Guitarras

Análisis: Gibson SG Classic

Un buen amigo me ha prestado esta guitarra con ánimo de hacer un banco de pruebas para el foro. Con un precio que ronda los 850-900 euros, representa un intento de Gibson por acercarse a un público exigente que no está dispuesto a pagar las astronómicas cantidades que la marca pide por algunos modelos clásicos y totalmente Made in USA. El objetivo es la calidad precio y el sonido. Es una guitarra sobria, podríamos decir que hasta rústica; muy clásica, hecha para el rock and roll. Nada más. Veamos si Gibson lo ha conseguido.

Especificaciones

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  • Cuerpo de caoba, de dos piezas. Color Cherry Red.
  • Escala de 24.75 pulgadas
  • Mástil de 22 trastes, de caoba encolado al cuerpo, con diapasón de palosanto. Perfil años 60.
  • Puente fijo tradicional de Gibson, con tailpiece.
  • Pastillas P90 y selector de tres posiciones.
  • Controles de tono y volumen para cada pastilla.

Tacto

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El mástil tiene un buen grosor, pero tras unos minutos uno se acostumbra fácilmente y no resulta para nada incómodo. Esá bien terminado. El binding blanco le da un aspecto soberbio y los trastes están bien rematados y nivelados. No tengo ninguna queja al respecto. Es el tacto tradicional de la Gibson SG. La guitarra permite, además, una acción baja (tampoco extremadamente baja) y se puede correr por él tranquilamente. La profundidad de los cuernos (cutaways) de la guitarra permite un fácil acceso hasta los últimos trastes. La guitarra es muy ligera, tanto que al manejarla de pie adolece de un problema típico de las SG que es el cabeceo. El mástil a veces tira con su peso del resto de la guitarra. Nada importante, desde luego.

Sonido

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Estamos ante una guitarra que no es para nada versátil. Es una guitarra para hacer rock and roll que se comporta genial en terrenos saturados. Se puede tocar igualmente estilos más suaves, pero donde demuestra todo su potencial es en los terrenos más primitivos del rock, quedando su hermana con humbuckers para mayores vueltas y estilos más fuertes.

Su sustain, al tener el mástil encolado, es mayor que el esperado en una guitarra con pastillas simples; sin que nos sea necesario esforzarnos mucho en la pulsación para conseguirlo. Tampoco es que tenga el sustain de una Les Paul o una Flying V, pero cumple de sobra en este apartado con una gran presencia y volumen de las notas agudas; ofreciendo, gracias a las P90, sonidos brillantes y calidos. Estas pastillas no suenan exactamente como las pastillas simples tradicionales utilizadas, por ejemplo, en Fender. Son pastillas que tienen una construccíon diferente y son mayores en tamaño y en bobinado; teniendo más de simple que de doble, pero siendo muy silenciosas e igualmente teniendo algo del carácter de una humbucker "made in Gibson". Para que nos hagamos una idea, el sonido rítmico de los primeros discos de The Who fue grabado con una SG con P90.

Aún no siendo una guitarra versátil (yo no la consiero así), si se le puede dar variedad al sonido a medida que vamos jugando con los controles de tono y de volumen, que son realmente sensibles. Podemos darle mayor opacidad o corte al sonido manteniendo el tono general del instrumento. Son pastillas de poca salida, que no funcionan bien en asbsoluto con grandes cantidades de distorsión; pero que se comportan de maravilla y apenas dan ruido con saturaciones cálidas y setenteras.

Es una guitarra muy agradecida de tocar que te lo da todo desde el primer momento. En la posición del mástil obtenemos un sonido más cercano al de una SG con humbuckers que al de una guitarra con pastillas simples, como podría ser una stratocaster; la posición intermedia, que mezcla las dos pastillas, nos da un sonido muy cálido excelente para rítmicas abiertas. Y la posición del puente es la más rockera de todas, ofreciéndonos un balance de agudos y medios, sin perder los graves, muy resultón y convincente.

