Gracias a todos por vuestra afectuosa bienvenida.
Me encanta coimprobar que, además del amor por la música y nuestras guitarras (que hace que algunos hasta les pongamos nombre, de mujer en mi caso), compartimos en gran medida una misma filosofía de vida.
Siempre he creído que nadie es viejo hasta que decide serlo. Hay auténticos viejos con 30 años o incluso menos y, cómo no, espíritus jóvenes, que, simplemente, vamos ganando veteranía. No obstante, esta vida no da nada gratis y, a cambio de ir cumpliendo años, nos demanda que vayamos pagando un peaje.
Afortundamente, los que nacimos en Esparta llevamos siempre coraza y escudo y, ante cada nuevo obstáculo, en vez de abatirnos, luchamos contra él con aún más fuerza. Al fin y al cabo, la vida es básicamente la sucesión de un combate tras otro, con algunos remansos de paz y feliicidad entre medio, por suerte.
Buscándolos bien, hay recursos para casi todo y no hay que rendirse nunca, ni siquiera ante la perspectiva de la última batalla, esa que, de antemano, ya sabemos que acabaremos perdiendo. Podemos ser vencidos, sin duda, pero rendirse, ¡nunca!
Hasta hace un año, usaba cuerdas del 13 en acústicas e 6 cuerdas. Ahora no puedo y uso del 11 con entorchado de plata. No suenan exactamente igual, pero, después de probar más de 20 marcas y modelos distintos, he dado con algo que suena mucho más que digno en mi acústica actual. Y aún me quedan el 10 y el 9 y las cuerdas de núcleo redondo por si en el futuro necesito algo más blando… En 12 cuerdas, española y eléctricas aún no he tenido que bajar de calibre, o sea que el vaso está mucho más que medio lleno.
Siempre me habían gustado los mástiles finos Wizard de las Ibanez de Metal, los de las Hagström y el de mi acústica de 6 cuerdas actual (que hace 19,2 mm en el 1r. traste). No obstante, desde hace algo más de un año, la pérdida de fuerza en los dedos y la curvatura progresiva del índice me impiden obtener notas claras en alguna cuerda en los acordes con cejilla en el primer traste con mástiles finos y medios (ahora necesito de los 22,6-22,7 mm en el 1r traste de una Les Paul ’59 para arriba). Aunque ahora, por comodidad, toco sentado y con banqueta apoyapiés (¡debe ser curioso ver a un sujeto barbudo con pinta de Papá Noël tocando blues o rock a lo Francisco Tárrega, ja, ja, ja!), el peso empieza a ser una limitación para mí. Por ello, hace unos meses conseguí una no-Gibson estilo Les Paul semi-hollow con mástil ’59 que pesa poco más de 2¾ kg y, aunque me duele porque me encanta como es y como suena, estoy en tratos para vender mi no-Fender de estilo Telecaster cuyo mástil mide 21,6 mm en el 1r traste y pesa más de 3¾ kg para apañarme una Partscaster custom con cuerpo thinline o macizo de paulownia y mástil gordito.
O sea, que cada problema tiene su solución y el que se acojona es porque quiere o porque nació en Atenas…
Salud y fuerza para todos (¡el rock and roll se da por descontado!), es un placer y un honor estar aquí con vosotros.