Ese año yo acababa de salir de un internado publico donde habia una chica a la que llamaban "la satanica"
Corria la leyenda en el internado de que estaba alli por que sus padres no soportaban tenerla en casa ya que pasaban cosas raras a su alrededor. No se si cierto o no, pero la verdad que la muchacha era un tanto rarita.
Esta muchacha y otra compañera se escaparon del internado y me las encontre y las lleve a "vivir" a la "mansion" que asi era como llamabamos a aquel caseron. Un dia alli reunidos varios amigas y esas dos chicas comentamos que haciamos a veces sesiones de espiritismo, mas que nada en plan de coña para asustar a las chicas.....ya sabeis como va eso.....
La "satanica" enseguida se emociono y nos propuso hacer una sesion de verdad, con sus supuestos poderes mediumicos. Todos nos lo tomamos un poco a coña y accedimos enseguida.
Hicimos un circulo en el suelo y nos sentamos dentro formando otro circulo con las manos entrelazadas y algunas velas en el centro. Teniamos que tener el circulo de las manos cerrado para aunar nuestras energias, tener la mente en blanco, y ella canalizaria nuestras energias para hacer de medium en el contacto.
Empeze a sentir una especie de escalofrio, como un hormigueo en el cuerpo que nunca antes habia sentido en nuestras sesiones de coña, algo muy raro.
No se cuanto tiempo paso pero de repente la chica dijo algo (no se el que) con una extraña voz, y muchos nos sobresaltamos y separamos las manos, rompiendo asi el circulo. En ese momento vimos a la chica con los ojos en blanco a la vez que puertas y ventanas daban un tremendo golpe, causando la estampida de todos los alli presentes.
Todos empezamos a correr escaleras abajo yo iba en segundo lugar y tal era mi miedo que empuje a un amigo por la ventana que teniamos como entrada la unica de la planta baja que no estaba tapiada. Al pobre le destroze el tobillo. Dicen los ultimos en salir que cuando saltaban por la ventana la vieron bajando las escaleras cuchillo en mano.
Nunca volvi a saber de aquella chica y no entre ya jamas en aquella casa. Fue una experiencia acojonante, y que casi nunca cuento por miedo a que me tachen de loco o mentiroso, pero fue real y se que nunca se me olvidara.