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Opiniones de productos68

Lo mejor: Sonido, durabilidad, fiabilidad.
Lo peor: Peso
Si se me rompiera - lo veo difícil - me compraría otro, y otros 30 años de pisoteo.
Lo único malo es que pesa bastante y ocupa media pedalera, pero vamos, es lo que es.
Lo recomiendo mucho no, muchísimo.

Lo mejor: Sonido auténtico y carismático
Lo peor: Cuerdas, cejuela
He adquirido este instrumento para utilizarlo más como guitarra que como bajo, sobre todo para tocar música instrumental de sonido 50s o 60s y música country, pero también con la posibilidad de usarlo como bajo en mi grupo de música folk, para así disponer de una tesitura más amplia y más opciones de acompañamiento y solo.
La valoración:
- - Lo primero que me llama la atención positivamente es su bajo peso. No creo que llegue a los 3.5 kgs, es ligerísimo. Por otra parte, no cabecea, y se toca de forma óptima tanto de pie como sentado. Es muy bonito en cuanto a la combinación de colores (esto ya depende de gustos) y la veta de la madera es agradable.
- - El mástil es muy cómodo, con un perfil en D bastante ergonómico y con un diapasón relativamente estrecho, prácticamente igual (o igual) que el de una guitarra. El mástil no está lacado, sino satinado y, aunque ahora mismo se ve un poco "crudo", en mi experiencia en unos años habrá absorbido la grasa de las manos y se volverá de un color más atractivo y será aún más fácil de tocar.
Volviendo al diapasón, la madera es muy oscura y está relativamente bien hidratada, de forma que no he visto la necesidad de aplicar aceite de limón. Los trastes están bastante bien, sin filos cortantes y sin trasteo en ninguna posición. Están pulidos razonablemente bien y no rascan ni se enganchan en los bendings. Los block inlays están colocados de forma impecable. El binding del mástil es un poco "demasiado blanco", pero tampoco nada que moleste excesivamente, y además supongo que con el tiempo empezará a tomar un tono más marfileño y contrastará menos.
El clavijero funciona adecuadamente, pero quizás las palometas son algo pequeñas para el tipo de cuerdas, y requiere un esfuerzo extra para afinar, especialmente las cuerdas quinta y sexta
Lo peor es la cejuela, que además de ser de plasticucho no ha sido repasada tras tallarla y tiene rebabas y restos del material. Es funcional, pero creo que será lo primero que sustituya.
En cuanto a la acción, me ha parecido adecuada para el tipo de instrumento, algo más alta que la típica guitarra, pero necesaria para que las cuerdas más gruesas no trasteen. Se toca con total facilidad.
La entonación no es buena a partir del traste 12. No he querido ponerme a quintarla porque reservaré esta operación para el próximo cambio de cuerdas - que será pronto (leer más abajo) -.
El puente tune-o-matic se ve adecuado, sin destacar ni para bien ni para mal. No creo que haya que sustituir esta pieza, salvo que con el tiempo (y la tensión extra de las cuerdas de bajo) se venza, algo que ocurre en este tipo de puentes. Los surcos de las selletas son para cuerdas de guitarra eléctrica normal, así que las cuerdas quinta y sexta están por encima de los surcos, no dentro de ellos.
- - En la parte electrónica, las pastillas me han sorprendido para bien, gustándome especialmente las posiciones intermedias. Tienen un sonido muy clásico, limpio y de filo contenido. Eso sí, son de baja ganancia, y en el ampli hay que subir el volumen en comparación con otras guitarras. Los controles de volumen y tono funcionan adecuadamente. He encontrado que me gusta especialmente el sonido con el volumen en torno a la mitad o un poco más cuando lo uso como bajo, ya que desaparece un poco el brillo excesivo de las cuerdas. El control de tono tiene una curva excesiva, en el sentido de que del 10 al 2 tiene poco efecto sobre el sonido, y del 2 al 0 es cuando se aplica todo su efecto.
El switch de cambio de pastilla metía algo de ruido con el instrumento recién sacado de la caja, pero en estos días ha desaparecido gracias al uso.
En resumen, el sonido es muy bueno para mi gusto y para el uso que voy a hacer de él/ella. Lo/la he probado con distintos amplis, tanto de guitarra como de bajo, y me quedo de calle con su sonido en amplis de válvulas tipo Fender y con mucha reverb para crear atmósferas western y fronterizas.
- - Las cuerdas es lo que menos me ha gustado. De la caja ya venían algo oxidadas, y con los pocos días que llevo con el instrumento ya presentan cierto desgaste. Por otra parte su sonido tiene un brillo un tanto excesivo y un tacto que no me gusta demasiado.
ACTUALIZACIÓN: las cuerdas son infames. Al cabo de un mes ya han perdido la cobertura de niquel (o lo que sea) y se ven de un color chochomona como para plantarse en Treppendorf y pedir explicaciones...
Llevo usando el instrumento como bajo con mi grupo Nadzhir (guitarra acústica + banjo) y los compis están sorprendidos y encantados. En las grabaciones, realmente no funciona como "bajo", faltándole graves.
Os dejo unos videos con el cacharro
Unboxing: https://youtu.be/m7vJzOojb9M
Uso en contexto: https://youtu.be/xgVmdLbKruU
Un tema original: https://youtu.be/VjtwZDdj0KU
Mi versión de Wayfaring Stranger: https://youtu.be/kwmGFMKb_dA
Mi entrada al Reto de Guitarristas de Julio 2021: https://youtu.be/htQSFwNKk4w