En terrenos más poperos nos podemos encontrar con que le falta pegada en las rítmicas más pulcras, porque, insisto, donde esta guitarra demuestra todo lo que vale es a partir de un punto de saturación; donde llega a mostrarse con mucho nervio conforme le vamos dando caña. No quiero decir que no tenga un gran sonido limpio, que por supuesto que lo tiene, pero que apretando las válvulas y saturando estas pastillas es como mejor se comporta y nos da lo que hay.

Que nadie busque timbres fenderianos en esta guitarra ni se deje engañar por las pastillas P-90 porque seguimos estando ante una Gibson SG.

Construcción

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El cuerpo está hecho de dos piezas de caoba, bien encoladas y de buena calidad y resonancia, y examinando a fondo la guitarra no tengo una sola queja acerca del cuidado de Gibson en los acabados sobrios de la mayoría de sus guitarras. Los encolados perfectos, el tratamiento del mástil inmaculado, los trastes genialmente biselados, todo enfocado a una construcción clásica y tradicional. El acabado a la nitro es muy brillante y ofrece un tacto y sonoridad, e incluso olor, característicos de la marca. Los clavijeros que trae de serie son los tradicionales de palometa de Gibson que funcionan y afinan a la perfección. Si bien el modelo que yo he testeado llevaba unos Grover rotomatics, que a mí particularmente no me han gustado mucho. Prefiero el tacto, la apariencia y el ajuste más clásico de los de toda la vida.

En este video pruebo esta guitarra utilizando el guitar rig 4.0, con un preset que utilizo normalmente, fijáos como se transparentan más las notas agudas debido a las P90; y como hay que controlar más el sonido si le damos una saturación media-fuerte.

[Este vídeo ya no está disponible o la URL es incorrecta]

Mi opinión personal

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Una excelente guitarra de Rock and Roll a un precio más que razonable. Con una relación calidad-precio fuera de lo común.

Lo que me ha gustado

  • Tacto y sonido rockero a más no poder.
  • La calidez y brillo de las P90, con algunas reminiscencias de humbucker que me han encantado en esta guitarra.
  • El espíritu SG que domina al instrumento pese a no llevar humbuckers
  • La estética sobria y elegante.
  • La calidad de la madera empleada.

Lo que no me ha gustado

  • Me ha resultado más nerviosa que una stratocaster o una telecaster ante una buena cantidad de saturación, que hace que el instrumento "chille" demasiado.
  • El alma se ajusta mediante una llave en cilindro específica de Gibson, que no se inserta sino que acoge la salida del alma, que no sólo no se encuentra en ninguna ferretería sino que tampoco la ofrece el fabricante suelta. Si compráis este instrumento de segunda mano aseguraos de que viene la llave de ajuste del alma, porque no es posible ajustarla con ninguna otra llave del mercado. Es específica de Gibson. Este detalle me ha parecido absurdo e innecesario.
  • Es muy follonera la octavación de la guitarra con este puente, debido a que apenas dejan espacio las cuerdas para que pase el destornillador y hay que andar con sumo cuidado para no dañar alguna.
  • El sonido limpio es un tanto opaco para lo que yo esperaba de unas pastillas simples. El mástil encolado es sin duda el mayor culpable. No estaría de más una versión con el mástil atornillado, pues explotaría otros campos dentro de las gamas de Gibson y no creo que supusiese un menoscabo a su innegable personalidad. Al no tener humbuckers, en limpio el sonido me ha resultado un tanto falto de fuerza. No quiero decir en ningún momento que sea malo, pero es comparable al de una Gibson SG con pastillas dobles o al de una Stratocaster, por poner unos ejemplos de sonidos limpios particulares y bien definidos. Anda un poco a medio camino entre humbucker y simple y no me ha resultado del todo atractivo. Esto es una mera cuestión de gustos.

NOTA: 7.5/10

Por Juanjo Pelegrín

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