Recuerdo otra anecdota de aquel mismo contrato. El taxista se aburria tela, era un tipo muy simpatico y chistoso de unos 40 años... hicimos muy buenas migas y andabamos juntos por las mañanas.
Aquel dia recuerdo que, en plan gigoló, el taxista consiguió que una italiana de muy buen ver (que estaba cañón) lo invitara a comer una paella en el club nautico, yo andaba por el club como pedro por su casa y al verlo me quedé anonadado de como sin entenderse siquiera ente ellos se veía venir el desenlace.
ël le decia que se quitara unas gafas oscuras que llevaba la italiana y la italiana intentaba explicarle que no debia porque le molestaba, que le habian dado con un junco o una caña en un ojo , esto que se vuelve el taxista me ve y me pregunta ¿tu te enteras de lo que dice esta tia? me acerco y ella me repite en "espaliano" me han dado con una caña en un ojo... yo me vuelvo y le traduzco al taxista: "que ya esta harta de chingar, que hoy ya le han dado "caña" hasta en los ojos!!!"
Después los vi retozando en la propia arena de la playa casi cuando atardecia... como no parecia que estuviesen haciendo nada serio... me acerque y le dije al bartolo (que asi se llamaba el taxista) con voz en grito:
"Papá, mamá dice que vayas, que no sabe donde has comido y que no te ha visto en todo el dia"
Cosa que la italiana pareció entender perfectamente pese a mi acento andaluz castizo. Vi como la italiana empujaba a Bartolo y empezaba a parlotear... mira que corri por aquella playa delante de bartolo... pues acabó hundiéndome la cabeza bajo el agua y entre risas me prometió que ya me devolvería la jugarreta.
Y no tardó mucho...al llegar a casa... me esperaba el compañero con bartolo para decirme que el desagüe de la bañera se habia atascado por la arena, que la dueña de la casa nos pedia que por favor que nos ducharamos en la ducha de la piscina al aire libre, que como era de noche que no nos molestarían (estaba en la zona privada de la finca, la zona para los dueños) alli que me fui... y cuando estaba duchandome apareció bartolo con las cuatro chicas del servicio doméstico de la finca, que entre bromas y risas me reñian y me decían que avisarían a los dueños... pero como que bartolo empezó a gritar... ¡¡ladrones!! ¡¡ladrones!! las chicas se escabulleron corriendo por el jardin, no sé si llegaron a aparecer los dueños o los guardeses de la finca porque Frasco iba corriendo descalzo, todo enjabonado por medio de los setos que dividían la zona de invitados de la zona noble del jardin ... con la ropa limpia en una mano... la toalla en el cuello y las zapatillas en la otra.
En fin... toda una batallita que contar a mis nietos si algún dia los tengo.