Teoría y técnica

La motivación, ¿amiga o enemiga? Cómo evitar perderla

Un aspecto de la pedagogía musical que se tiene muy poco en cuenta es la influencia de la psicología y su uso adecuado en los músicos, tanto expertos, como en un proceso de aprendizaje en una fase temprana.

Dados mis estudios de psicología, siempre procuro tener muy en cuenta este aspecto. Como músicos, debemos cuidar los pequeños detalles, puesto que estos marcan la diferencia. Eso es válido tanto como el plano físico -fisiología del movimiento y otros aspectos que trataremos en posteriores artículos- como en el psicológico

Lo cierto es que, como en otros aspectos de la vida, nuestra mente puede ser nuestra mejor aliada, pero también el gran enemigo que nos impida salir adelante como músicos.

Por poner un ejemplo conocido por todos en el ámbito deportivo en España, una gran muestra de fortaleza mental sería Rafael Nadal, que siempre ha sabido motivarse adecuadamente, además de permanecer concentrado -tarea que tiene mucho que ver con la propia motivación-.

En este artículo hablaremos de varios planos a tener en cuenta y ciertos enemigos y "malos espíritus" que tendremos que combatir. La mayoría os resultaran tremendamente familiares.

Muchos de los consejos o guías que pretendo daros son obvias cuando se explicitan, pero no resultan tan obvias en nuestras rutinas de práctica.

Igualmente, hablaremos de dos fases claves de posible pérdida de motivación; en el inicio del aprendizaje y en el aprendizaje avanzado.


¿Qué es la motivación?

La motivación es la fuerza motriz que nos empuja a movernos. Existen dos tipos de motivación, extrínseca e intrínseca.


La motivación extrínseca es aquella en la que algo externo nos motiva. Por ejemplo, podemos tocar la guitarra porque nos gusta una chica/o a quien le gustan los guitarristas -típico en los comienzos de muchos guitarristas jóvenes-, o porque creemos que a los demás les mola. También podemos hacerlo si tenemos un amigo que gana mucho dinero -el dinero sería el motivante- o si queremos fama y gloria.

Este tipo de motivación tiene ventajas e inconvenientes. La ventaja es su arrolladora fuerza inicial, que nos empuja a trabajar más y más para lograr nuestros objetivos.

El incoveniente es que, por desgracia, en la mayor parte de los casos los objetivos son casi imposibles de cumplir o, en el caso de cumplirse, la motivación parece dejar de tener sentido.

Por lo tanto, algo a tener en cuenta es que la motivación extrínseca nunca debe ser el motor principal por el cual toquemos.

No es negativo empezar a tocar por una chica, o buscando ser "cool", pero si ese es tu único motivante, nunca serás un buen músico. He conocido decenas de casos, jóvenes que empezaban con una fuerza imparable, mejorando muchísimo en poco tiempo, y de pronto dejaban de tocar o se estancaban. Su motivación solo era extrínseca, y se había esfumado.

La motivación intrínseca tiene mucho que ver con la autorrealización, el desear convertirnos en algo mejor. Viene del interior y no necesita otros motivantes, aunque sin metas a corto plazo también suele decaer -estudiaremos en breve esas metas-.

En este caso, el guitarrista empieza por un motivo intrínseco o extrínseco, pero pronto deja de pensar en tocar por algo tan banal como una chica/o, o la fama se convierte en una búsqueda secundaria.

Es el momento en que quiere tocar para ser mejor que él mismo, para ver cómo su habilidad evoluciona. Esa es la motivación que más funciona a largo plazo y, no nos engañemos, aprender música es una carrera de larga distancia...

Sin embargo, la motivación intrínseca tiene otro problema derivado, y es que necesita metas...

Las metas

Las metas son pequeños objetivos que han de ser alcanzados en un plazo de tiempo determinado. Para ello, hemos de diseñar un plan que nos lleve en el menor tiempo posible a la consecución del objetivo.

Está ampliamente demostrado que las metas a largo plazo no funcionan bien, ya que la lejanía del objetivo -en este caso, tocar bien-, hace que las ganas de alcanzarlo se diluyan y el esfuerzo parezca excesivo en relación a la posibilidad de conseguir la recompensa. Aunque no lo creamos, nuestro cerebro calcula inconscientemente esas cuestiones de un modo frío y lógico, y eso determina nuestras ganas de continuar.

