Gracias a Bandurria por recuperar esta jam, en la que por viajes me había dejado sin terminar de escuchar algunas participaciones.
Alo: tirando del lenguaje bop de toda la vida, ¡muy bien! Sobre la mezcla, se escucha la gt, pero hay que subir el volumen general porque va mezclada algo mnás baja que la base, sin embargo, si se sube, como al base es suave, se pueden escuchar las líneas de gt perfectamente.
Gono: precioso el sonido de esa descabezada, y una impro muy fluida, también dentro del lenguaje bop, con las clásicas pequeñas variaciones rítmicas que ahuyentan cualquier amago de monotonía.
……
Bandurria: como no soy musicólogo, y mis conocimientos musicales son autodidactas y parcheados, no me atrevo a contestarte con una sesuda y profunda explicación (seguro que hay quien sí, y le leeré encantado; yo no lo explicaría bien si tiro por ahí), por lo que paso a unas ideas intuitivas, entremezcladas, que fueron las que usé yo cuando, tras escuchar la base y una versión de las que más me gustan (la que colgué de Miles y Sonny), miré la partitura y pensé por dónde largar los tiros.
Para empezar, miro quiénes tocan en ese álbum, y la escucha me dice que, aunque se acreditan dos pianistas, en este tema es claramente Silver, un bopper de mucho prestigio, pero bastante menos desafiante que Monk en su manera de entender la música. Dado que mi historial como guitarrista aficionado vino de querer tocar el piano a los 14 años (la contraoferta paterna fue: piano no cabe en casa, si quieres, una guitarra, y la acepté, qué duda cabe…), y que con 15 descubrí a Monk y acabé comprándome un pianillo Casio a los 24, (ya demasiado viejo para tocar bien nunca, pero no para ser un eterno aprendiz…), mi intuición primera fue: ¿cómo sonaría esto si al piano estuviese Monk? Como a Monk le he escuchado mucho, y estudiado bastante (un triunfo tocar Round midnight sin equivocarme, y pura emoción el día que me tiré a la piscina y empecé a improvisar –con piano, con la gt no llego, al menos por ahora- directamente sobre las armonías, sin leer la melodía siquiera…), no me cuesta mucho poner la cabeza en modo “vamos a retorcer los tiempos, sincopar, y meter silencios (los auriculares contribuyeron…), meter algunas dobles notas y algunas notas raritas”…
Esa es la parte más intuitiva. Luego, están las armonías del tema, muy simpáticas porque en una primera mirada general dan la impresión de ir saltando (modulando) cada poco entre la tonalidad de Eb y la de C; en vez de irse a los menores “espejo” de Eb, se va a mayores (luego resuelve el tema en Cm-F). Los boppers no eran de estarse muy quietecitos en una tonalidad, a veces simplemente hacen desviaciones, pero es medio raro no ver alguna modulación en los estándares. Igual esto tiene otra forma teórica/técnica de interpretarlo, si alguien con mayores conocimientos aporta al respecto, estaré muy agradecido: siempre dispuesto a aprender. Ahora, verlo, en la partitura y en el piano, lo veo. Como tema bop, tampoco pueden faltar saltos de octava y algunas notas que salpimenten la melodía que se toca sobre los acordes, un b5, un b9…
Eso, leyendo la melodía básica. Luego, cuando te pones a ello, yo creo que aunque partamos de una idea estructural concreta en la cabeza, si se piensa mucho cuando estás tocando se corre el riesgo (al menos en mi caso concreto) de caer en caminos muy repetidos, que suenan bien, pero que si se alargan pueden hacernos sentir reiterativos, y por ello una opción es tocar, como decía alguien, “la música que suena en tu cabeza”, que sin duda será producto de la que hayas escuchado, pero toda mezclada y en batiburrillo… como a cada uno le guste, porque tocaremos aquello que se nos ha quedado más dentro de la memoria, que nos ha emocionado más… Y por último, y casi siempre, me acuerdo de lo que decía Lester Bowie: “toca algunas notas erróneas”. Él lo llevaba un poco al extremo, yo intento no sacar mucho los pies del tiesto, pero sí, en un momento dado, cuando ya va la impro avanzada, unas cuantas notas no del todo “esperables”, salpimentan y meten tensión. En mi caso, sin recurrir al feísmo, y procurando ser espejo de los músicos que me gustan y de quienes he aprendido lo que he podio, escuchando.
En general procuro liberarme de la idea de obligarme a seguir estrictamente caminos armónicos y/o modales, pero los mantengo en la cabeza para no desviarme en exceso de ellos, y desde las tonalidades o los modos para comenzar o tener una estructura a la que volver, dejarme ir suavemente por el mar de mi memoria musical (“la música que suena en mi cabeza”); a veces sale algo que me gusta, otras no me gusta nada, y la mayoría de las veces salen cosas que me gustan mezcladas con otras que me convencen menos. C’est la vie…
Perdón por el rollete, no he sabido explicarlo más brevemente.
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