Lo mejor: Sonido, especialmente en el modo "normal"
Lo peor: Hay que usarlo con el control de level a tope
Hete aquí que el año siguiente me agencio un Fender Eighty-Five - red knobs de transistores -, y el DS-1 en el canal limpio era lo más chicharrero que había escuchado en mi vida. En aquella época no habia interneses ni nada, solo lo que leías en el Guitar World y lo que te contaban los amiguetes, y con esta información me llegó la onda de que necesitaba un overdrive.
Cojo el DS-1 en su cajita y me planto en Musical Ortiz, que entonces aún estaba en Triana, y pido realizar un cambio por el pedal que nos ocupa aquí, el OD-2. No recuerdo si tuve que poner algo de dinero - creo que sí -, pero el hecho es que me lo llevé y quedé bastante contento con el cambio.
El pedal lo usé durante varios años, en aquella época con la ganancia generalmente a tope y en el modo Turbo, hasta que un día al día siguiente volver de un concierto en la terraza Alfonso de Sevilla me encuentro para mi disgusto que la caja del pedal, donde lo guardaba después de cada uso, estaba vacía. Llevaba los pedales en un maletín, con sus cajitas originales, y cuando desmontaba los volvía a meter cada uno en su caja. Lo busqué por cielo, tierra, mar y aire; interrogué a mis compañeros de grupo, a mi familia, a todo quisque, y nada, no apareció. Llegué a la conclusión de que me lo habían robado en algún momento mientras guardaba los cacharros.
A lo que vamos, me quedé con la espinita clavada y echándolo de menos durante décadas, y pensando que si algún día se me ponía a mano lo repondría.
Y eso ha pasado hace cosa de un mes: lo ví bien de precio en el Cash Converters, y, aunque machacaíto que se ve, me lo compré.
Ahora veo las cosas con más perspectiva y tengo más criterio (creo). No voy a entrar en temas de robustez y durabilidad, porque está demostrado que los pedales de Boss van a compartir el planeta con las cucarachas, las ratas, Keith Richards y Jordi Hurtado tras la próxima aniquiladora pandemia.
En cuanto al sonido en sí, me gusta mucho con la ganancia a la mitad o un poco más y con el tono alrededor de un cuarto. Suena muy, muy bien, especialmente con el Fender The Twin y single-coils. El modo Turbo actualmente me sobra, ya que comparte pedalera con otro Boss DS-1 y para más saturación tiro de éste último.
Lo peor es lo que comenta Culebra más abajo: hay que subirle bastante el nivel. De hecho, con el nivel a tope incluso aún se nota que hay diferencia con el sonido limpio al activarlo. No sé si se trata de un problema de mi unidad concreta o es algo general.
Aún no lo he probado en contexto de banda, con volumen alto, pero espero que no me defraude.

