Más madera: reflexiones del luthier Frasco Rivero (Despelothier) sobre la guitarra y sus materiales

La elección de maderas tradicionales en la construcción de guitarras eléctricas de cuerpo sólido puede justificarse acústicamente desde varios puntos de vista. Aunque las guitarras eléctricas no dependen tanto de la resonancia propia de sus componentes como las guitarras acústicas, creemos intuir que las propiedades tonales de las maderas aún pueden influir en el sonido general y la calidad de la guitarra eléctrica. Por ello hay algunas razones que podrían justificar el uso de maderas tradicionales frente a la experimentación con maderas exóticas a las que nos empuja el mercado.

Las maderas tradicionales como la caoba, el aliso, el fresno o el arce, han sido utilizadas de antiguo en la fabricación de guitarras eléctricas debido a sus propiedades mecánicas. Estas maderas son capaces de transmitir vibraciones de las cuerdas de manera efectiva y eficiente, lo que contribuye a la calidad tonal del instrumento. Para los negacionistas de la madera podemos entenderlo de manera un tanto simplista como que su uso, si no aportase nada, al menos no produce merma alguna en el desempeño del instrumento.

Cada tipo de madera tiene sus propias características tímbricas únicas. Por ejemplo, el arce tiende a proporcionar agudos brillantes, mientras que el aliso puede contribuir a tonos más cálidos y equilibrados. Al elegir maderas tradicionales se busca aprovechar estas cualidades tonales, empíricamente intuídas, para lograr un sonido deseado (apuntaremos algunas reservas sobre este particular al final de este artículo).

Muchos de los modelos clásicos han utilizado estas maderas con éxito, y los músicos a menudo buscan replicar esas experiencias sonoras al elegir materiales tradicionales. Es la belleza formal un concepto cultural, y por tanto susceptible de ser aprendido. Nos gustará lo que aceptamos como bello sin que objetivamente haya nada que lo determine como tal, pero lo aprendimos asi. Con el sonido ocurre lo mismo, tenderemos a apreciar cualidades tímbricas que ya conocemos y a rechazar lo que nos es desconocido.

Estas características son esenciales para la construcción de instrumentos de alta calidad que pueden resistir condiciones cambiantes de humedad y temperatura. Otro aspecto a favor de utilizar maderas tradicionales, íntimamente relacionado con el punto anterior, es que sabemos como se comportan estas maderas a lo largo del tiempo. No existe laboratorio capaz de determinar qué comportamiento estructural tendrá un mástil de madera de mangle rojo dentro de cien años, sin embargo la experiencia nos provee de datos sobre como soporta la tensión con el paso de cientos de años el mástil de arce de un violonchelo Stradivarius.

Las maderas comunes a menudo se eligen debido a su facilidad de trabajo y su compatibilidad con las técnicas de construcción tradicionales. La versatilidad, la fácil mecanización en procesos industriales, la facilidad de manejo y almacenamiento, su afinidad con aparejos y barnices, la ausencia de fendas y mermas o su resistencia al astillado. Esto puede hacer mas rentable el proceso de fabricación y permitir a los luthiers obtener resultados consistentes, reproducibles y de alta calidad sin comprometer el esfuerzo.

En última instancia, la elección de las maderas en la construcción de guitarras eléctricas también está influenciada por las preferencias personales de los músicos y los luthiers, así como por las tendencias de la industria. La combinación de estas justificaciones acústicas y consideraciones prácticas puede respaldar la elección de maderas tradicionales en la fabricación de guitarras eléctricas de cuerpo sólido.

No obstante, sean mas o menos ciertas las consideraciones vertidas ¿por qué limitar la experiencia a lo ya conocido? ¿acaso perjudica al luthier, al músico o a la industria musical que existan guitarras con el cuerpo de wengué, álamo o encina plateada? Quizás descubramos en el futuro las propiedades físicas concretas en las que se basa la variación tonal de unos instrumentos a otros, de modo que podamos replicarlas a nuestro antojo. Construiríamos así guitarras con “sonido a la carta” empleando resinas compuestas y nuevos materiales que nos transmitan todos los sutiles encantos que hoy creemos detectar al tocar una guitarra hecha de una caoba bien estacionada.

Por mi parte, yo amo este instrumento con todas sus limitaciones, con todos sus defectos, con todas sus incógnitas y todos sus interrogantes. Considero la imperfección como parte esencial de un objeto que los lleva arrastrando desde su nacimiento. Las ligeras desafinaciones forman parte de su ADN desde el punto y hora en que el entrastado no es mas que una solución de compromiso, su falta de volumen que le impidió competir como instrumento sinfónico, la inconsistencia tonal que obliga a ejecutante a trabajar de distinta manera en tesituras graves que agudas, etc. Pese a ello no soy refractario a la evolución. La guitarra clásica que conocemos, en cuanto a sonido se refiere, nada tiene que ver con aquella decimonónica de cuerdas de tripa que hoy nos resultaría mediosa, sorda de agudos, inconsistente en graves y falta de volumen; del mismo modo que para un nacionalista romántico, la guitarra renacentista, si bien no le sería del todo ajena, tampoco le parecería equiparable a la de su tiempo.

