La guitarra que nunca venderías.

Nunca digas nunca jamás. Bien podría ser la primera ley del guitarrista a la hora de comprar o vender.
No sería la primera vez que lo digo, para no cumplirlo. A casi todos nos ha ocurrido.
Pero la mayoría, seguro que tenemos por ahí una (o varias) de la que no nos desprenderíamos o nos costaría mucho hacerlo.
Ya sé, que si lees los anuncios de ventas, encontraras infinidad de las que lo afirman, seguro que te sonara eso de “con todo el dolor de mi corazón”, “ya me estoy arrepintiendo”, “nunca pensé que la vendería”, ect.
Pero ahora no estas vendiendo la moto, ni hay necesidad de hacer teatro alguno.
Una declaración de amor hacia tu guitarra, esa tan especial, tu preferencia personal, a la que nunca dejarías tirada.
Te cuesta elegir una ¿? Plantéatelo como una decisión vital. Hay que elegir una.
Y comparte con nosotros la historia que motiva semejante relación amorosa.

En mi caso es complicado por dos motivos.
Uno, porque esa guitarra como tal no existe. Todas son susceptibles de venta en un momento dado. Llámenle GAS o simplemente que lo nuevo hace olvidar lo viejo.
Dos, porque en estos momentos me resulta muy complicado elegir una.
Pero como yo mismo he puesto las normas, no me queda otra que respetarlas.

Esta es muy especial para mí.
Fender Stratocaster Fullerton de 1984.
Podría extenderme en sus cualidades tonales, comodidad y otras virtudes de las que anda sobrada, pero hay otra motivación de mayor peso.
El tiempo que lleva en mi familia. Su historia en ese sentido está cargada de sentimentalismo.
Una guitarra de las que aún conservo la factura de compra y la garantía, además de todas las chuches que traía y algunas más que he ido añadiendo con los años.
Seguro que no es la mejor guitarra que ha pasado por mis manos, pero sin duda es la más especial.

En mi caso todas ya. No puedo vender ninguna, he llegado al límite.
Al igual que pasamos rachas de acumular, desde hace un par de años entré en barrena en un ciclo de deshacerme de todo lo superficial.
Las guitarras que me quedan ya no las puedo vender, porque las quiero tener, porque no me las quiero quitar, me gustan, son tremendamente buenas y no sería capaz de volver a comprarme cosas tan caras y valiosas otra vez.

La única que quizá no cumple esa regla es mi acústica, no es la octava maravilla, nueva debe estar en unos 600€, pero tenía un picotazo feo y el dueño la dejaba tirada de precio. El picotazo es cosmético, pero me gusta como suena, y por el precio que me la ponía jamás no me podía negar. Y realmente no necesito más guitarra, voy que me mato con ella. Y con el picotazo como que le he cogido más cariño...

He comprado y vendido muchas movidas y he acabado con lo que ya no me puedo quitar: 1 ampli, 2 eléctricas sólidas, 1 acústica, 1 archtop de jazz, 1 española.

La primera, un mojón Strato Squier indonesia, pero es la primera.

La que no me compre

Nunca se sabe, si pudiera no vendería ninguna de las que tengo, si me viera obligado tendría un problema para elegir, quizás poner varias a la venta y la que quedara la última, retirarla de la venta, en este caso habrían decidido por mi.
Si se diera el supuesto en el que tuviera que salvar de un incendio una guitarra, tendría sería dudas entre la Revstar rsp 20 y la G&l S500 tribute. En el camino se quedarían la Ibanez as153, la G&l bluesboy tribute y la G&l Legacy Usa y eso que la s500 ya la puse a la venta pero si la comparo con la Legacy USA, la S500 desenchufada tiene mejor tono y es más musical. Misterios de la ciencia.

https://www.guitarristas.info/foros/pon-foto-guitarra-jamas-venderas/328589

Todas son susceptibles de venderse en mi caso . Si llegara el día que no pudiera tocar y en mi caso encima no hay relevo familiar , para que la malvenda cualquiera , sin saber lo que vende , prefiero venderla yo, a alguien que lo sepa apreciar.
No me gustaría vender está .

EDITO: venía a decir lo mismo que el compi en #7

Una flamenca que es de mi tío, se la regaló a mi madre y ella a mi.

Una Ltd que me regaló mi mujer en usa.

La strato que le hice a mi hija cuando nació que es una base de peavey americana desmontada, pintada de manera personalizada y montada a capricho.

Mi Gibson Les Paul Custom del 83, con la que he corrido mil aventuras desde que la conseguí en el 87… ahora mismo está jubilada pero de cuando en cuando la vuelvo a sacar a los escenarios.

Un saludo.

Arturo

En mi caso, una Epi Les Paul que me ha salido de oro, 10 años sin tocarle el mastil ni ajustarle nada y sigue sonando como un cañon, y no es que la toque poco.