Por eso, hemos de diseñar planes a corto plazo. El ejemplo, en una carrera, sería aprobar un exámen -meta a corto plazo- frente al objetivo final, que es aprobar la carrera -meta a largo plazo-. De esta forma, hacemos planes estructurados y diseñados para ir aprendiendo las asignaturas que se ponen en nuestro camino. Sería una locura tratar de estudiar todas las asignaturas de una carrera al mismo tiempo...

En la música pasa algo similar. Los objetivos han de ser a corto plazo y debe ser factible alcanzarlos. De nada nos sirve marcarnos un objetivo como aprender a tocar tapping a 8 dedos, si aún no sabemos hacer ligados o tapping a 2 dedos...

Igualmente, un aprendiz de música que pretende marcarse el objetivo de tocar un tema de Dream Theater en su primer año puede desmotivarse con facilidad, ya que se dará cuenta de la enorme distancia que le separa de su objetivo...

Además, organizar un plan diseñado para lograr una meta a corto plazo y específica es mucho más fácil que hacer un plan para lograr ser un guitarrista buenísimo. No es lo mismo marcarse como objetivo hacer un sweep picking limpio en un arpegio de E menor, que pretender tocar el tema Serrana de Jason Becker...

Algo similar ocurre con escalas y acordes. No tiene sentido plantearse estudiar modos si aún no sabemos qué características hacen de la escala mayor lo que es, ni sabemos aplicar nuestros conocimientos a esa escala sobre el mástil...

Metas en un plazo corto de tiempo serían, por ejemplo, aprender a hacer alternate picking a una velocidad moderada, pero sonando claro y limpio, hacer una hoja de licks, aprenderse un tema asequible para nuestro nivel, o aprender a hacer ejercicios básicos de tapping.

En un guitarrista avanzado, eso puede cambiar. Por ejemplo, una meta sería tocar una progresión II-V-I con intercambios modales, siguiendo los acordes de la progresión mientras tocamos, y conjugándo acordes con diferentes extensiones. Lo que no sería de recibo es tratar de aplicar eso sobre cualquier progresión, siempre es mejor que la meta sea más específica, porque luego resultará más fácil aplicar un plan o un diseño de estudio sobre una situación similar.

En cambio, un guitarrista en fase temprana de aprendizaje no debería tratar de aprender un tema de Malmsteen, hacer sweep picking con todos los arpegios -ya que, además de ser difícil, no aprendería su correcto manejo-, o afrontar el tapping a 8 dedos.

La conclusión es obvia; tanto un alumno, como un profesor, deben saber motivarse y motivar con metas asequibles y un plan estructurado que ayude a conseguir esas metas. Así, el alumno se verá recompensado por su esfuerzo, y además verá como, paso a paso, alcanza la meta final, que es ser un buen músico.

Mejorar puntos específicos del toque, la improvisación, la técnica... que nos ayuden a improvisar o tocar temas que nos gusten es clave. Y a la vez, escoger temas que sabemos podemos tocar con un esfuerzo moderado.

Un autodidacta ha de diseñarse ese plan para su propio aprendizaje, mientras que un profesor ha de disponer de un método -estructura de planificaciones escalonadas para alcanzar diversas metas- y muchas variantes para poder enfocar el aprendizaje en los diferentes alumnos.

Metacognición, tu gran aliada

Esta palabra tan rara es clave para una correcta motivación y para conocernos a nosotros mismos. La metacognición es el conocimiento de nuestros propios estados mentales, osea, de nuestras emociones, y nuestros pensamientos.

Como músico, es importantísimo saber qué pasa por nuestra cabeza cuando nos desmotivamos. Por ejemplo, si un ejercicio o lección nos frustra, hay que analizar el por qué. Puede ser porque resulte demasiado difícil para nuestro nivel, porque nos impacientamos demasiado, o simplemente, porque estamos en un mal momento.

En el primer caso, la dificultad excesiva, lo mejor es apuntar a una meta más asequible. Si estamos estudiando visualización sobre el mástil y, al intentar aplicarlo sobre un lick complejo que podemos tocar, somos incapaces de lograrlo, debemos buscar un fraseo o un solo que sea más fácil de visualizar.