Lo mejor: Sonido cálido y muy usable
Lo peor: Pocas opciones de control
Tenía casi recién comprada mi guitarra eléctrica 'Hurricane' y mi ampli 'Solec', y decidí invertir la manteca en algo para la guitarrica. Ya tenía un pedal de Wah de Ibanez y una distorsión de Coron comprados de segunda mano en el mercadillo de El Jueves, pero me "faltaba algo" - no me daba cuenta de que lo que me faltaban era práctica y talento -.
Casi cada día pasaba por el escaparate de Casa Damas en el camino de la Uni a mi keli, y a veces me quedaba algún ratillo mirando las chucherías que a veces mostraban, discos, libros, algún pedal, alguna guitarrilla a precio desorbitado...
Sería un día del mes de enero y un servidor tenía calentitos en su bolsillo los jurdeles obtenidos en los aguinaldos navideños, así que entré y me llevé uno de los pedales que había por allí, un phaser. No tengo ni idea de porqué elegí el phaser y no otro. Probablemente por el color, porque entonces no dejaban probar nada - ni tenían sitio en la tienda tampoco -. Llegué a casa, enchufé el phaser al ampli, me puse a tocar y aquello no me gustaba.
Decidí que yo no quería el cacharro, y ese mismo día a la hora y hora y media me presenté de nuevo en Casa Damas. Quienes se acuerden de cómo era el mercado de instrumentos en aquella época, los sablazos por parte de las tiendas eran olímpicos, y además el concepto "si no le gusta le devolvemos su dinero" sonaba a chino en todas los establecimientos excepto en el Tajo Británico... Vamos, que me dijeron que no me devolvían el dinero. Un servidor era por entonces un pipiolo, pero aún así insistí tanto con que no habían pasado ni unas horas desde que me lo llevé que al final el nota de la tienda aceptó un cambio por otro pedal del mismo precio, que resultó ser el Coron este motivo de la reseña.
Me lo llevé, lo probé, me gustó y lo estuve usando uno o dos años. Al cabo de este tiempo lo vendí junto con mi ampli Fender Eitghy-Five para comprarme un Peavey Bandit 112. Y hasta ahora.
Hete aquí que este verano me aparece en un anuncio de Cash Converters el mismo pedal de mi pipiolez y a un precio asequible. Pico en el anuncio y me lo compro de capricho.
Pero vamos a la reseña. Según he leído, es un clon del Boss CE-2, y como este mismo solo tiene dos controles, Rate (para ajustar la velocidad de la modulación) y Depth (para ajustar la profundidad del efecto). Son controles bastante responsivos y permiten un ajuste bastante bueno. No lleva un control de nivel o mezcla del efecto, pero tampoco lo echo de menos, ya que el volumen no se ve afectado al activarlo o desactivarlo. Dispone de los lógicos jacks de entrada y salida en los laterales y toma de 9v con la misma polaridad y amperaje del típico Boss. Tiene otro jack con un tope de plástico que imagino que serviría para una versión estéreo o bien porque estará montado en la misma carcasa de otros pedales de la marca y simplemente la taparon.
La carcasa es plasticosa, y especialmente la tapa del receptáculo de la pila se ve bastante susceptible de perderse y/o romperse.
Actualmente lo uso con el alimentador de la pedalera, pero recuerdo que cuando lo usaba con pilas se las bebía como servidor de ustedes los litros de cruzcampo, en dos pisotones. Eso es algo a tener en cuenta.
El efecto Chorus no es uno que yo utilice mucho, y de hecho este ha sido mi primer y último Chorus en mi vida, por tanto no tengo mucho criterio para calificar el sonido, pero a mi oído el sonido es bastante bueno, cálido y "analógico", muy interesante sobre todo en sonidos limpios con un poco de reverb y delay.
En definitiva, un pedalico interesante para quienes busquen un CE-2 vintage pero sin tener que soltar mucho parné.

Lo mejor: Utilidad.
Lo peor: No tiene mucho volumen.
También buscaba poder utilizarlo en jams y en la típica barbacoa, puesto que mi bajo acústico Harley Benton no da suficiente volumen para competir con varias guitarras y banjos más cante.
Aún no lo he podido probar en contexto de grupo - seguimos en una cuarentena preventiva -, pero evidentemente he tenido tiempo de probarlo con mis bajos y tengo claro que me va a servir. Hay algunas funciones - compresor, overdrive - que no voy a utilizar.
Lo mejor que tiene es su utilidad: refuerza lo suficientemente el sonido del bajo acústico para que pueda oírse en la mezcla.
Lo peor es su limitada potencia: el altavoz es de solo 3", y realmente, si se le sube el volumen distorsiona de manera bastante fea, así que para tener un sonido limpio hay que dejarlo relativamente bajo. Lo dicho: lo justo para reforzar el bajo acústico, pero aún algo escaso.
Entiendo que la mayoría de usuarios lo van a utilizar para ensayar en casa con backing tracks y similares, y para ese uso creo que va bien también.
Sorprendentemente, puede usarse también, sonando decentemente, con guitarra eléctrica y acústica.
Un video de demostración que publiqué en su día en Guitarristas.info:
https://www.youtube.com/watch?v=wQD0JzO7fIs

