Aquí os dejo un artículo que escribí sobre John Mayer.
Hace casi once años, en verano de 2000 cuando yo era un proyecto de guitarrista tras haber pasado a lo largo de mi infancia por el violín, el piano y a punto de plantearme tocar el bajo, ya andaba comprándome diversas revistas musicales como Kerrang!, Popular1 o Guitarrista.
Si no fuera por la considerable cantidad de mudanzas que he hecho a lo largo de mi vida (y las que quedan), aún las conservaría conmigo como oro en paño. Comprarlas hoy en día no sería de utilidad alguna, pero por aquel entonces fueron fuentes importantísimas de información. Gracias a ellas, hasta las aparentemente absurdas clasificaciones de mejores discos de todos los tiempos o mejores guitarristas de la Historia ejercieron una enorme influencia en el devenir musical que desarrollaría desde aquellos años hasta ahora.
De otra manera, un adolescente español de trece o catorce años cuya formación musical por parte familiar era eminentemente clásíca, difícilmente tendría acceso a conocer algunas de las legendarias bandas de rock y blues, estilos que me interesaban por aquel entonces. Me hice con auténticas joyas del género como Aqualung de Jethro Tull, Live! de Thin Lizzy, el homónimo de Rory Gallagher, Live Alive de Stevie Ray Vaughan o Axis: Bold as Love de Jimi Hendrix. Mi paga semanal iba automáticamente destinada a la adquisición de inigualables obras maestras atemporales cada siete días.
Cuando llevaba algo más de un año en esa dinámica, me topé con un artículo sobre un guitarrista que acababa de editar su primer album. Su nombre era John Mayer y los músicos que nombraba como sus "maestros" hacían que tuvieras curiosidad por escucharlo: B.B King, SRV, Eric Clapton, Jimi Hendrix... el tipo prometía. Sin embargo, lo que no encajaban eran las fotos de ese mismo reportaje. Demasiado guaperas, parecía el nuevo Backstreet Boy antes que cualquier otra cosa. ¿Os imagináis a un metrosexual B.B King?
Lo cierto es que ese número de Guitarrista Total traía un CD con algunos cortes de su estilo a la hora de ejecutar pentatónicas y parecía realmente bueno. No supe nada más del tal John Mayer hasta unos años después, cuando casualmente vi un videoclip de su nuevo disco, un bodrio totalmente popero e infumable sin matices de esos grandísimos músicos a los que mencionaba con orgullo. Otro talento desaprovechado y hecho polvo, me dije. Alguna especie de estrategia comercial para llamar la atención al público no femenino o masculino homosexual, por generalizar, vaya.
Bien está lo que bien acaba. Su siguiente disco ya contenía grandes temas con verdaderos toques de los más grandes... "Slow dancing in the burning room" o la versión del clásico "Bold as love" hacían honor a la realidad en su tercera obra, "Continiuum". Quizá había que dar gracias a sus primeros pasos, quizá ese fue el impulso a tomar para, con algo de fama, permitirse el lujo de mostrar la verdadera faceta de artista que llevaba dentro.
Tiene pinta de ser muy listo, de conseguir lo que quiere cuando se lo propone. Rodeado de nada más y nada menos que Steve Jordan a la batería y Pino Palladino al bajo, formó el John Mayer's Trio, una combinación sencillamente brutal que regaló a los amantes de la música un directo en 2007. Uno de los mejores que he escuchado en mi vida, talento y más talento en sólo tres instrumentos. Esa es la palabra que mejor define al guitarrista, cantante y compositor: Talento.
Uno de esos músicos que supo robarle a los mejores y homenajearlos a su manera, con su estilo personal e inconfundible. También un crío con serios problemas sociales debido a una obsesión insana con la guitarra causando temor en sus padres, quienes se vieron en la necesidad de llevarlo a un psiquiatra, un hipocondríaco con habituales ataques de ansiedad que, sin embargo, desprende un ácido e irónico humor en cada intervención pública.
Un rarito, un genio.
