Érase una vez, en un tiempo no muy lejano, un espacio donde algunos amantes de la música y de las guitarras solían reunirse para compartir, debatir, aportar…
Muchos días entraba en ese sitio, deseando que otros hubieran abierto nuevos temas, esperando escuchar las colaboraciones de los habituales, admirando la sencillez y humildad con la que grandes músicos hacían comentarios y sugerencias a grandes y pequeños músicos.
Un buen día me animé a compartir mis cosas, sin grandes pretensiones, esperando una crítica constructiva entre iguales (o diferentes) y al mismo tiempo tratando de aportar mi escasa (por calidad) pero dilatada (cosas de la edad) experiencia en el mundo de la música.
No pasó mucho tiempo hasta tener la sensación de que tenía un buen puñado de conocidos, algunos amigos, con los que compartir mis inquietudes musicales. Las solicitudes de colaboración no tardaron en llegar o en ser aceptadas y, de esta manera, asumí retos impensables unos meses antes.
Pero como en todos los cuentos, nada es para siempre o nada es lo que parece (la verdad es que no sé qué pensar). Muchos de los que estaban allí poco tiempo antes, dejaron de estarlo. Más allá de los motivos, algo me decía que ya no era lo mismo y que el cambio no iba a ser a mejor. En poco tiempo las colaboraciones comenzaron a escasear, algunas críticas constructivas comenzaron a interpretarse como ataques personales, comenzaron a aparecer los palmeros y un buen puñado de personajes que buscaban únicamente la autopromoción sin ofrecer nada a cambio. En cierto modo, el escenario del que hablo en el cuento pasó de ser un lugar donde muchos entraban a aprender a un lugar donde algunos entraban a dar lecciones. Como la vida misma…
Mientras tanto, y como en un universo paralelo, los esfuerzos que antes se destinaban a hacer música y comentar sobre música, ahora se trasladaban a discutir acaloradamente sobre el precio de las cosas en el compraventa particular o sobre la influencia de la madera malgache en los armónicos impares. Evidentemente, estas discusiones siempre han mucho más rentables desde el punto de vista cultural y nos ayudan a avanzar como músicos.
Y también como en todos los cuentos, algunos seguían pensando, quizás ingenuamente, que era posible seguir haciendo música, que era posible compartirla y que era posible que alguien al otro lado perdiese unos minutos de su vida escuchándola y, ¿por qué no?, dando una opinión.
Este cuento no tiene final feliz, de hecho todavía no tiene un final evidente. Tampoco es una fábula a la que acompañar con una moraleja. Simplemente son algunas reflexiones al cabo de cuatro años por estos lares. Y nada más lejos que sentirme de bajón por la situación descrita, ya que como he comentado muchas veces “hay vida fuera de este foro”, sino quizás desilusionado por lo que pudo ser y no fue… o todavía no ha sido.
Pero como este foro no es para contar cuentos, sino para que los foreros suban sus “creaciones”, aquí os dejo uno que tenía grabado. A ver si encima me van a banear por el offtopic… Como es habitual, el tema está montado desde cero, despacito y dando mi toque personal a un tema ajeno (algunos lo llaman cover, otros versión). Espero que los fans de John Mayer me sepan perdonar, pero no he encontrado mejor tema para este momento.
Dedicado a los que todavía están y a los que ya no están
Muchos días entraba en ese sitio, deseando que otros hubieran abierto nuevos temas, esperando escuchar las colaboraciones de los habituales, admirando la sencillez y humildad con la que grandes músicos hacían comentarios y sugerencias a grandes y pequeños músicos.
Un buen día me animé a compartir mis cosas, sin grandes pretensiones, esperando una crítica constructiva entre iguales (o diferentes) y al mismo tiempo tratando de aportar mi escasa (por calidad) pero dilatada (cosas de la edad) experiencia en el mundo de la música.
No pasó mucho tiempo hasta tener la sensación de que tenía un buen puñado de conocidos, algunos amigos, con los que compartir mis inquietudes musicales. Las solicitudes de colaboración no tardaron en llegar o en ser aceptadas y, de esta manera, asumí retos impensables unos meses antes.
Pero como en todos los cuentos, nada es para siempre o nada es lo que parece (la verdad es que no sé qué pensar). Muchos de los que estaban allí poco tiempo antes, dejaron de estarlo. Más allá de los motivos, algo me decía que ya no era lo mismo y que el cambio no iba a ser a mejor. En poco tiempo las colaboraciones comenzaron a escasear, algunas críticas constructivas comenzaron a interpretarse como ataques personales, comenzaron a aparecer los palmeros y un buen puñado de personajes que buscaban únicamente la autopromoción sin ofrecer nada a cambio. En cierto modo, el escenario del que hablo en el cuento pasó de ser un lugar donde muchos entraban a aprender a un lugar donde algunos entraban a dar lecciones. Como la vida misma…
Mientras tanto, y como en un universo paralelo, los esfuerzos que antes se destinaban a hacer música y comentar sobre música, ahora se trasladaban a discutir acaloradamente sobre el precio de las cosas en el compraventa particular o sobre la influencia de la madera malgache en los armónicos impares. Evidentemente, estas discusiones siempre han mucho más rentables desde el punto de vista cultural y nos ayudan a avanzar como músicos.
Y también como en todos los cuentos, algunos seguían pensando, quizás ingenuamente, que era posible seguir haciendo música, que era posible compartirla y que era posible que alguien al otro lado perdiese unos minutos de su vida escuchándola y, ¿por qué no?, dando una opinión.
Este cuento no tiene final feliz, de hecho todavía no tiene un final evidente. Tampoco es una fábula a la que acompañar con una moraleja. Simplemente son algunas reflexiones al cabo de cuatro años por estos lares. Y nada más lejos que sentirme de bajón por la situación descrita, ya que como he comentado muchas veces “hay vida fuera de este foro”, sino quizás desilusionado por lo que pudo ser y no fue… o todavía no ha sido.
Pero como este foro no es para contar cuentos, sino para que los foreros suban sus “creaciones”, aquí os dejo uno que tenía grabado. A ver si encima me van a banear por el offtopic… Como es habitual, el tema está montado desde cero, despacito y dando mi toque personal a un tema ajeno (algunos lo llaman cover, otros versión). Espero que los fans de John Mayer me sepan perdonar, pero no he encontrado mejor tema para este momento.
Dedicado a los que todavía están y a los que ya no están