¿Se aceptan tochos? Ahí va
Un THR II de Yamaha,
a mí me puede tocar,
pero solo si es que gusta,
la historia que paso a contar.
Érase una vez un titi,
con guitarra nada más,
que sonaba muy bajito,
pues no podía amplificar.
Sus vecinos lo agradecían,
con eso no voy a engañar,
su sonido era un desastre,
lo suyo no era afinar.
Una mañana de otoño,
al parque marchó a caminar.
Los vecinos, enterados,
palmas hicieron sonar.
Decía que...
En esa bella mañana,
de lindo corte otoñal,
el titi se largaba al parque,
con ganas de pasear.
En ello estaba el colega,
cuando al pronto oyó sonar,
un sonido delicado,
prodigioso, angelical,
como venido del cielo,
que le hizo zozobrar.
Ofuscado por las notas,
de música tan celestial,
como loco perro chucho,
el aire empezó a olfatear.
Pretendía el muy cazurro,
con la nariz atinar,
de donde provenía ese sonido
¿He dicho ya angelical?
Merceditas, la del quinto,
y su abuelo don Julián,
nada más verlo de lejos,
raudos se fueron a pirar,
pues hacia ellos corría,
con ganas de preguntar,
si sus oídos oían,
(todos juntos)
¡EL SONIDO ANGELICAL!
Sumido en el inframundo,
al no poder descifrar,
la ubicación del sonido,
como digo, angeli... fiu fiu fiu,
notó en su lomo una mano,
de un suave acariciar.
Era la del tercero,
doña Rosa de Aguilar.
Cariñosa la señora,
quiso al titi preguntar,
el motivo de su llanto,
pues pena le daba el chaval.
Por más veces que intentaba,
a doña Rosa explicar,
que sus oídos oían,
un sonido angelical,
pudo hacerlo ya que ella,
la oreja tenía tan fatal,
que a duras penas oía,
una sirena berrear.
Abatido en su desdicha,
derrotado, cual mal can,
que no huele ni una caca,
por más que huela fatal,
a su casa retornaba,
cabizbajo y sin moral.
Las alarmas ya sonaban,
los perros se oían aullar,
los vecinos las ventanas,
se prestaban a trincar,
excepto la del tercero,
la de apellido Aguilar.
Al pronto recordaba el titi,
que cuerdas había de mercar,
pues gastaba muchos juegos,
al serrar más que tocar.
Justo entrando en el comercio,
del que era habitual,
quedó transformado su rostro,
¿Lo digo? Síííííííííííííííííí,
su rostro tornó ANGELICAL,
pues al fin el pobre titi,
lograba de potra acertar,
que el sonido provenía,
de un ampli muy similar,
al que en pocos días sortea,
de forma altruista y genial,
un foro de guitarristas,
un foro tan colosal,
que hasta incluso al pobre titi,
le permiten publicar.
El premio ya lo sabemos,
lo grande, lo singular es que,
con este nefasto poema,
pretende el titi concursar,
y con un poco de suerte...
Mucha diría yo, chaval,
incluso si concursas tú solo,
dudo pudieses ganar.
Siendo el caso, los vecinos,
por acuerdo general,
aprobarán la derrama,
que al titi procurará,
tomar unas clasesitas,
"pá mejorar su soná".
Colorín...