Aprendiendo de nuestras influencias: análisis musical
Todos nos habremos preguntado alguna vez cómo podemos superarnos a nosotros mismos y cómo puede haber músicos que hagan ciertas cosas tan bien. Uno de los recursos más útiles para aprender que existen es prestar atención a las obras de otros músicos y consigo, sumar parte de su conocimiento al nuestro propio. En este artículo se va a tratar de detallar que aspectos observar cuando analizamos música y cómo podemos aprender de ello.
Del jugo que podamos sacar realizando esta actividad, el fin será el de nutrir nuestra habilidad como guitarristas, compositores, improvisadores y críticos.
Objetividad vs subjetividad
Es importante hacer mención a este aspecto, pues tenemos la tendencia de creer mejor lo que más nos gusta y peor lo que no nos agrada tanto. Pero sería conveniente saber distinguir lo que es subjetivo de lo objetivo. Recomiendo que al realizar análisis dejemos en medida de lo posible nuestros gustos al margen, y en ese caso intentar comprender por qué algo nos gusta o no. De ahí que se recomiende tanto escuchar la mayor variedad de música posible.
Claro está que cada uno tiene un sentido del equilibrio musical diferente, pero el hecho de que por ej. un autor utilice la escala pentatónica más que otro es algo totalmente objetivo; lo que es subjetivo es que por ello nos guste más o menos.
Analizando obras musicales
La estructura de la pieza es el primer aspecto que podemos tratar, pues afecta al resultado total. Nos podemos fijar en el sentido en el que aparecen las diferentes secciones de un tema, así como cuantas veces se repiten, cuanto duran o si son variadas para obtener un mayor desarrollo.
Por ejemplo, no parece tener mucho sentido que la introducción de una canción dure 3 minutos cuando en su totalidad solo llega a 5. Por el contrario, sí que parece tener mucho más sentido la repetición de una frase que es la más representativa de la obra.
Observemos pues, como se comportan introducciones, estrofas, estribillos, desarrollos instrumentales y finales. Cada una de estas secciones se compone normalmente de varias frases, ya sean, bien de carácter melódico, armónico o rítmico. A su vez, no estaría de más fijarnos en detalles como la articulación y longitud de esas frases, así como el tempo utilizado, la instrumentación, la tesitura o la relación armónica de escala-acorde.
Comparemos los tres siguientes ejemplos de música funcional de la espléndida banda sonora del videojuego "Mafia". El primero transmite calma y tranquilidad, mientras que el segundo destella sensaciones contrarias como tensión o suspense; el tercero mezcla ambas. Veamos por qué esto es así.
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Se puede apreciar que la velocidad del tempo es baja y a pesar de ello, se utilizan frecuentemente figuras de larga duración por encima de la negra, de un modo constante y apenas sin cortes o cambios bruscos. Una mayor frecuencia de notas (bien por tempo o por duración de las figuras) añadiría un plus de intensidad y en este caso no es lo que se busca. Se repiten con frecuencia los motivos o son variados ligeramente, sin demasiados cambios. El material nuevo en una pieza genera interés musical pero un exceso distrae al oyente, así como una falta del mismo lo aburre. En este caso las ideas nuevas llegan dosificadamente para transmitir la sensación de sosiego.
Otro punto a tener en cuenta es la armonía utilizada. En su mayor parte, es muy consonante y los intervalos más disonantes llegan con cuentagotas, siendo además, resueltos inmediatamente. Mientras unas voces (interpretadas por unos instrumentos) se mueven melódicamente, las otras se mantienen con el fin de aportar estabilidad. La tesitura de cada una de esas voces es bastante lineal y los cambios más abruptos (por encima del intervalo de 4ª) escasean. También es bastante leve la diferencia que existe entre la altura de unas voces y otras, así como el volumen con el que cada instrumento interpreta su parte; de esta forma ninguna línea destaca demasiado por encima de otras, manteniendo nuestro oído solo con la tensión necesaria.
