Mi amor es como el árbol del que cuelgan las más extrañas frutas, ese arbolito que no sabes porqué, pero que siempre te olvidas de recolectar. Entonces, mis besos, mis caricias y mis atenciones, frutos de ese árbol desatendido, caen al suelo, y ya maduros, se malogran y echan a perder sin que nadie siquiera repare en ellas.
Así, eso, son mis canciones. Fruto de mi amor, sin destino ni suerte, sin brillo ni audiencia, sin nada que le importe a nadie.
Aquí me tienes enredado otra vez
Dándole vueltas a lo que pudo ser,
No hay forma de aprender…
… ni sé tocar blues
El mundo hoy es ese extraño lugar
Al que tú y yo jamás quisimos llegar
No importa la verdad
sólo me importas tú
ya está, la cosa está así
juguemos nuestro rol,
brindemos al sol
las reglas están claras
rompámoslas sin rubor
y cuando esta locura pase
… estaremos tú y yo
Tú y yo sentados juntos, al fin
Tú yo, caray, sin ná que decir,
Cuando lo entiendas, al fin,
Te vas a reír
ya está…
De todos modos, un extraño impulso interior, una fuerza de origen ignoto, un momentum que es como la lava a punto de rebasar el cráter, me lleva a no poder parar de escribirlas, ni de cantarlas, ni siquiera de exponerlas al escurtinio público para que, una y otra vez, sean cruelmente ignoradas -cuando no machacadas- y así mi corazón empieza a parecerse a una ciruela pocha a punto de ser pisada por un jabalí petulante y guasón.
Soy un desastre, sí, pero aunque mi voluntad y mi empuje se quiebran al primer guantazo, algo, que supongo que es el amor (por la música, por la vida, por ti), me lleva a seguir haciendo el ridículo y disfrutando con ello como solo los genuinos caballeros sabemos hacerlo: en pijama. Y no me preguntes que por qué lo he hecho, porque no tengo la menor idea.
La canción es una especie de slow arambí acústico que tiene un juego tonal en el acorde de sol como esqueleto y luego, pues eso, todo lo demás colgando de ese gimmick. Además, está la maravillosa Epiphone Elite J-200 con la que he grabado las 3 pistas de guitarra acústica que tiene el tema.
Hope you like it!
Así, eso, son mis canciones. Fruto de mi amor, sin destino ni suerte, sin brillo ni audiencia, sin nada que le importe a nadie.
Aquí me tienes enredado otra vez
Dándole vueltas a lo que pudo ser,
No hay forma de aprender…
… ni sé tocar blues
El mundo hoy es ese extraño lugar
Al que tú y yo jamás quisimos llegar
No importa la verdad
sólo me importas tú
ya está, la cosa está así
juguemos nuestro rol,
brindemos al sol
las reglas están claras
rompámoslas sin rubor
y cuando esta locura pase
… estaremos tú y yo
Tú y yo sentados juntos, al fin
Tú yo, caray, sin ná que decir,
Cuando lo entiendas, al fin,
Te vas a reír
ya está…
De todos modos, un extraño impulso interior, una fuerza de origen ignoto, un momentum que es como la lava a punto de rebasar el cráter, me lleva a no poder parar de escribirlas, ni de cantarlas, ni siquiera de exponerlas al escurtinio público para que, una y otra vez, sean cruelmente ignoradas -cuando no machacadas- y así mi corazón empieza a parecerse a una ciruela pocha a punto de ser pisada por un jabalí petulante y guasón.
Soy un desastre, sí, pero aunque mi voluntad y mi empuje se quiebran al primer guantazo, algo, que supongo que es el amor (por la música, por la vida, por ti), me lleva a seguir haciendo el ridículo y disfrutando con ello como solo los genuinos caballeros sabemos hacerlo: en pijama. Y no me preguntes que por qué lo he hecho, porque no tengo la menor idea.
La canción es una especie de slow arambí acústico que tiene un juego tonal en el acorde de sol como esqueleto y luego, pues eso, todo lo demás colgando de ese gimmick. Además, está la maravillosa Epiphone Elite J-200 con la que he grabado las 3 pistas de guitarra acústica que tiene el tema.
Hope you like it!