Producidas entre 1982 y 1984, conocidas popularmente como FULLERTON, fueron las primeras reediciones (Reissue) de la historia Fender.
Para poder entender el culto hacia estas Stratocaster, es más que recomendable, conocer la historia que les precedió.
Resumiendo. Desde la venta de Fender a CBS en 1964, se produjeron algunos cambios, de forma progresiva y escalonada en los primeros años (hasta 1971), muchas más evidentes en la década de los 70 y radicales a finales de esa misma décadas.
Fender, en un intento de ir un paso más allá, que le permitiera sobresalir frente a la que ya era abundante competencia y satisfacer las necesidades de músicos, lanzo algunos de los modelos de strato más caros de producir, que no pasarían el filtro de la crítica y quedarían para la historia como algunos de los engendros más sonados. No fueron del agrado de guitarristas y acabaron por ser un fracaso comercial.
Al inicio de la década de los 80, Fender era consciente de que las cosas se no lo estaban haciendo bien. Tocaba rediseñar y reconducir su producción.
La construcción de una nueva fábrica fue la primera consecuencia, mientras se encomendaban a los japoneses para seguir manteniendo la fabricación de instrumentos de la marca.
Al mismo tiempo crecía entre los músicos la preferencia por las guitarras de los primeros años. Nacia el mito de las Pre CBS, mucho antes de que la moda del vintage se impusiera.
Reducción de costes, intento de recuperar el prestigio, o todo a la vez, el siguiente paso lógico fue regresar a aquellas guitarras, introduciendo las primeras reediciones de los modelos que amasaron mejor reputación, las del 1957 y la del 1962.
Resulta paradójico que en la práctica fuese un paso atrás en el tiempo.
Aunque también hubo reediciones de fabricación japonesa, destinadas al mercado nacional y para la exportación, el mercado interno americano tuvo su propia producción, que terminaría siendo el último coletazo de fabricación de la vieja factoría Fullerton.
Las Fullerton fueron algo más que una reedición vintage.
Para su fabricación se regresó a sistemas, plantillas y maquinas que habían sido usadas en la producción de la época pre CBS.
Los materiales eran lo más parecido a las primeras décadas fenderianas.
Se volvió a la nitro con una base de poliéster (Fullerplast) con acabados en sunburst de 2 tonos para las 57 y 3 tonos para las 62. Aunque también hubo colores personalizados, que en su conjunto fueron inferior al 10% de la producción.
También se rediseñaron las pastillas que fueron de tres diferentes tipos:
Las de fondo rojo y las de fondo gris, que son y suenan iguale entre sí. Y las conocidas como Black Bottom, pastillas con bobinas negras, con las especificaciones de la época pre CBS y que son las más parecidas a aquellas en tono.
Se regresó al un selector de 3 posiciones, aunque incluían un repuesto de 5.
Golpeadores monocapa con un pequeño adhesivo de aluminio para las 57 y tricapa con plancha de aluminio completa para las 62.
El modelo 62 volvia a tener el diapasón “slab board” de palisandro.
La electrónica fue la disponible en la época. Potenciómetros CTS (todavía fabricados en USA) y condensadores Sprague de la primera generación (los primeros Orange Drop, y en raras ocasiones negros).
La producción de las Fullerton fue escasa. No hay fuentes fiables sobre el número de guitarras que salieron de aquella fabrica, algunas fuentes cifran la producción escasamente en unas 150 unidades del modelo Stratocaster. De ser cierto, sin duda una de las ediciones más limitadas de la historia Fender.
En lo que si hay consenso es en el control de calidad más exhaustivo al que fueron sometidas.[img][/img]
Las Fullerton fueron muy bien acogidas desde su aparición, lo que les otorgo esa buena fama de la que gozan. Alguno celebre entendido como Eddie Vegas asegura, “estos Fullerton son los siguientes mejores después de pre cbs”.
Ciertamente hay muchas similitudes con ellas pero también se detectan diferencias.
La forma de la pala y los contornos del cuerpo, son ligeramente diferentes, también las calcas presentan alguna distinción propia, aunque fueron los mástiles delgados y finos, los que otorgaron el mayor carácter diferenciador
En muchos casos esas diferencias son atribuibles al el desgaste de las propias plantillas, en otros simplemente son señas de identidad propia.
La datación de estas guitarras no siempre pueden hacerse en función del número de serie, ya que las placas eran cogidas por los operarios de forma aleatoria de un cajón, aunque suele responder a:
1982 V000001 – V004000
1983 V004000 – V010000
1984 V010000 – V016000
Pero la forma más determinante y fiable suele ser la fecha inscrita a lápiz en el talón del mástil.
Tanto los potes como las pastillas están fechadas, sin embargo no es nada raro encontrar material del 82 en guitarras del 82 y 84.
La producción de modelos de reedición, técnicamente American Vintage Reissue (AVRI) continúo en la nueva fábrica de Corona, pero con diferencias notables.
Hay que desterrar el mito de que las reediciones made in Japan estaban hechas con material de las Fullerton. Eso no responde a ninguna realidad, ya que en su totalidad fueron fabricadas en Japon con maderas, materiales, sistemas de producción y control de calidad propios. Solo las pastillas fueron enviadas desde USA en los primeros años de las JV, como excepción.
Las Fullerton se han convertido en guitarras altamente coleccionables, apreciadas y buscadas.