Bien, pues este es el ejemplo contrario al anterior, aún con una instrumentación muy parecida a la utilizada en el otro tema. De primeras se aprecia un mayor nerviosismo empezando por la actividad rítmica. El tempo es más elevado y son frecuentes figuras más cortas que la negra. Entran y salen sin aviso previo instrumentos con un timbre, volumen y altura destacados, generando continuos cortes. El material nuevo llega con mayor frecuencia, aunque parte de la instrumentación se encarga de estabilizar la obra repitiendo frases ya conocidas.
Armónicamente hablando, es más disonante, no solo por la cantidad y frecuencia de intervalos de este tipo, también por su duración y todo ello genera tensión. Ahora la diferencia de altura entre las diferentes voces es mucho mayor, mientras unas permanecen en rangos graves otras irrumpen con destacados agudos. También se nota que el rango dinámico es más amplio, no solo entre los instrumentos entre sí, sino en la propia línea de un instrumento concreto.
Por último, os pongo un tema perteneciente a la misma banda sonora que trata de ambientar el robo en una casa plagada de seguridad en la que no se debe llamar la atención. En este caso se mezclan con delicadeza varios conceptos utilizados en los dos ejemplos anteriores. Esta vez dejo que seáis vosotros los que saquéis conclusiones.
Por supuesto, todo análisis que intentéis realizar, a parte de la escucha, siempre es un buen complemento una buena copia de la partitura de la pieza, sobre todo si queremos prestar especial atención algún instrumento en especial. En este sentido y si disponemos de unos mayores conocimientos sobre teoría, con la partitura o un oído bastante desarrollado podremos entrar en el análisis de otros aspectos más técnicos, como qué escalas y modos son utilizados y de qué forma, progresiones armónicas, notas y acordes fuera de tonalidad, tensiones, si se utilizan o no recursos rítmicos como contratiempos, anticipaciones, síncopas, retardos, polirritmias y polimetrías, y un largo etcétera de recursos musicales e instrumentales.
Como mencionaba al comienzo del artículo refiriéndome al equilibrio, es importante fijarnos en qué medida y forma son utilizados estos recursos, pues son indicadores en la mayoría de ocasiones, cómo un músico ha desarrollado un estilo propio, por no decir una habilidad... Por lo general, entre más recursos tengáis, mejores músicos seréis pues si el fin de la música es la de expresarse, la de estos recursos es la de añadir "vocabulario" a esa forma de expresarse. Por supuesto que existen muchos casos en los que un músico tiene una evidente falta de recursos musicales, pero si de aquellos de los que dispone (y es necesario de disponer por lo menos de algunos), es un maestro como pocos, será un gran músico igualmente.
Por ello debemos ser críticos, dejar nuestros gustos de lado y reconocer que hacen mal nuestros ídolos y qué hacen bien aquellos que no lo son. No pensemos en el músico perfecto, porque ni ha existido, ni existe, ni existirá. Pensemos en aquello que un músico no hace, y de lo que sí que hace, si lo ejecuta bien o no, siempre a nuestro criterio, pues cuando analizamos y somos críticos con otros músicos, no vamos a convertir a esos músicos en músicos mejores, pero sí que podemos variar ese criterio y consigo lograr un gusto musical más desarrollado.
Es ese criterio el que nos permitirá analizarnos a nosotros mismos cuando compongamos un tema, improvisemos o simplemente interpretemos uno cualquiera. Cuando nuestro potencial musical no ha sido desarrollado por completo (y esto también depende de nuestra ambición, hasta dónde queremos llegar), es frecuente no conseguir sonar como realmente nos gustaría, es decir, ese punto que nosotros estaríamos considerando como perfecto. Hay que ser también autocríticos para no solo saber en qué aspectos debemos mejorar, sino en saber en qué medida y forma utilizar aquellos que sí que dominamos y focalizar nuestra práctica en mejorar estas carencias.
Con todo, espero haber cumplido el objetivo del artículo: dotar a sus lectores de una pequeña guía de aquellos aspectos que afectan a la musicalidad de una pieza y cómo utilizarlo en nuestro favor.