¿Quieres tocar la guitarra pero nunca te has atrevido?
¿Quieres comprar tu primera guitarra, pero no sabes como elegirla?
¿Alucinas con esos solos tan guapos del guitarrista de tu grupo favorito, y crees que poder hacerlos tú sería como tocar el nirvana?
¡Felicidades!
¡Has llegado al lugar adecuado!
Bienvenido a la…
GUÍA DEFINITIVA PARA EL GUITARRISTA PRINCIPIANTE, EXPERTO Y PARA EL MAESTRO CONSUMADO.
Bien. Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de adentrarnos en el mundo de la guitarra, es contar con un buen gurú que nos guíe en tan arduo camino, alguien que nos instruya, que nos aliente cuando el ánimo decaiga, que nos de las fuerzas necesarias para seguir adelante cuando todo parece imposible… Y ese soy yo.
Para llevar a cabo tal labor, cuento en mi currículum con la brutal experiencia de casi dos semanas intentando aprender a tocar la guitarra y con la lectura de más de seiscientos mensajes (poco más o menos) relativos al tema este de la… de la guitarra, eso.
Lo primero que debemos hacer es acabar con algunos mitos que pululan por ahí. Más que nada, para que nadie se lleve a engaño. A saber:
1) Aprender a tocar la guitarra puede ser divertido, fácil y ameno.
¡Una mierda, una mierda y una mierda!. Por este orden. Aprender a hacer solos de guitarra, sin guitarra (sea en medio de un concierto, sea en la soledad de nuestra casa), puede ser divertido, si. Y fácil. Además, es chulo. Y nos hace sentirnos como estrellas del rock por un momento, pero luego… ¡Ay, amigo!, con la guitarra entre las manos, la cosa cambia. Es jodidísimo. No se puede hacer un solo así como así, no señor. Ni el de Smoke on the Water, por mucho que creas que ese ya te sale. Si, te sale. ¡PERO TE SALE MAL!. Tú crees que no, que lo haces, lo mismo, lo mismísimo que en el disco… ¡POR LOS COJONES!. Cuando lo haces tú solo, se parece, si. Y mucho. Pero cuando lo haces con el disco sonando al mismo tiempo… ¡Ja!.
Cierto que la semejanza con el original se podrá notar en mayor o menor medida en función de la calidad de nuestro oído musical y nuestra capacidad para auto engañarnos, pero para salir de dudas, nada como someterse a la prueba ciega de… cualquiera. Tú pillas la guitarra, te marcas tu solo y luego le dices al colega/familiar/vecino (táchese lo que no proceda) de turno:
- ¿A que sueno igual que Dip Parpel?.
Las respuestas, variadas, en función de la calidad del oído musical, su capacidad para engañarnos y la relación amistoso-fraterno-vecinal (táchese lo que no proceda) del oyente, irán desde un “Mismamente. No noto la diferencia” (para esta respuesta, el grado del oyente debe ser, como mínimo, de padre del “tocaor”, y sordo, a ser posible), hasta un “Pero… ¿estabas tocando la misma canción?”. Este último caso se da, sobre todo, en amigos envidiosos, despistados, crueles, o, simplemente, sin capacidad de mentir.
Esto, amigos, no ha de desanimarnos. Sabed que en el noble arte de la guitarra se avanza por un camino lento y lleno de obstáculos. Algunos de ellos, insalvables, os lo puedo garantizar.
2) Llegar a tocar bien la guitarra es posible, si se le dedica tiempo y ganas.
Esto, amigos, es, sencillamente, mentira. Sí, ya sé que hay gente por la tele, e incluso en conciertos en directo, que parecen tocar a velocidad de vértigo sin fallar una sola nota. También todos hemos visto magos que sacaban cartas, monedas, ¡incluso palomas! aparentemente, de la nada. Pero no nos dejamos engañar: somos seres inteligentes, los amos de la creación, y no se nos puede engañar fácilmente: sabemos que hay truco.
Pues con la guitarra, exactamente lo mismo. Mentiras, todo mentiras. En realidad, son grabaciones digitalizadas, tocadas muy lentamente y luego aceleradas por complejos procedimientos informáticos. Como cuando cantan los Pitufos. ¿O es que os habíais creído que de verdad hay gente con la voz así?.