Si estamos con un profesor y lo que nos enseña nos supera, debemos decírselo. No en un primer momento, porque su método puede buscar un momento difícil que luego será comprendido al mezclar otros conocimientos, pero nunca nos quedemos callados si no nos motiva lo suficiente. Tal vez nos comprenda mejor de lo que esperamos...

Cuando el problema es la impaciencia, y la consecución de pequeñas metas no nos motiva, estamos ante un momento en el que debemos reflexionar. ¿Me gusta tocar la guitarra? ¿Estoy dispuesto a realizar el esfuerzo que requiere y disfrutar del proceso? El proceso de aprendizaje no debería ser un suplicio, sino al contrario. Debe ser un camino en el que disfrutemos.

No podemos pretender ser Brett Garsed de un día para otro, y lo más probable es que nunca lo seamos... pero debemos disfrutar del proceso que nos lleva a ser nosotros mismos como músicos, algo mucho más hermoso.

Nunca veas el aprendizaje como un mal por el que tienes que pasar para tocar bien, sino como una experiencia. Cada momento es único, y jamás se repetirá.

A veces, cuando veo a mis nuevos alumnos, me apena no poder volver a esos tiempos en los que descubría qué era un intervalo, por qué en un tema se usaban unos acordes, o cómo se hace un armónico forzado. Sin embargo, siempre aprendemos algo nuevo si estamos motivados y abiertos. Este proceso, en un buen músico, nunca termina.

Si, por último, estamos atravesando un mal momento -personal, económico...- no deberíamos castigarnos estudiando hasta la saciedad. Deberíamos buscar el mayor disfrute posible, improvisando, tocando cosas que nos resulten cómodas...

El aprendizaje es eterno, pero puede centrarse en cosas pequeñas. Hacer sonar bien tres notas, mejorar el vibrato sobre una parte de una improvisación, o tocar riffs que nos gustan también es una forma de aprender.

En esos momentos, forzarnos a aprender a un ritmo alto, puede derivar en una absoluta desmotivación y el abandono del instrumento.

La música es como la vida, cuando estamos en un mal momento es mejor no forzar la situación y estresarnos, sino disfrutar de pequeñas cosas y afrontar el vendaval como podamos...


La pérdida de la motivación; tipos, motivos y soluciones.

La pérdida de motivación no es la misma, ni tiene los mismos desencadenantes, en las diversas fases del aprendizaje.
Ni siquiera es el mismo problema en un músico aficionado, respecto al que supone en un músico profesional.

Pasaremos ahora a hablar de la problemática de la desmotivación en diferentes fases, empezando por el guitarrista novato, que más que perder la motivación ha de encontrarla -así como su plan-, y finalizando por el músico experto y el músico profesional, que puede desmotivarse por un exceso de actividad y una meta poco clara.

Pérdida de motivación en una fase temprana del aprendizaje.

Mucha gente empieza a tocar la guitarra con la esperanza de llegar a tocar bien. No importa que se busque ser profesional, pasar un buen rato, improvisar en una barbacoa, o tocar la acústica en el campo; la finalidad es la misma.

Sin embargo, pasado un año, muy pocos de los que inician su andadura en este maravilloso mundo siguen tocando, y pasan de ser guitarristas potenciales, a ser guitarreros, personas que aman el mundo de la guitarra pero creen que no valen para ello.

Os voy a decir algo que mucha gente ignora; todo el mundo, salvo personas con graves impedimientos o deficiencias físicas o intelectuales, puede tocar la guitarra. Incluso me atrevería a ir un paso más allá para decir que todo el mundo puede llegar a tocar bien la guitarra.

Por supuesto, siempre existirán genios o prodigios, personas que, incluso tocando menos que otros más entregados al instrumento, tocarán, compondrán, o transimitirán mejor que los demás, pero contra eso no podemos hacer nada, es la magia de los genios.

Sin embargo, como digo, todos podemos tocar bien. La guitarra puede no ser tu fuerte, pero con una buena rutina, y la motivación suficiente, llegarás a ser un buen guitarrista y podrás tocar la mayor parte de las cosas que te gusten.