Nos empeñamos en encontrar el canon en el ejercicio absurdo de definir un concepto, el de guitarra, a todas luces paramétrico. Este hecho nos dificulta trazar la línea de lo común y nos enzarzamos en manidas discusiones sin ser conscientes de que quizás deberíamos centrarnos en asumir las diferencias. ¡Venga, pues, más madera!

“...amo este instrumento con todas sus limitaciones, con todos sus defectos, con todas sus incógnitas y todos sus interrogantes”

La afirmación sobre las características tímbricas de diferentes tipos de madera en guitarras es comúnmente aceptada en la comunidad de fabricantes de guitarras y músicos, pero es importante señalar que puede haber cierta variabilidad en las percepciones sonoras debido a factores subjetivos y no hay que obviar la influencia de otros componentes de la guitarra, como pastillas y hardware. Dicho esto, la investigación científica específica sobre este tema puede ser limitada, ya que la percepción del sonido es subjetiva y puede variar de persona a persona.

Recordando a M.A. Peña cuando habla de la personalidad sonora de un instrumento: “si una vez en manos del músico cada instrumento responde y evoluciona de manera distinta”, si su sonido depende del músico que lo toca, si se ve influenciado por la sala y a la postre por la percepción única y subjetiva del oyente ¿qué parámetros de medida podremos considerar suficientes para determinar qué vale y qué no? En cualquier caso, pese a que algunos autores ponen en cuestión la utilidad de los estudios científicos en este área, la ausencia de ellos tampoco viene a esclarecer nada. Nadie puede asegurar que el siguiente ensayo, bien planteado, no pueda arrojar resultados indubitados donde los anteriores fracasaron.

La relación entre la elección de la madera y las características tonales de la guitarra eléctrica se basa en la resonancia y las propiedades acústicas de la madera. Estas afirmaciones han sido transmitidas a lo largo de décadas en la construcción de instrumentos y han sido validadas a través de la experiencia práctica de luthiers y músicos. Sin embargo, la falta de estudios científicos específicos sobre este tema puede ser un área de consideración que nos divide entre místicos y pragmáticos, entre los que está dispuestos a creer en la influencia del aliento de las hadas aladas en la envolvente tonal de una guitarra y aquellos otros que profesan el culto a la pastilla como único dios verdadero.

Algunos estudios académicos se centran en la acústica de las guitarras en general, pero pocos se han dedicado específicamente a la influencia de tipos de madera individuales en guitarras eléctricas sólidas. Las propiedades de resonancia de las maderas y su influencia en el sonido son áreas que han sido más estudiadas en instrumentos acústicos.

Para obtener información más precisa y basada en estudios científicos me harto de explorar la literatura académica sobre acústica musical y dendrología. Algunos investigadores y autores que han abordado temas relacionados con la acústica de los instrumentos incluyen a Joseph Curtin, John C. Schelleng, R. M. Motola y otros expertos en luthería y/o acústica musical. Sin embargo, debo tener en cuenta que la aplicación específica de sus hallazgos a las guitarras eléctricas de cuerpo sólido no está detallada en la documentación disponible.

En organología seguimos huérfanos de ciencia, de ensayos que vayan mas allá de comparar un instrumento con otro, pues no abundan experimentos donde las muestras sean lo suficientemente numerosas como para que los resultados (si es que se obtienen) tengan algún valor estadístico, para que las observaciones se puedan extrapolar en tendencias. Leemos y leemos pero no pasamos de ampliar la necesidad de seguir investigando.

En resumen, la relación entre las características tonales de las maderas y la construcción de guitarras eléctricas de cuerpo sólido es una combinación de tradición, experiencia práctica y conocimientos empíricos de acústica musical, pero la falta de estudios científicos específicos sobre guitarras eléctricas puede limitar tomar como cierta una evidencia basada en la investigación en este campo. Al final, siendo honestos ¿cómo puede nadie afirmar una cosa o la contraria? Me dan envidia, y en cierto modo algo de miedo, aquellos que pueden teorizar y que aseguran con rotundidad conocer el origen, la causa y efecto de cada cosa; cuando realmente el estudio y la experiencia me conducen a más dudas que certezas.

Bibliografia relacionada de los autores citados:

• “Examining the Role of Materials in Musical Instruments" Curtin, J. “Acoustical Effects of Violin Varnish” Schelleng, J.C.
• “Neck Joint Type and Sustain” Mottola, R.M
• “Conceptos acústicos desde la perspectiva del violero” Peña, M.A.