Esta guitarra fue una grata sorpresa. Siempre había querido tener una strato y el día que encontré esta edición especial fabricada en Corea me quedé alucinado. Sonaba igual de bien que las americanas y tenía un tacto sencillamente increíble. Me sorprendió además su sustain, mucho mayor del que había imaginado (mi otra guitarra es una Gibson). Me enamoré de ella al instante. La única pega que el encontraba era que pecaba de falta de versatilidad: las single coil no llegan a los estilos más duros de ganancia. Además, la pastilla del puente era un poco chillona (la media y la del mástil suenan impresionantes), así que la cambié por una little ´59 de SD y... voilá. Guitarrón
Lo mejor: Su comodidad
Lo peor: No tan versátil