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Discos históricos: Surfing with the Alien de Joe Satriani, el álbum que lo cambió todo (II)

Continuamos con este repaso a uno de los discos con mayor influencia dentro de la guitarra y sobre todo a la corriente denominada como rock instrumental. Aquí tenéis el enlace a la primera parte.

Terminaba la frenética "Ice 9", y entraba "Crushing Day" con un solitario y extraño riff en Do que jugaba maliciosamente con la quinta justa y la quinta disminuida, -o bemol 5, o tritono o el llamado “diabulus in musica”, como prefiráis-, con un sonido crunch de otro planeta y que terminaba en un riff cromático para dar la entrada a toda la banda con una melodía aún mas enigmática, misteriosa y cargada de suspense. Además Satch movía los dedos con un vibrato extraordinario dotando a la guitarra de una vocalización fuera de serie. Pero al llegar al solo... Satch se desata de una forma impresionante en un solo técnicamente perfecto y con una fluidez que ni él mismo se atrevió a repetir de nuevo en directo durante los años posteriores, por no mancillar uno de los mejores solos de la historia del rock, con los clásicos elementos de “pregunta-respuesta” y resoluciones perfectas. Años más tarde revelaría que no solamente es uno de los solos que más le ha costado replicar, si no que cuando lo grabó lo hizo sentado, para reparar después que le era enormemente difícil repetir de pie con su guitarra las mismas figuras melódicas. En las últimas giras del maestro, Satch en un gran gesto de humildad lo comenta con el público justo antes que le traigan una silla para tocar el tema, para regocijo de los presentes: genio y figura.

Pensemos que en el momento que apareció Surfing with the Alien, la figura de Satch era casi la de un perfecto desconocido. Su éxito revelaría posteriormente a una de las figuras más importantes de su vida hasta la hora presente: hablamos de Rubina, su mujer. En casi todos los discos de Satriani aparece una canción demostrando su amor incondicional, “Rubina” en el disco Not of this Earth, “Rubina´s blue sky hapiness”, del disco “The Extremist”, y con un título como “Always with you, always with me”, -“Siempre contigo, siempre conmigo” en la traducción al castellano- Satriani declaraba sin lugar a dudas amor eterno a su esposa.

De nuevo se creaba la magia: tras una intro con un simple shaker, una sucesión de arpegios rarísimos pero a la vez preciosos en staccato -o palm muting como gustéis- daban pie a una de las más maravillosas melodías jamás escuchadas en la guitarra. Satch utiliza a mitad del tema un recurso de genio, cambia la misma progresión de acordes mayores y los pasa a menores, creando un momento de tristeza que golpea en el oyente de una forma empática que parecía sacada del manual de bolsillo de los compositores de cine, para volver de nuevo a tonalidad mayor y resolver en un épico tapping que pasará a la historia y me atrevería a decir que, posiblemente en las tiendas de instrumentos musicales de la época pasó directamente al top five de los clásicos populares en el momento de la cata de guitarras, desbancando a Starway to Heaven o Smoke on the Water.

En este punto del disco ya no hacía falta más, sabíamos que estábamos ante un disco fuera de serie. Entraba momentos después Satch Boogie, curiosamente uno de los temas que más reprodujeron las radios de la época y que no podía faltar en ningún set list de Satriani y que se convirtió en su sello de identidad -de hecho si no recuerdo mal, creo que fue la única pieza suya que tocó en los conciertos de Deep Purple cuando se unió a ellos para terminar la gira, con una imponente “chrome boy” que cegaba a todos los presentes, si tocó más no me acuerdo, han pasado los años, pero esta se me quedó grabada en la memoria-.