Uno de los principales problemas en la motivación de los novatos es que no ven avances. Esto puede suceder por varios motivos:

Aprendizaje autodidacta: es un camino muy sacrificado, puedes llegar a tardar 4 o 5 veces más que los demás en aprender lo mismo. Y, digan lo que digan, no tienes por qué ser más original. Un profesor no te enseña a tocar como él, te enseña recursos. Yo no me parezco ni en un 1% a ninguno de mis antiguos profesores. No compongo como ellos, no toco los mismos estilos, y no tengo su toque ni uso sus recursos. He aplicado lo que me han enseñado y lo he adaptado a mi estilo. La música es música, es un lenguaje internacional.

El aprendizaje autodidacta siempre debe estar guiado. Primero, estudia los pasos a seguir, procura leer un poco sobre la música, qué es, cómo funciona... Intenta aprender poco a poco, fíjate en cómo colocan la mano los buenos guitarristas, haz ejercicios sencillos...

Márcate tus propias metas y diseña tu propio plan. Si te cuesta demasiado o no te ves capaz, no lo dudes, acude a un profesor. Mucha gente toca genial, pero no sirve para enseñarse a sí misma, ni a los demás. La pedagogía es un mundo muy complejo y guitarristas de nivel medio pueden enseñarte más que guitarristas de un nivel estratosférico.

Sin embargo, muchos autodidactas si que son capaces de seguir un plan diseñado y estructurado, de marcarse pequeñas metas, improvisar, componer...

Un consejo muy importante es que intentes saber qué haces. Es algo que hablaré en otro artículo, pero si tocas puntos en el mástil, si mueves la mano y no sabes por qué, estarás perdido, ya que no podrás relacionar lo que aprendas con nada...

Antes de estudiar un modo o un solo tendrás que saber qué es un intervalo, una nota, una escala, un acorde, o qué es armonizar una escala.

Recuerda siempre marcarte tus propias metas y disfrutar del aprendizaje como un niño. Estás aprendiendo a hablar el idioma de la música, es algo que nunca volverás a hacer. Y no veas la armonía como un monstruo, es tu amiga. Pero aplícala, no sirve para nada estudiar si no se aplica lo estudiado...

Otro motivo, obvio, es tener un mal profesor o no tener feeling con él. Un buen profesor puede no ser tan bueno para ti, no comprenderte y no hacerte mejorar. Un mal profesor no tiene por qué saber que es malo, puede ser una persona que, con toda la buena intención -o no tan buena- pretende enseñarte. Algunos incluso querrán hacerlo gratis. Tal vez sean mejores que muchos de cobro -yo mismo he dado clases gratis en mi primera época-, y tal vez no.

Si llevas tiempo con tu profesor, motivado, entregado, haciendo lo que te pide, y no mejoras, no suenas mejor, y no tienes más conocimientos, es hora de plantearte que tal vez no os entendáis.

El tercer motivo es generar expectativas demasiado altas o demasiado bajas. Es muy importante ir a la clase motivado y pensando que puedes hacerlo, además de confiar en quien te enseña. Si tus expectativas son bajas -no valgo para esto, soy demasiado mayor, soy torpe- tu aprendizaje seguirá el ritmo impuesto por tu mente. Tú mismo serás tu mayor enemigo.

Algo similar sucede cuando el alumno cree saber más que el profesor o cree poder enseñarle a enseñar. O cuando cree poder ser un grandísimo guitarrista en un tiempo record.

Cuando un alumno viene la primera clase tratando de demostrarme que va a ser mejor que nadie, que sabe enseñar mejor que yo y que en 6 meses va a tocar como Michael Romeo, sé que tengo una doble lucha; contra sus manos, y contra su mente.

Las expectativas demasiado altas son tan negativas como las bajas. Da igual si crees que vas a ser genial, puedes creerlo, pero date tiempo y avanza paso a paso. Aunque toques 8 horas al día no vas a ser un genio en 3 o 4 años. Y de hecho, hay etapas en las que tocar tanto tiempo no permitirá que el cerebro repose y las conexiones se hagan más efectivas -el descanso se ha demostrado necesario para generar conexiones sinápticas-. Además, cuando tocas tanto tiempo, es más fácil que un pequeño vicio de técnica se convierta en un enorme defecto, porque no tienes tiempo para asimilar qué haces mal... Beethoven no se hizo en un día, necesitó años para ser un niño prodigio, y más años para ser el más grande de su época.

Lo mismo ocurre, como he dicho, con el profesor. Un exceso de confianza en su infabilidad puede hacer pasar a un mal profesor por una figura a adorar, y una confianza escasa impedirá que creas que puede enseñarte, y no aprender será únicamente culpa tuya.


