De hecho, una práctica recomendable es de vez en cuando, una o dos veces a la semana si tocas siempre la misma guitarra, limpiar las cuerdas enrollandolas con un paño y moviendolo arriba y abajo. La cantidad de porquería que sale es impresionante y se alarga la vida de la cuerda, se ensucia menos el diapasón y es más agradable el tacto.
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