¡Hola amigos guitarristas!
Hoy quiero compartir con ustedes un momento muy especial en mi vida: ¡mi cumpleaños número 50! Y para celebrarlo como se debe, no podía faltar una buena tarta. ¡Y vaya tarta tan increíble que tuve!
Mis amigos, que los quiero un montón, me regalaron una tarta simplemente inmejorable. La verdadera artista detrás de esta obra maestra fue mi amiga Mar. ¡Qué talento tiene! Los detalles eran impresionantes. Mar, sin embargo, pudo trabajar así porque mi pareja Raquel y mi querido amigo Jose sacaron fotos de una de mis guitarras favoritas. Han elegido una guitarra hecha por los luthiers Joh Pell en Valencia (grandes amigos y verdaderos artistas). Así que la tarta es una copia su versión de una Les Paul, equipada con pastillas Charlie Christian y una P90. Todos los detalles coinciden a la perfección. La pala incluso fue fielmente copiada de una Les Paul por Mar, ¡casi parecía una réplica perfecta!
Pero, como buena Gibson, al final de la celebración, solo quedaba la pala, rota (y no solo porque siempre se le rompen las palas a las Gibson, ¡sino porque la tarta estaba muy buena!). Sin embargo, la alegría que me dio ver esa guitarra no se puede describir con palabras. ¡Era una auténtica maravilla! la púa también se podía comer, y me la ha quitado mi hijo!
¡Gracias!
Hoy quiero compartir con ustedes un momento muy especial en mi vida: ¡mi cumpleaños número 50! Y para celebrarlo como se debe, no podía faltar una buena tarta. ¡Y vaya tarta tan increíble que tuve!
Mis amigos, que los quiero un montón, me regalaron una tarta simplemente inmejorable. La verdadera artista detrás de esta obra maestra fue mi amiga Mar. ¡Qué talento tiene! Los detalles eran impresionantes. Mar, sin embargo, pudo trabajar así porque mi pareja Raquel y mi querido amigo Jose sacaron fotos de una de mis guitarras favoritas. Han elegido una guitarra hecha por los luthiers Joh Pell en Valencia (grandes amigos y verdaderos artistas). Así que la tarta es una copia su versión de una Les Paul, equipada con pastillas Charlie Christian y una P90. Todos los detalles coinciden a la perfección. La pala incluso fue fielmente copiada de una Les Paul por Mar, ¡casi parecía una réplica perfecta!
Pero, como buena Gibson, al final de la celebración, solo quedaba la pala, rota (y no solo porque siempre se le rompen las palas a las Gibson, ¡sino porque la tarta estaba muy buena!). Sin embargo, la alegría que me dio ver esa guitarra no se puede describir con palabras. ¡Era una auténtica maravilla! la púa también se podía comer, y me la ha quitado mi hijo!
¡Gracias!