El secreto es que una emulsión, que puede incluir hasta agua en la aplicación, acaba polimerizando en forma de capa de cierto grosor y mucha dureza (como lo que tienes cuando estrenas un instrumento, al menos los de ibanez), esto con cera, ni con la de mis orejas.
Luego ya, que no se noten los encuentros con el acabado existente y así..., como todo, no por recorrer el mástil a toda leche se es artista.