Ese, y no otro, es el truco. Y puedo demostrarlo. A ver… ¿Por qué no había roqueros hace cien años?. Porque la tecnología para hacer grabaciones y modificar la velocidad a nuestro antojo no existía, sencillamente. ¿Alguien se imagina a Mozart balanceándose sudoroso, con el torso desnudo, el pelo pegado a los ojos por el sudor y berreando a voz en grito, y tocando al mismo tiempo un solo de esos?. ¿A quién quieren engañar?. Eso no era posible. Pasar del La menor al Mi menor en menos de cinco o seis segundos, con práctica, es posible. Tocar la escala en menos de dos minutos, con práctica, también. Pero, ¿hacer lo que hacen esos melenudos, sin ni siquiera mirar la guitarra…?. ¡Vamos hombre!, ¿estamos tontos, o qué?.
Pero acudamos a pruebas documentales… ¿Alguien ha visto “Crossroads” (o “Cruce de Caminos”, para los que no dominéis el inglés con la soltura que a mí me caracteriza?. Bueno, para los que no la conozcan, que sepan que es una película donde hay un niñato que quiere tocar blues, y después de pirirí, parirá, conoce a una chica, se mete una road movie entre pecho y espalda y tal, se marca un duelo de guitarras con un tal Estif Vai, otro embaucador de tres al cuarto que tiene engañado al personal. Bueno, pues ahora, al loro (no leáis esto los que no hayáis visto la película y queráis verlas, porque os voy a reventar el final): el niñato no es otro que Ralph Macchio, (efectivamente, el karateka que te dejaba el coche como los chorros), y le mete una somanta al Vai que lo deja temblando.
¿Cómo es posible?, se preguntarán algunos. El Estif es un guitarrista cojonudo, ¿no?.
Imágen del duelo
Claro, eso es lo que nos han hecho creer, pero todo era truco. Y el Karate Kid, que lo sabe, lo aplica. Y como es más joven, domina más la tecnología (mirar a los niñatos mandando mensajes por el móvil, a ver si no es verdad), y sabe acelerar más la pista grabada sin distorsionarla.
En fin… Es tarde y mañana tengo que madrugar (¡mentira!, pero lo digo por empatía (o será antipatía?) con los curritos que sí tenéis que madrugar.
Próximamente, nuevas entregas de este curso, que estoy pensando en titular La Guitarra y su Puta Madre, con lecciones tan esclarecedoras como “Cómo elegir tu primera guitarra sin prostituirte para pagarla”, “Practicando escalas: no olvides tu arnés y tu cuerda de seguridad”, o “Tus primeros acordes: el misterio del Mi menor, por fin desvelado”.
Hasta pronto!
¿Quieres comprar tu primera guitarra, pero no sabes como elegirla?
¿Alucinas con esos solos tan guapos del guitarrista de tu grupo favorito, y crees que poder hacerlos tú sería como tocar el nirvana?
¡Felicidades!
¡Has llegado al lugar adecuado!
Bienvenido a la…
GUÍA DEFINITIVA PARA EL GUITARRISTA PRINCIPIANTE, EXPERTO Y PARA EL MAESTRO CONSUMADO.
Bien. Lo primero que debemos tener en cuenta a la hora de adentrarnos en el mundo de la guitarra, es contar con un buen gurú que nos guíe en tan arduo camino, alguien que nos instruya, que nos aliente cuando el ánimo decaiga, que nos de las fuerzas necesarias para seguir adelante cuando todo parece imposible… Y ese soy yo.
Para llevar a cabo tal labor, cuento en mi currículum con la brutal experiencia de casi dos semanas intentando aprender a tocar la guitarra y con la lectura de más de seiscientos mensajes (poco más o menos) relativos al tema este de la… de la guitarra, eso.
Lo primero que debemos hacer es acabar con algunos mitos que pululan por ahí. Más que nada, para que nadie se lleve a engaño. A saber:
1) Aprender a tocar la guitarra puede ser divertido, fácil y ameno.
¡Una mierda, una mierda y una mierda!. Por este orden. Aprender a hacer solos de guitarra, sin guitarra (sea en medio de un concierto, sea en la soledad de nuestra casa), puede ser divertido, si. Y fácil. Además, es chulo. Y nos hace sentirnos como estrellas del rock por un momento, pero luego… ¡Ay, amigo!, con la guitarra entre las manos, la cosa cambia. Es jodidísimo. No se puede hacer un solo así como así, no señor. Ni el de Smoke on the Water, por mucho que creas que ese ya te sale. Si, te sale. ¡PERO TE SALE MAL!. Tú crees que no, que lo haces, lo mismo, lo mismísimo que en el disco… ¡POR LOS COJONES!. Cuando lo haces tú solo, se parece, si. Y mucho. Pero cuando lo haces con el disco sonando al mismo tiempo… ¡Ja!.
