Efectos

Review del Boss SD1 Super Overdrive

Veredicto
El SD1 es un veterano que lleva ya décadas entre nosotros y que ha formado parte de las pedalboard de guitarristas míticos como Eddie Van Hallen o Zack Wylde.

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Vamos a hablar hoy de uno de los overdrives más utilizados por guitarristas de todos los géneros. Un veterano que lleva ya décadas entre nosotros y que ha formado parte de las pedalboard de guitarristas míticos como Eddie Van Hallen o Zack Wylde, antes de que éstos tuviesen la oportunidad de presumir de sus propios modelos signature.

La producción de este pedal se inició en Japón hace ya tres décadas. Hay quien afirma que fue el intento de Boss de captar la esencia de los Tubescreamer, mientras que otros opinan que, al margen de lo que hiciese la gente de Ibanez, fue una de tantas apuestas de Boss en el campo de las distorsiones y las saturaciones. En todo caso, hay muchas, muchísimas, similitudes entre este pedalito y su paisano verde de Ibanez , el TS9, y no sólo en cuanto a similitud de construcción y disposición de sus controles, sino también en cuanto a sonido, como podréis apreciar en el vídeo que adjuntamos al final de esta review.

Parece irremediable que cada vez que se acomete una review de un overdrive, en un momento u otro aparezca alguna referencia a los Tubescreamer. Nos guste o no, los pedalitos verdes de Ibanez se han hecho un hueco en la historia de la guitarra hasta el punto de tener entrada propia en la Wikipedia, por lo que parece inevitable que todos los usuarios utilicemos como vara de medir saturaciones, el recuerdo que mantengamos en nuestras respectivas meninges del sonido que producen los legendarios Tubescreamer. Olvidémonos por un momento de los Tubescreamer y centrémonos en nuestro protagonista de hoy: el Super Overdrive de Boss.

Presentación

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Es un Boss. Por tanto, la presentación es correcta. Su caja de cartón protege lo suficiente al pedal en el transporte, y en el interior nos vienen certificados de garantía y manuales en varios idiomas. La página de Boss en los Estados Unidos (bossus.com) ofrece cinco años de garantía para este producto. En Europa debemos conformarnos con los dos años de garantía que la legislación comunitaria otorga a estos cachivaches electrónicos. Los SD1 se fabrican actualmente en Taiwan, si bien la unidad que hemos probado en esta review es un pedal de los años ochenta, cuando la producción de todos los Boss estaba aún en Japón.

Construcción

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Nuevamente es un Boss. Eso significa que puedes subirte a la azotea, lanzárselo al cogote desde allí a tu peor enemigo que camina calle abajo, errar el lanzamiento y que el pedal se estampe contra el asfalto segundos antes de que le pase por encima un camión Scania de 50 toneladas. Podrás ir a recoger tu pedal al que, probablemente, le habrá saltado parte de su pintura, pero seguirá funcionando perfectamente. La unidad que os mostramos en estas fotos tiene más de treinta años y miles de kilómetros encima. Los desplazamientos y los traslados han hecho mella en la pintura, pero su funcionamiento es igual de suave que el primer día. Ahora, a la vejez, le ha llegado al pobre una pedalboard en la que queda fijo y protegido, pero toda la vida ha viajado en una bolsa de deporte, retozando y revolcándose en lúbricas orgías con cables y otros pedales metálicos. Y ahí lo tenéis, algo deslucido pero todavía con ganas de guerra.

Utilización

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No debemos dejar que nos engañe su nombre comercial. Lo de Super de su nomenclatura “Super Overdrive” quizás venga referido a la consideración que la gente de Roland le tenga dentro de la gama, o a su excelsa coloración en color amarillo pollo, pero el caso es que nos encontramos ante una saturación nada súper sino suave, delicadamente suave si se me permite. Es un chisme que nos va a respetar en todas sus frecuencias el tono de la guitarra, lo suficiente como para que una Strato siempre suene a Strato y que incluso el oído no experto sepa identificar que la señal procesada por el SD1 proviene de una single coil o de una humbucker.

La propia gente de Roland ha llevado a cabo el ejercicio de ubicar sus pedales en una gráfica imaginaria de dos ejes, donde el vertical va desde el sonido natural abajo y el metálico arriba y el horizontal en el sonido rugoso y desgarrado a la izquierda y el liso y suave a la derecha. Aquí el SD1 es el más natural –y por tanto menos metálico- de todos los Boss y, junto al Blues Driver y al OD 3, de los menos abruptos y más suavitos de la casa.

Básicamente podremos utilizar este pedal en tres registros, a saber:

  • Como overdrive que engordará y dará carácter a nuestra guitarra en el canal limpio de nuestro amplificador.
  • Como vitamina gorda de nuestro canal saturado y que nos proporcionará sonidos rockeros que van desde el Crunch en adelante.
  • Como aumento de gain, sustain y volumen en nuestros solos, apoyando a otro distorsionador (o al canal saturado del amplificador) actuando prácticamente como un booster.