Satch Boogie era una mezcla de sabores a Billy Gibbons, Jeff Beck, (imagino que inspirado en el Jeff´s Boogie) o el Steve Vai de la época de Crossroads, en un ritmo frenético, con una parte de tapping mezclado con flanger justo en medio del tema que además es usado como el mejor ejemplo del pitch axis system y de como Satch va superponiendo diferentes tonalidades alrededor de una nota, pero vamos para el que no está interesado en teoría, suena lo más parecido a montarse a una montaña rusa, mareo incluido. Como curiosidad deciros que este tema fue nombrado así por el productor, que fue nombrando las cintas con las tomas como Satch Boogie #1, Satch Boogie #2, así que un título menos del que se tenía que preocupar el Tío Satch.

Particularmente el siguiente tema Hill of the Skull, es uno de mis favoritos no sólo del disco si no de toda la discografía de Satriani, debido a mi predilección por las bandas sonoras. Tiene esta canción un sentido de la épica y el drama de proporciones bíblicas, pues con ese nombre se conocía popularmente a Golgotha, el lugar donde dicen los creyentes que Jesús fue crucificado -quizá ahora el tema cobre un nuevo sentido para algunos después de conocer el dato-. Además este tema debido al tempo produce una sensación algo más relajada que nos prepara a otra de las maravillas del disco: "Circles".

Tras un sonido extraño de teclado "Circles" comienza con una guitarra limpia apoyada por un ritmo de bombo-caja y charles muy suave que apoya perfectamente la parte en la que Satch mezcla diferentes intervalos creando una preciosa forma de chord-melody y tras una pausa y un redoble de batería, la banda dobla de forma perfecta el tempo y en un giro que sorprende al oyente Satch crea un solo con wah wah dándolo todo: feeling a raudales, tapping, rakes, sweep picking, palancazos, legatos inhumanos, etc. Su guitarra vuelve a ser una extensión de su cuerpo y parece que literalmente habla. Parecía la perfecta reencarnación de otra fuerza de la naturaleza, el señor Hendrix. Después de la tormenta vuelve la calma y Satch inteligentemente vuelve al tema tal como había empezado, terminando con un precioso sonido de percusión con tintes orientales, quizá anunciando el siguiente tema con el sugerente título de "Lords of Karma".

En "Lords of Karma" Satch entra arpegiando con un sitar eléctrico, y quizá es el tema del disco que más cerca está a su anterior trabajo "Not of this Earth", por la mezcla de estilos que desprende, las melodías sencillas totalmente cantables y otro ejemplo claro del pitch axis system, mezclando de forma magistral diferentes modos alrededor de una nota común, A lidio, A mixolidio, A menor, gracias al uso magistral que hace de los acordes y sus tensiones. Continua sorprendiendo como no, con sus solos en los que parece que no va haber mañana y no quiere dejarse nada para la vuelta.

En "Midnight" utiliza un recurso al que recurrirá a lo largo de los años venideros: el tapping a cuatro dedos, creando de nuevo una preciosa mezcla de ritmo y de melodía a la vez. De nuevo para Satch lo más importante no es la técnica si no como hacer música cautivadora con ella. Una pieza de inspiración barroca y aires aflamencados con palmas incluídas.

Finalmente el disco termina con "Echo", que en este caso Joe Satriani echa mano de un tempo a 5/4 y para la guitarra rítmica Joe utiliza dos guitarras en afinación normal además de una tercera con afinación alternativa, en concreto la llamada afinación "Nashville" que consiste en remplazar las cuerdas Mi, La, Re y Sol, con un calibre mas delgado para poder afinar la guitarra una octava por encima, jugando con preciosos armónicos. Como ya viene siendo habitual en el disco, Satriani hace uso de preciosas melodías que combinan perfectamente con los colchones armónicos que va creando, y solos en los que de nuevo la técnica está al servicio completo de la canción y nunca al revés. Terminado el disco solo nos queda una solución, ponerlo una y otra vez.

