es el compañero definitivo, la quintaesencia de la pertenencia a la comunidad de un local de ensayo. Alguna vez habéis entrado al local y estaba durmiendo dentro sobre una manta. O incluso apareándose. Y es que, para el residente, el local es una extensión de su hogar, y de la misma categoría. De hecho, no es raro que durante determinados períodos de su vida, llegue a ser su único hogar disponible. Por razones no muy claras, acostumbra a tener más bien hábitos nocturnos y da la sensación de vivir a contracorriente. Las desventajas es que el dormir y comer allí acaba haciendo que el local no tenga el aroma ideal, las ventajas es que nunca llega tarde: él siempre está ahí.

Paladín del caos
Al residente nunca se le ha pasado por la cabeza que su estilo de vida sea especial
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