Más adelante os contaremos cómo conseguir estos registros.

Controles

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Al igual que el TS9, dispone de tres potenciómetros y, exactamente igual que ocurre en el Tubescreamer, sus controles vienen bautizados como Drive (para la ganancia) Level (para el volumen) y Tone, si bien nuestro Boss tiene el control de volumen a la izquierda y la ganancia a la derecha, mientras que en los Ibanez es justo a la inversa.

Este potenciómetro no va a modificar sustancialmente la textura del sonido. Al contrario de lo que ocurre con el control de “Drive” que afecta bastante menos al volumen que a la saturación, el control “Level” incide más sobre el volumen que sobre la ganancia. Así, manteniendo este potenciómetro sobre las 12, subiremos sólo un puntito de volumen sobre el canal limpio de nuestro amplificador. Jugando con este pote en puntos cercanos a las 12, podremos -trasteando con la ganancia- incidir más o menos sobre el volumen y la saturación, para obtener mayor o menos saturación con el mismo volumen, o mayor o menor volumen con la misma saturación.

Éste es el botón que más juego nos va a dar y sobre el que debemos operar para navegar entre los distintos registros a los que antes nos referíamos.

  1. Overdrive suavito. Con el Drive rondando las 8 y el Level las 12 obtenemos un sonido similar a ése tan cremoso que dan los amplis de válvulas cuando éstas empiezan a romper. Ideal para arpegios a los que queremos dotar algo de energía sin que pierdan la dulzura de un limpio bonito, y/o para tocar ritmos con todas las cuerdas sin que la saturación enguarre el sonido.
  1. Vitaminando el canal saturado de nuestro ampli. Jugando con los botones de saturación de nuestro ampli y el del SD1 conseguiremos un abanico de sonidos que nos llevarán desde el overdrive suavito que describíamos antes, hasta un Crunch poderoso y cañero. La rueda del Drive a partir de la 1 o las 2 ya nos imprime suficiente carácter como para hacernos respetar en un concierto de rock cañero, siempre y cuando partamos ya de un sonido saturado previamente, sea por nuestro propio ampli, sea utilizando el SD1 como complemento a otros distorsionadores.
  1. Pedal de apoyo, o como Booster o Lead. Aunque probablemente sea como menos suele utilizarse este pedal, así es como a un servidor más gusta utilizarlo. Esto es, antes del distorsionador principal, con el Level y el Drive sobre las 12, y donde proporciona a tu sonido (previamente saturado de tu otro distorsionador o con el “gain” de tu amplificador) un añadido considerable y definido en armónicos, distorsión y sustain. En aquellas distorsiones que no son lo suficientemente “pastosas” para obtener un tapping de forma sencilla, un toquecito adicional de SD1 es mano de santo, y los tappings suenan casi solos -a costa de perder algo de dinámica, eso sí- podríamos tocar tapping casi con la mano derecha en el bolsillo.

El típico de un solo pote. Si queremos mantener el tono del ampli, hay que regularlo entre las 10 y las 11. Más a la izquierda matamos mucho el sonido y más a la derecha, pasándolo de las 12, aunque quizás añadamos algo de brillantez al tono, matamos mucho los graves, aplanamos la señal y restamos dinámica al sonido.

Alimentación

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Como todos los Boss, pila de 9 V, o bien 9 voltios de corriente alterna y con el negativo en el centro. Durante muchos años utilicé este pedal únicamente con pilas, y, la verdad, duraban una eternidad. Desde que lo incluí en la pedalboard funciona con un alimentador y no da problemas. Aquí un inciso para comentaros mi experiencia con las cadenas de pedales, y es que, a medida que aumentaban los pedales en mi pedalboard aumentaban mis problemas con ruidos. Podría llenar páginas y páginas con las desventuras y despropósitos ocurridos merced a los caprichos de unos amperios y unos voltios desalmados y desconsiderados. Podría narraros infinitas compras y ventas de material en busca de un sonido sin zumbidos de fondo, pero resumiendo, grosso modo, deciros que cientos de ruidos y miles de problemas se resolvieron el día que compré un adaptador de corriente Boss y el afinador Boss TU3 que se ocupa, además, de repartir corriente al resto de pedales. Mano de santo. Atrás quedó un auténtico calvario de “psssssssssssssssssssssssssssstt”, “rrrrtttttttttttttttrttttttttttttttttttttttttt” y todas las onomatopeyas que se os ocurran relacionadas con el puñetero ruido no deseado que se forma a la que se juntan más de cuatro pedales en una misma cadena.

