Se trata de un bajo de escala corta (posiblemente de los más pequeños y peculiares que he conocido) que tiene cuerdas de silicona y además es fretless. Lo compré hace años porque era un friki y pensé que era una buena alternativa para llevar como "travel bass". Realmente era complicado de tocar ya que con escala corta acertar en los trastes bajos era complicado, además que las cuerdas de silicona deslizaban mal y no permiten tocar con fluidez (y hacer slap es imposible).
El sonido es bastante curioso, se podía modular el tono para que sonase más como un contrabajo o un sonido de goma, y también un sonido clásico de bajo con buena respuesta de graves pero con ciertos matices. Para experimentar con sonidos funky, fussion, jazz o derivados reconozco que podría estar bien.
En general, comparado con otro bajo Yamaha que tengo por casa, me parecía un juguete para pasar el rato. Pero el pequeño tamaño y el peso ligero juegan un gran papel a su favor.
Lo mejor: Tamaño y sonido peculiar
Lo peor: Precio y posibilidades
El sonido es bastante curioso, se podía modular el tono para que sonase más como un contrabajo o un sonido de goma, y también un sonido clásico de bajo con buena respuesta de graves pero con ciertos matices. Para experimentar con sonidos funky, fussion, jazz o derivados reconozco que podría estar bien.
En general, comparado con otro bajo Yamaha que tengo por casa, me parecía un juguete para pasar el rato. Pero el pequeño tamaño y el peso ligero juegan un gran papel a su favor.