Una de las joyas del vintage por merito propio.
Para poder entender el culto hacia estas Stratocaster, es más que recomendable, conocer la historia que les precedió.
Resumiendo. Desde la venta de Fender a CBS en 1964, se produjeron algunos cambios, de forma progresiva y escalonada en los primeros años (hasta 1971), muchas más evidentes en la década de los 70 y radicales a finales de esa misma décadas.
Fender, en un intento de ir un paso más allá, que le permitiera sobresalir frente a la que ya era abundante competencia y satisfacer las necesidades de músicos, lanzo algunos de los modelos de strato más caros de producir, que no pasarían el filtro de la crítica y quedarían para la historia como algunos de los engendros más sonados. No fueron del agrado de guitarristas y acabaron por ser un fracaso comercial.
Al inicio de la década de los 80, Fender era consciente de que las cosas se no lo estaban haciendo bien. Tocaba rediseñar y reconducir su producción.
La construcción de una nueva fábrica fue la primera consecuencia, mientras se encomendaban a los japoneses para seguir manteniendo la fabricación de instrumentos de la marca.
Al mismo tiempo crecía entre los músicos la preferencia por las guitarras de los primeros años. Nacia el mito de las Pre CBS, mucho antes de que la moda del vintage se impusiera.
Reducción de costes, intento de recuperar el prestigio, o todo a la vez, el siguiente paso lógico fue regresar a aquellas guitarras, introduciendo las primeras reediciones de los modelos que amasaron mejor reputación, las del 1957 y la del 1962.
Resulta paradójico que en la práctica fuese un paso atrás en el tiempo.
Aunque también hubo reediciones de fabricación japonesa, destinadas al mercado nacional y para la exportación, el mercado interno americano tuvo su propia producción, que terminaría siendo el último coletazo de fabricación de la vieja factoría Fullerton.
Las Fullerton fueron algo más que una reedición vintage.
Para su fabricación se regresó a sistemas, plantillas y maquinas que habían sido usadas en la producción de la época pre CBS.
Los materiales eran lo más parecido a las primeras décadas fenderianas.
Se volvió a la nitro con una base de poliéster (Fullerplast) con acabados en sunburst de 2 tonos para las 57 y 3 tonos para las 62. Aunque también hubo colores personalizados, que en su conjunto fueron inferior al 10% de la producción.
También se rediseñaron las pastillas que fueron de tres diferentes tipos:
Las de fondo rojo y las de fondo gris, que son y suenan iguale entre sí. Y las conocidas como Black Bottom, pastillas con bobinas negras, con las especificaciones de la época pre CBS y que son las más parecidas a aquellas en tono.
Se regresó al un selector de 3 posiciones, aunque incluían un repuesto de 5.
Golpeadores monocapa con un pequeño adhesivo de aluminio para las 57 y tricapa con plancha de aluminio completa para las 62.
El modelo 62 volvia a tener el diapasón “slab board” de palisandro.
La electrónica fue la disponible en la época. Potenciómetros CTS (todavía fabricados en USA) y condensadores Sprague de la primera generación (los primeros Orange Drop, y en raras ocasiones negros).
La producción de las Fullerton fue escasa. No hay fuentes fiables sobre el número de guitarras que salieron de aquella fabrica, algunas fuentes cifran la producción escasamente en unas 150 unidades del modelo Stratocaster. De ser cierto, sin duda una de las ediciones más limitadas de la historia Fender.
En lo que si hay consenso es en el control de calidad más exhaustivo al que fueron sometidas.[img][/img]
Las Fullerton fueron muy bien acogidas desde su aparición, lo que les otorgo esa buena fama de la que gozan. Alguno celebre entendido como Eddie Vegas asegura, “estos Fullerton son los siguientes mejores después de pre cbs”.
Ciertamente hay muchas similitudes con ellas pero también se detectan diferencias.
La forma de la pala y los contornos del cuerpo, son ligeramente diferentes, también las calcas presentan alguna distinción propia, aunque fueron los mástiles delgados y finos, los que otorgaron el mayor carácter diferenciador
En muchos casos esas diferencias son atribuibles al el desgaste de las propias plantillas, en otros simplemente son señas de identidad propia.
La datación de estas guitarras no siempre pueden hacerse en función del número de serie, ya que las placas eran cogidas por los operarios de forma aleatoria de un cajón, aunque suele responder a:
1982 V000001 – V004000
1983 V004000 – V010000
1984 V010000 – V016000
Pero la forma más determinante y fiable suele ser la fecha inscrita a lápiz en el talón del mástil.
Tanto los potes como las pastillas están fechadas, sin embargo no es nada raro encontrar material del 82 en guitarras del 82 y 84.
La producción de modelos de reedición, técnicamente American Vintage Reissue (AVRI) continúo en la nueva fábrica de Corona, pero con diferencias notables.
Hay que desterrar el mito de que las reediciones made in Japan estaban hechas con material de las Fullerton. Eso no responde a ninguna realidad, ya que en su totalidad fueron fabricadas en Japon con maderas, materiales, sistemas de producción y control de calidad propios. Solo las pastillas fueron enviadas desde USA en los primeros años de las JV, como excepción.
Las Fullerton se han convertido en guitarras altamente coleccionables, apreciadas y buscadas.
Una de las joyas del vintage por merito propio.