Cierto que la semejanza con el original se podrá notar en mayor o menor medida en función de la calidad de nuestro oído musical y nuestra capacidad para auto engañarnos, pero para salir de dudas, nada como someterse a la prueba ciega de… cualquiera. Tú pillas la guitarra, te marcas tu solo y luego le dices al colega/familiar/vecino (táchese lo que no proceda) de turno:
- ¿A que sueno igual que Dip Parpel?.
Las respuestas, variadas, en función de la calidad del oído musical, su capacidad para engañarnos y la relación amistoso-fraterno-vecinal (táchese lo que no proceda) del oyente, irán desde un “Mismamente. No noto la diferencia” (para esta respuesta, el grado del oyente debe ser, como mínimo, de padre del “tocaor”, y sordo, a ser posible), hasta un “Pero… ¿estabas tocando la misma canción?”. Este último caso se da, sobre todo, en amigos envidiosos, despistados, crueles, o, simplemente, sin capacidad de mentir.
Esto, amigos, no ha de desanimarnos. Sabed que en el noble arte de la guitarra se avanza por un camino lento y lleno de obstáculos. Algunos de ellos, insalvables, os lo puedo garantizar.
2) Llegar a tocar bien la guitarra es posible, si se le dedica tiempo y ganas.
Esto, amigos, es, sencillamente, mentira. Sí, ya sé que hay gente por la tele, e incluso en conciertos en directo, que parecen tocar a velocidad de vértigo sin fallar una sola nota. También todos hemos visto magos que sacaban cartas, monedas, ¡incluso palomas! aparentemente, de la nada. Pero no nos dejamos engañar: somos seres inteligentes, los amos de la creación, y no se nos puede engañar fácilmente: sabemos que hay truco.
Pues con la guitarra, exactamente lo mismo. Mentiras, todo mentiras. En realidad, son grabaciones digitalizadas, tocadas muy lentamente y luego aceleradas por complejos procedimientos informáticos. Como cuando cantan los Pitufos. ¿O es que os habíais creído que de verdad hay gente con la voz así?.
Ese, y no otro, es el truco. Y puedo demostrarlo. A ver… ¿Por qué no había roqueros hace cien años?. Porque la tecnología para hacer grabaciones y modificar la velocidad a nuestro antojo no existía, sencillamente. ¿Alguien se imagina a Mozart balanceándose sudoroso, con el torso desnudo, el pelo pegado a los ojos por el sudor y berreando a voz en grito, y tocando al mismo tiempo un solo de esos?. ¿A quién quieren engañar?. Eso no era posible. Pasar del La menor al Mi menor en menos de cinco o seis segundos, con práctica, es posible. Tocar la escala en menos de dos minutos, con práctica, también. Pero, ¿hacer lo que hacen esos melenudos, sin ni siquiera mirar la guitarra…?. ¡Vamos hombre!, ¿estamos tontos, o qué?.
Pero acudamos a pruebas documentales… ¿Alguien ha visto “Crossroads” (o “Cruce de Caminos”, para los que no dominéis el inglés con la soltura que a mí me caracteriza?. Bueno, para los que no la conozcan, que sepan que es una película donde hay un niñato que quiere tocar blues, y después de pirirí, parirá, conoce a una chica, se mete una road movie entre pecho y espalda y tal, se marca un duelo de guitarras con un tal Estif Vai, otro embaucador de tres al cuarto que tiene engañado al personal. Bueno, pues ahora, al loro (no leáis esto los que no hayáis visto la película y queráis verlas, porque os voy a reventar el final): el niñato no es otro que Ralph Macchio, (efectivamente, el karateka que te dejaba el coche como los chorros), y le mete una somanta al Vai que lo deja temblando.
¿Cómo es posible?, se preguntarán algunos. El Estif es un guitarrista cojonudo, ¿no?.
Imágen del duelo
Claro, eso es lo que nos han hecho creer, pero todo era truco. Y el Karate Kid, que lo sabe, lo aplica. Y como es más joven, domina más la tecnología (mirar a los niñatos mandando mensajes por el móvil, a ver si no es verdad), y sabe acelerar más la pista grabada sin distorsionarla.
En fin… Es tarde y mañana tengo que madrugar (¡mentira!, pero lo digo por empatía (o será antipatía?) con los curritos que sí tenéis que madrugar.
Próximamente, nuevas entregas de este curso, que estoy pensando en titular La Guitarra y su Puta Madre, con lecciones tan esclarecedoras como “Cómo elegir tu primera guitarra sin prostituirte para pagarla”, “Practicando escalas: no olvides tu arnés y tu cuerda de seguridad”, o “Tus primeros acordes: el misterio del Mi menor, por fin desvelado”.
Hasta pronto!