Estos últimos meses he estado realizando un esfuerzo doble en mi camino para seguir hacia delante. El primero ha sido a nivel musical pero nada fuera de lo común, intentar superarme día a día sin descanso, adquiriendo y mejorando conocimientos técnicos, armónicos, teóricos, composición, improvisación, interpretación... Pero el esfuerzo más difícil, sinuoso y delicado de estos meses, ha sido y esta siendo a nivel emocional y es algo tan simple a primera vista y tan sencillo como, el de "aceptarme a mi mismo", con mis limitaciones, carencias, errores, manías, dolencias ..... No es fácil para un músico o por lo menos en mi caso aceptar y resignarse a sus limitaciones, cada uno pone sus metas y sueños a una altura y creo que hay que, soñar, sufrir, luchar, tener un tesón a prueba de bombas y esforzarse cada día por conseguirlos, pero la misma vida es la que se encarga de robártelos a mordiscos, en cada uno de mis baches producto de mi lucha con mi yo interior, en mi carrera como guitarrista, me fui dejando cada uno de estos sueños por el camino, hasta prácticamente quedarme sin ninguno, sin nada en el horizonte, perdido, sin ningún destino ni lugar a donde llegar, una vez superados los primeros meses en el abismo, me fui dando cuenta de que sí, que aún tenía un sueño, que solo me quede con uno, uno solo, pero el más importante y que he tenido claro desde siempre, que "lo único que me llena y me hace feliz es tocar y mejorar cada día", pero la falta de estos sueños lejos de hacerme sentir vacío y sin rumbo, poco a poco dejaron ver algo más grande y más intenso... empece a sentir que disfrutaba cada instante, cada segundo, cada respiración de lo que estoy haciendo, sin buscar una meta, sin buscar reconocimiento, tan solo buscando el mío propio. Aunque mi esfuerzo estos meses también ha sido el de intentar reconstruir aunque sea un poco, alguno de estos sueños, ya algo borrosos por que no decirlo, algo me dice que siguen ahí, aguardando su momento.