Ficha técnica del manual

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Conclusiones

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Es un pedal asequible, que cuesta sobre una cuarta parte de lo que costaría un TS9, o un pedal de boutique, pero que, a su vez, cuesta más del doble de lo que cuestan los “clónicos” chinos de marcas, digamos “blancas” y que juran y perjuran reproducir fielmente el tono y el sonido otros míticos overdrives. En esta tesitura podríamos concluir con que su relación calidad precio es bastante buena. Comparado con alguno de estos clónicos que he tenido ocasión de probar (alguno incluso anda aún por casa) podríamos afirmar que cumple exquisitamente donde los “clónicos” cumplen sin más, y que cumple bastante bien donde aquéllos no cumplen: entiéndase utilización a volúmenes de ensayo y concierto, donde muchos “clónicos” evidencian su bastardía merced a una fulgurante pérdida de prestaciones y un aumento de ruidos de fondo no deseados. Incluso ahí, el SD1 se comporta estupendamente, sacando pecho incluso ante contrincantes de más rancio abolengo.

Una de sus mejores virtudes es que respeta mucho tanto a amplificadores como a guitarras. Reconoceremos perfectamente una Stratocaster pasada por un SD1 y reconoceremos perfectamente un DeLuxe Reverb vitaminado con un SD1. El peaje que nos pide a cambio es que con este pedal no podremos hacer milagros si no tenemos ayuda de más pedales. Si tocamos con, por poner un ejemplo, un Jazz Chorus, por mucho gain que le añadamos al pedal, estamos limitados para alcanzar sonidos realmente cañeros, y desde luego que no podremos hacer creer a nadie que estamos tocando con un JCM 800. Si queremos sonar con verdadera tralla en un amplificador así, necesitaremos ayudarnos de otros pedales. El SD1 nos dejará saturar a lo bruto, pero no distorsionar a lo grande.

A favor

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  • Precio. Resulta realmente barato conseguir un pedal legendario por menos de 60 euros.
  • Es un Boss. Pese a que esta marca tiene sus detractores, es una garantía de construcción, fiabilidad y durabilidad.
  • Polivalencia: Rinde fabulosamente como booster, como overdrive suavito, y como pedal de apoyo. Funciona de fábula para Blues, para Rock, e incluso para Hard Rock y Heavy Metal si lo apoyamos en otras saturaciones.
  • Silencio: Es más silencioso que la mayoría de sus competidores y de los más silenciosos dentro de la gama de saturaciones/distorsiones de Boss.

En contra

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  • Control de tono. Como suele ocurrir cuando existe un único pote de tono, no nos deja estar a la vez en misa de agudos y repicando graves y, en ocasiones, no sale resultón ni en los unos ni en los otros.
  • Señal aplanada, merma en los graves y falta de dinámica en según qué configuraciones. Nada que no se pueda solucionar dejando el pote de Tone rondando entre las 10 y las 12, o bien trasteando convenientemente los controles del amplificador o de un pedal ecualizador.
  • Led Poco luminoso. Como ocurre con la mayoría de pedales, su led no está pensado para conciertos matinales al aire libre y bajo el sol. En esas ocasiones deberás guiarte con el oído para saber si está o no conectado. Marcas de pedales de baratillo, como Joyo, montan unos leds gordotes y luminosos, que los ves incluso aunque los enfoquen con un cañón láser. A ver para cuándo se ponen las pilas las marcas más consolidadas en este aspecto y colocan leds que se vean también de día, que hay una cosas que se llaman matinales rockeras, !leñe!
  • No es true by pass. Particularmente, a un servidor no le molesta en absoluto esta característica, pues le pasa inadvertido a sus oídos el utilizar pedales con o sin esta particularidad, pero en un pedal con tantas virtudes, y habida cuenta de la cantidad de usuarios que alaban la nula pérdida de tono en los pedales true by pass, habrá que añadirle algún que otro defectillo a esta review para que no parezca que caemos en una excesiva complacencia.

Vídeos

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Para la review se ha utilizado una guitarra Fender Stratocaster Reissue 61 MIJ del 95, un amplificador Roland GC 418 de los 90 (es una versión de 60 watios del Jazz Chorus 120, con su exquisito y mítico sonido limpio) microfoneado y llevado a la entrada “mic” del PC, donde se ha tratado y mezclado con el Audacity.

1) Como pedal de refuerzo o como Boost

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Aquí intento mostraros cómo se comporta interactuando con otras distorsiones. Veréis como trabaja junto con un Joyo Ultimate Drive (clon del Fulltone) con el que creo que consigue un tono adecuado para metal y rock pesado y con un Line 6 Übermetal, al que le añade sustain al sonido, más densidad y más cremosidad a la distorsión, ideal para apoyarse en él para hacer tappings y solos en los que necesitemos extra de sustain.

2) Como Overdrive

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3) Comparativa TS9 vs SD1

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Y hasta aquí la review. Esperamos que os haya gustado.

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