Pérdida de motivación en el músico experto

Un músico experto no está inmunizado contra la pérdida de motivación, más bien al contrario. Pero, primero, pensemos en qué es un músico experto. Es una persona que domina con cierta solvencia su instrumento, que es capaz de trasladar al mástil sus conocimientos, y que tiene un cierto bagaje musical -años de estudios, o bien experiencia con bandas, etc-
La desmotivación en los músicos expertos es muy peligrosa y tiene varias causas.

Una de ellas es el cansancio. Como he mencionado, el descanso es importantísimo. Si tocas durante años sin abandonar la guitarra durante un par de días, sin darte vacaciones, y sacrificas toda tu vida social y tus ratos de ocio, terminarás hastiado, e incluso odiarás la guitarra.

A veces, menos es más. Si durante una etapa te fuerzas tanto que sientes que tocar es una obligación, y una necesidad porque lo amas, es mejor que relajes y te des un par de días. Y si necesitas dos semanas, también estará bien.

Ni siquiera tienes por qué estudiar todo el año. ¿Por qué crees que en todo trabajo hay vacaciones? Por mucho que un cirujano adore el quirófano, sin descanso terminará por no rendir, y se desmotivará.

El estancamiento es común cuando alguien no descansa, y el estancamiento lleva a la frustración, que es una de las formas que tiene la motivación de avisarnos de que algo no va bien.

Otro motivo, que normalmente no se tiene en cuenta, es el estancamiento y la rutina excesiva. Muchos músicos expertos siempre tocan los mismos estilos, en los mismos ambientes. Incluso tienden a hacer los mismos fraseos, tocar sobre bases similares... Al no salir de su estilo, no solo se estancan, sino que todo parece igual. Los años pasan y tienes la sensación de vivir en el día de la marmota, atrapado en el tiempo. Un día transcurre igual que el anterior, y las notas suenan iguales. ¿Qué hacer para combatir esto?

Un buen truco es cambiar de aires. No necesitas dejar a tus amigos músicos, o abandonar tus grupos, pero experimenta y toca con otra gente. Si tocas blues, pásate al rock o el jazz, sin abandonar el blues. Y si tocas metal, puedes incluso probar la bossa nova.

Un ejemplo más drástico es probar otro instrumento. Tocar dos instrumentos hace que abarques más, y si ya eres un buen instrumentista de guitarra, ¿por qué no probar el bajo, la batería, o el saxofón?

Otro elemento desmotivante en el experto es pretender "tocar como". Por ejemplo, a mi me encantan Marty Friedman y Van Halen, pero no pretendo tocar como ellos. Ellos usan la técnica de un modo diferente al mío, tienen habilidades muy altas que probablemente yo no tengo, y cuando les escucho no me muestran lo que no saben hacer, sino lo que hacen bien.

Nunca busques tocar como otra persona, tal vez tú hagas mejor algunas cosas que él naturalmente no hace bien, y seguro que él hará cosas que tú quizás nunca podrás hacer. Tratar de copiar a otro puede conllevar el riesgo de desmotivarte al ver que no alcanzas su nivel en lo que a él se le da bien. Y es lo más probable...

La cuestión es vencer la rutina en la que te has instalado. En un aprendizaje no caben rutinas eternas, y un músico, por muy bueno que sea, siempre tiene algo que aprender. Es como un matrimonio, si siempre pasa lo mismo y nada cambia, termina por romperse. Hay que probar otras cosas y explorar una nueva forma de ver la vida que llevas.

Cuando caes en la rutina del músico experto, las metas se diluyen, parece que tocas sin sentido, sin motivantes. No hay objetivos. Busca nuevos objetivos, trata de ser bueno en lo que haces pero intenta ser bueno en otros campos. No permanezcas atrapado en el tiempo...

Pérdida de motivación en el músico profesional

Tal vez, la más complicada de tratar. Ser músico profesional es muy difícil... Apenas tenemos seguridad económica, normalmente tenemos 3 o 4 trabajos -profesores, músicos de orquesta o formaciones comerciales, sesionistas...-, lo cual nos impide descansar, o alejarnos del instrumento.