Quizá una de las partes que más controversia ha suscitado es el de la elección de la portada del disco. El mismo Satch sugiere a pesar de que conocía vagamente al personaje del Surfista Plateado, no se inspiró en él ni para la composición del disco ni para la portada. Esa elección corrió por parte del product manager de la discográfica que al escuchar el título del álbum pensó inmediatamente en el personaje de Marvel, ya que en su etapa de disc jockey es como lo llamaban debido a su melena rubio platino -Satch devolvería el favor en su siguiente álbum escribiendo una especie de segunda parte, esta vez si con la lección aprendida acerca del personaje y con el título de "Back to Shalla Bal" como homenaje a la novia del Silver Surfer-. Otros sugieren que la portada fue expresamente creada por John Byrne para el disco aunque el mismo Byrne en su web advierte que la portada fue usada sin su permiso y que no vio nunca un dólar por ello, de hecho pertenece a una doble portada de un cómic de 1982 -tenéis la información aquí-.

Conclusión y efecto mediático.

El disco empieza a correr como la pólvora y a pasar de mano en mano y de boca en boca. Para los guitarristas se abre una puerta que a pesar que muchos habían querido cruzar con anterioridad, no dejaba de ser un sueño -recordemos que no es que fuera el primer disco de guitarra instrumental, pero la mayor parte de las discográficas no permitían bajo ningún concepto un disco en el que al menos no hubieran un par de temas con voz, aunque te llamases Vandenberg o John Norum-. Satch desafiaba a la industria discográfica y demostraba que era posible hacer un disco de rock puramente instrumental y vender millones de discos, aunque claro estaba como se ha citado anteriormente, Joe arriesgó prácticamente todo lo que tenía, y se la jugó sin hacer caso de nadie más que de sus propios anhelos y sus instintos. De pronto miles de instrumentistas ven la oportunidad de exponer su trabajo y la ilusión de poder vivir de su amor por el instrumento, aunque la cosa no es tan fácil como parece, y de Satriani sólo hay uno. Surgen incluso discográficas especializadas en la música instrumental de guitarra con tal obtener un trozo del pastel.

Pero la cosa no queda ahí, Satriani era el mesías que estaban buscando durante años las revistas especializadas en guitarra, una especie de Rey Midas que todo lo que tocaba -aprovechando el juego de palabras- se convertía en oro. Pensemos que una gran parte del éxito de la venta de estas revistas era la parte docente, en la que otros grandes músicos tenían columnas didácticas tanto de teoría como de práctica y Joe representaba el claro ejemplo de que todos esos conceptos didácticos podían aplicarse para hacer música, para vender discos, para ser una estrella del rock y un dios de la guitarra. Lo mismo ocurrió con las transcripciones de discos completos que se debieron vender por miles.

De pronto como si de un film de Frank Capra se tratara, las revistas se preguntaban: ¿quién es Joe Satriani?, ¿a qué se dedicaba anteriormente?. Satriani ocupaba todas las portadas, querían saberlo todo y el público también. De repente aparecían alumnos famosos a los que Joe había dado clase: se hablaba de Steve Vai, de Kirk Hammett (Metallica), Larry Lalonde (Primus), David Bryson (Counting Crows). La figura de profesor de guitarra cobraba de nuevo una especial importancia y sobre todo dentro del contexto del rock. Miles de estudiantes se ponían a estudiar de forma seria y metódica, querían aprender los legatos, escalas de tres notas por cuerda abarcando siete trastes -figura que casi que se convirtió en un estándar descartando las clásicas figuras de cuatro y cinco trastes, que eran para niños según algunos-, dive bombs, armónicos, etc. Era el cuento de hadas de tantos hecho realidad: el profesor que un día dejaba sus días de hambruna y miseria y se convertía en una estrella. Eso si, en el caso de Joe a golpe de infatigable trabajo, una ilusión inquebrantable y muchas dosis de talento. Como se ha dicho en incontables ocasiones, este disco abría una puerta que pocos se habían atrevido a cruzar, y el mundo de la guitarra nunca volvió a ser el mismo.

Para más información acerca de la carrera de Satch podéis continuar con el gran artículo que realizó nuestro compañero Belial Báez, aquí.

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