John Mayer - Bold As Love (Live in LA)
Hace casi once años, en verano de 2000 cuando yo era un proyecto de guitarrista tras haber pasado a lo largo de mi infancia por el violín, el piano y a punto de plantearme tocar el bajo, ya andaba comprándome diversas revistas musicales como Kerrang!, Popular1 o Guitarrista.
Si no fuera por la considerable cantidad de mudanzas que he hecho a lo largo de mi vida (y las que quedan), aún las conservaría conmigo como oro en paño. Comprarlas hoy en día no sería de utilidad alguna, pero por aquel entonces fueron fuentes importantísimas de información. Gracias a ellas, hasta las aparentemente absurdas clasificaciones de mejores discos de todos los tiempos o mejores guitarristas de la Historia ejercieron una enorme influencia en el devenir musical que desarrollaría desde aquellos años hasta ahora.
De otra manera, un adolescente español de trece o catorce años cuya formación musical por parte familiar era eminentemente clásíca, difícilmente tendría acceso a conocer algunas de las legendarias bandas de rock y blues, estilos que me interesaban por aquel entonces. Me hice con auténticas joyas del género como Aqualung de Jethro Tull, Live! de Thin Lizzy, el homónimo de Rory Gallagher, Live Alive de Stevie Ray Vaughan o Axis: Bold as Love de Jimi Hendrix. Mi paga semanal iba automáticamente destinada a la adquisición de inigualables obras maestras atemporales cada siete días.
Cuando llevaba algo más de un año en esa dinámica, me topé con un artículo sobre un guitarrista que acababa de editar su primer album. Su nombre era John Mayer y los músicos que nombraba como sus "maestros" hacían que tuvieras curiosidad por escucharlo: B.B King, SRV, Eric Clapton, Jimi Hendrix... el tipo prometía. Sin embargo, lo que no encajaban eran las fotos de ese mismo reportaje. Demasiado guaperas, parecía el nuevo Backstreet Boy antes que cualquier otra cosa. ¿Os imagináis a un metrosexual B.B King?
Lo cierto es que ese número de Guitarrista Total traía un CD con algunos cortes de su estilo a la hora de ejecutar pentatónicas y parecía realmente bueno. No supe nada más del tal John Mayer hasta unos años después, cuando casualmente vi un videoclip de su nuevo disco, un bodrio totalmente popero e infumable sin matices de esos grandísimos músicos a los que mencionaba con orgullo. Otro talento desaprovechado y hecho polvo, me dije. Alguna especie de estrategia comercial para llamar la atención al público no femenino o masculino homosexual, por generalizar, vaya.
Bien está lo que bien acaba. Su siguiente disco ya contenía grandes temas con verdaderos toques de los más grandes... "Slow dancing in the burning room" o la versión del clásico "Bold as love" hacían honor a la realidad en su tercera obra, "Continiuum". Quizá había que dar gracias a sus primeros pasos, quizá ese fue el impulso a tomar para, con algo de fama, permitirse el lujo de mostrar la verdadera faceta de artista que llevaba dentro.
Tiene pinta de ser muy listo, de conseguir lo que quiere cuando se lo propone. Rodeado de nada más y nada menos que Steve Jordan a la batería y Pino Palladino al bajo, formó el John Mayer's Trio, una combinación sencillamente brutal que regaló a los amantes de la música un directo en 2007. Uno de los mejores que he escuchado en mi vida, talento y más talento en sólo tres instrumentos. Esa es la palabra que mejor define al guitarrista, cantante y compositor: Talento.
Uno de esos músicos que supo robarle a los mejores y homenajearlos a su manera, con su estilo personal e inconfundible. También un crío con serios problemas sociales debido a una obsesión insana con la guitarra causando temor en sus padres, quienes se vieron en la necesidad de llevarlo a un psiquiatra, un hipocondríaco con habituales ataques de ansiedad que, sin embargo, desprende un ácido e irónico humor en cada intervención pública.
Un rarito, un genio.
John Mayer - Bold As Love (Live in LA)