Además, te ves forzado a tocar casi siempre lo mismo; da igual que sean estilos diferentes, si tienes bandas, una orquesta o una formación musical, normalmente el repertorio y el estilo de música va a ser igual o muy parecido. Dar clases suele ser más variables y permite un cierto descanso, pero no son un motivante tan poderoso como para seguir tocando. Ver como otros avanzan con tu ayuda es maravilloso, pero no eres tú el que avanzas, no te hace querer ser músico, solo te hace querer ser mejor profesor y transmitir más. Puedes terminar siendo un sabio que apenas recuerda cómo tocar su instrumento y no sabe disfrutar con él.

La solución viene a ser la misma que en el músico experto. Aunque, por supuesto, mucho más difícil. Lo primero de todo, es buscar alternativas nuevas en tus ratos de estudio. No toques lo que ya sabes, porque ya lo practicas suficiente en tu trabajo como músico o en tus bandas.

Huye de lo convencional, busca estilos opuestos al tuyo, escucha música diferente, música oriental, new age, o incluso música electrónica. Cualquier cosa que se aleje de lo habitual.

Igualmente, debes buscar la forma de relajar. Cuando no trabajes, no tienes por qué estar siempre estudiando. Eres un profesional, estás obligado a tocar, pero tu avance debe seguir siendo un proceso con el que disfrutar.

Si has tocado 25 horas en 4 días por trabajo, es suficiente, no tienes por qué obligarte a seguir. Eso te desmotivará aún más, porque dejarás de ser tú mismo y te convertirás en una guitarra parlante. Hay muchas cosas que me hacen disfrutar de la música o pensar en ella, y la mayoría no tienen por qué ser música. Como profesional, me obligo a disfrutar de los pequeños momentos, relajándome y dejándome llevar. Hay días en los que me apetece tocar y toco, y hay otros en los que no me apetece. Eso me preocuparía, de no ser porque tengo 4 o 5 clases todos los días, y 3 o 4 ensayos semanales... Además de conciertos. Ya toco lo suficiente como para mantener mi nivel y ganar en experiencia. El estudio debe servir para ser mejor músico, no para desmotivarme.

Otra solución, de nuevo, es elegir otro instrumento. Seguirás aprendiendo música, e incluso podrás trasladar lo aprendido a tu instrumento base. No lo tomes como perder tiempo para tocar la guitarra, eres músico, no solo guitarrista. No creo que Mozart considerase que tocar el oboe en vez de el piano era una pérdida de tiempo... Siempre que tocas, mejoras. Un consejo para guitarristas es probar con el bajo y la batería, o el piano. Te descubren la sección rítmica, ese gran desconocido que hace ver la música de otra forma, que nos hace comprender aún más la maravillosa comunión entre instrumentos.

Conclusión.

No lo olvides, seas un autodidacta, un alumno de conservatorio o de una escuela moderna, un profesor, un sesionista, o un aficionado que toca blues en el garaje del vecino, corres el riesgo de perder la motivación.
Tus herramientas son básicas:

  • Ser capaz de detectar la desmotivación con la metacognición
  • Marcarte objetivos pequeños y asequibles, además de un objetivo general
  • Buscar la motivación que proviene de ti mismo, la motivación intrínseca
  • Diseñar un plan para alcanzar las metas propuestas
  • No generar expectativas de éxito muy bajas o muy altas
  • Tomarte pequeños descansos
  • No obsesionarte con ser el mejor
  • No copiar a otros músicos ni pretender "ser como"
  • No forzarte a tocar en tus ratos de ocio si tu rutina ya te obliga a tocar constantemente
  • No estancarte ni acomodarte en tu nivel para hacer siempre lo mismo
  • Probar otros estilos y otros instrumentos

Espero que disfrutéis de este artículo y que sirva para manteneros motivados. Tened siempre presente lo que se siente escuchando y tocando música...

Y como último consejo, ved muchos conciertos. Ver cómo otro músico disfruta con su instrumento es altamente motivante...



Fuentes
Myers, Manual de Psicología
Psicología de la motivación y la emoción, Francesc Palmero y otros
Principios de aprendizaje y conducta, Thomson
Locus de control, McRae y Costa
La inteligencia emocional, Goleman
La motivación, Diego González Serra
Donald Norman, el aprendizaje y la memoria.
Pedagogía general, óscar sáenz

Escrito por Belial Báez para www.guitarristas.info
En caso de usar, citar autor y fuente

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