Cuando estaba aprendiendo a tocar mi maestro me dio la partitura del quinto capricho de paganini. Pasaba horas ensayando una y otra vez el tema hasta que se volvió la pieza que me cambiaba los nervios, el miedo, la furia la ansiedad. Simplemente ejecutarla hacía que fueramos la guitarra y yo y lo demás no importaba. Admito que dejé de practicarla y hoy día no recuerdo más allá de la melodía y algunos compases... y no se si podría ejecutarla.
Pero uno de los mejores momento fue un concierto en un teatro donde no fue tanta gente como en otra ocasión pero nos tocó cerrar. Dejamos Sweet child o´mine al final del concierto. La gente ya estaba prendida con las canciones anteriores y pidieron otra y habíamos guardado esa para el final. Disfruté el solo como nunca lo había hecho y nunca me volvió a salir igual: Sentí como interactuaba con el público y como las notas y los cambios de compás movían al público. Fue interesante esa sensación. Recuerdo que sentía un poco de frío a causa del nerviosismo que poco a poco me había estado dejando durante la presentación y cada vez más sentía el calor del reflector. Me bajé con una sensación de satisfacción y no podía dejar de sudar.... no sé. Esto era indescriptible.
Wow que impresionante!! Historias asi queria!!
Espero más!!
Sí, de solo recordarlo se me puso la piel chinita y me entró la curiosidad de saber lo que los demás han experimentado. Ya me apunté a seguir el hilo.
Yo la mejor sensacion que he tenido no fue tocando yo sino mi crio. Con 7 años subido al escenario con otros 4 percusionistas, el siguiente en edad 18 años y 10 minutos de batucada.
Al acabar la gente no paraba de apludir y luego , como en mi pueblo somos unos 3000 y mas o menos nos conocemos todos mucha gente que te encontrabas comentandote lo bien que estubieron.
Creo que esos dias creci y todo, jajajajaj.
Saludos.
No cabe que los mejores momentos son cuando menos te lo esperas