Tocar de pie
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Bien, ante todo quiero decir que esto que voy a explicar no es nada inventado por mí, ni por nadie, es un hecho real (y si no que me lo pregunten a mí )
Esto me pasó hace ya varias semanas, pero tampoco he tenido especial prisa por publicarlo, ya que no es nada de lo que estar orgulloso xD
Todo empezó una calurosa tarde de aburrimiento, en la que, como no, estaba yo tocando la guitarra tan tranquilo en mi habitación.
Como de costumbre, comencé a hacer el loco (pero esta vez no partí ninguna palanca ) pero por suerte o por desgracia, tocaba sentado en una silla.
Al cansarme de tocar, quise ir a dejar la guitarra en su sitio, pero que mala pata tuve (si se puede decir así) de que en el preciso momento de ponerme en pie, el extremo de la preciosa cinta que llevaba puesta, se salió del pistón de la guitarra, provocando esto un enorme caos.
Para mí se paró el tiempo, mientras me levantaba de la silla todo iba a cámara lenta, la correa se desprendía, la guitarra pegaba una sacudida un instante antes de cumplir la lay de la gravedad, y mis manos no llegaban a tiempo a parar los 3,8 Kg de peso que tiene mi preciosa Squier Fender, antes de que ésta se desplomara, vertical e inevitablemente hacia el suelo, donde no había otra cosa que mi pié.
Mi pié... mi pobre pié...
Ahí estaba, solo ante el peligro, pero atención, porque no os penseis que fui tan afortunado de que la guitarra cayera simplemente al pié, no no, no tuve tanta suerte, porque donde precisamente fue a caer la guitarra, fue a un solo dedo, concretamente al de al lado del pequeño.
Es difícil imaginar la caída de una guitarra de 3,8 kilos desde una altura de un metro aproximadamente, y que TODO el peso cayera en UN SOLO dedo.
Para acabar de adornar la maravilla, la guitarra aún estaba enchufada al amplificador, y el volumen no era precisamente bajo, por lo que se oyó un increíble estruendo que resonó por todas partes.
Mi padre subió las escaleras de 4 en 4 para ver que había pasado, pero al ver que el amplificador no había explotado todavía, se largó con toda su santa cara, sin fijarse en su pobre hijo revolcándose por los suelos del dolor ...
En fin, la guitarra, intacta, el dedo de mi pié, roto.
Ahora ya está totalemente recuperado y esto ha pasado a ser una "simple" anécdota.
Y ahora solo me queda pediros que no os riáis de mi, que si queréis, os riáis de la situación, pero no de mi profavor
Esto me pasó hace ya varias semanas, pero tampoco he tenido especial prisa por publicarlo, ya que no es nada de lo que estar orgulloso xD
Todo empezó una calurosa tarde de aburrimiento, en la que, como no, estaba yo tocando la guitarra tan tranquilo en mi habitación.
Como de costumbre, comencé a hacer el loco (pero esta vez no partí ninguna palanca ) pero por suerte o por desgracia, tocaba sentado en una silla.
Al cansarme de tocar, quise ir a dejar la guitarra en su sitio, pero que mala pata tuve (si se puede decir así) de que en el preciso momento de ponerme en pie, el extremo de la preciosa cinta que llevaba puesta, se salió del pistón de la guitarra, provocando esto un enorme caos.
Para mí se paró el tiempo, mientras me levantaba de la silla todo iba a cámara lenta, la correa se desprendía, la guitarra pegaba una sacudida un instante antes de cumplir la lay de la gravedad, y mis manos no llegaban a tiempo a parar los 3,8 Kg de peso que tiene mi preciosa Squier Fender, antes de que ésta se desplomara, vertical e inevitablemente hacia el suelo, donde no había otra cosa que mi pié.
Mi pié... mi pobre pié...
Ahí estaba, solo ante el peligro, pero atención, porque no os penseis que fui tan afortunado de que la guitarra cayera simplemente al pié, no no, no tuve tanta suerte, porque donde precisamente fue a caer la guitarra, fue a un solo dedo, concretamente al de al lado del pequeño.
Es difícil imaginar la caída de una guitarra de 3,8 kilos desde una altura de un metro aproximadamente, y que TODO el peso cayera en UN SOLO dedo.
Para acabar de adornar la maravilla, la guitarra aún estaba enchufada al amplificador, y el volumen no era precisamente bajo, por lo que se oyó un increíble estruendo que resonó por todas partes.
Mi padre subió las escaleras de 4 en 4 para ver que había pasado, pero al ver que el amplificador no había explotado todavía, se largó con toda su santa cara, sin fijarse en su pobre hijo revolcándose por los suelos del dolor ...
En fin, la guitarra, intacta, el dedo de mi pié, roto.
Ahora ya está totalemente recuperado y esto ha pasado a ser una "simple" anécdota.
Y ahora solo me queda pediros que no os riáis de mi, que si queréis, os riáis de la situación, pero no de mi profavor
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