Lo mejor: Robusto, utilidad.
Lo peor: En settings extremos puede generar ruido
En mi primera etapa con él realmente no le saqué la utilidad que de verdad tiene, que es la de realzar o cortar algunas frecuencias, pero siempre con ajustes sutiles. Como un servidor por entonces no tenía ni oído, ni criterio, ni sutileza ni de ná, solía poner curvas extremas que metían ruido, así que lo fui dejando de lado en la pedalera hasta que un día me hizo falta la manteca y me lo quité de enmedio.
Durante estos meses de confinamiento he visto muchos videos de youtube, entre ellos uno de Tim Pierce y otro del payo este de los pedales JHS, donde explican porqué todo el mundo "necesita" un ecualizador y cómo ajustes sutiles en la EQ consiguen mejoras en el sonido notables. Y, nada, me piqué.
Lo tuve en la wishlist de Thomann un tiempo, cuando estaba a 77 euros, pero en el momento en que me decidí a comprarlo lo habían subido a 90, así que me puse a buscarlo de segunda mano. Encontré uno en el foro de guitarristas que me cuadraba y me lo pillé.
Como todos los pedales de Boss, es robusto y duro, para durar miles de años (o más). Lo estoy usando para engordar el sonido de los solos, bajando un poco la última banda de agudos, subiendo un poco las bandas de medios y subiendo un poco el nivel. Con este ajuste la Telecaster se convierte casi en una Les Paul, sonando gorda y potente tanto en limpio como en distorsión. Y si hago lo contrario, la Les Paul se convierte casi en una guitarra con singles, más definida y aguda, por ejemplo para acompañamientos cristalinos.
Desactivado no "chupa tono" y en la configuración de "todo a cero" no hay diferencia entre tener el efecto activado o desactivado. En ese sentido, como función boost, se puede simplemente dejar la EQ plana y subir el nivel del efecto, consiguiéndose que la señal suba y, con un amplificador de válvulas, un ligero overdrive.
Lo dicho, muy útil, recordando la máxima de que ajustes sutiles provocan cambios notables, y la de no emplear ajustes extremos para evitar ruidos.

Lo mejor: Sirve muy bien para un podcast, un livestream, o algo rápido sin complicaciones.
Lo peor: Bastante ruido de fondo (inservible para una grabación)
Lo he probado directo a Logic en Mac, directo a Adobe Audition en PC, en conexiones en directo por youtube, conectado a un iPad 4, y conectado también a un teléfono Android.
Tras las primeras pruebas constaté un "hiss" de fondo que lo hace inservible para utilizarlo en grabaciones tanto en Logic como Audition (ni siquiera para mis grabaciones mierdosas de musicastro sordo), además de tener un sonido un poco áspero (comparado con mi The T.Bone SC600, con el cual estoy encantado desde hace años).
El espaldarazo definitivo para decidir que no quería quedármelo fue que lo probé con el iPad 4 y no es compatible. De hecho solicité una devolución a Thomann, que hubiera llevado a cabo en condiciones normales, pero que debido al confinamiento no realicé.
Desde entonces hasta hoy lo he usado para otras cosas, como en videoconferencias (Google Meet, Collaborate, Zoom), donde funciona muy bien y con gran calidad de sonido, en algún directo por Youtube, donde también supone una gran calidad de sonido, y hoy lo he probado con un teléfono Android y lo ha reconocido perfectamente y graba muy bien.
En definitiva, lo hubiera devuelto en condiciones normales y no recomendaría su compra para usos que no sean los citados anteriormente.

Lo mejor: Sonido y apariencia
Lo peor: Detalles de instrumento barato
Como fan de los Beatles, siempre he querido tener este bajo. Además estaba buscando un sonido menos brillante que el típico del bajo eléctrico para mis proyectos acústicos, más parecido al contrabajo. Con todo esto en mente y con un presupuesto relativamente bajo, me decidí a adquirir este instrumento. Junto con él, adquirí un juego de cuerdas de entorchado plano de Höfner, las cuales desaconsejo encarecidamente porque la cuerda cuarta es una pesadilla - podéis echarle un vistazo a la segunda parte del vídeo de arriba.
El pedido llegó a tiempo, perfectamente empaquetado, pero me pareció que la caja en la que venía el bajo no ofrecía mucha protección: el bajo casi "bailando" dentro de la caja y sin ningún tipo de plástico de burbujas o similares que evitara daños en caso de golpes. En todo caso, parece que Manitú estaba de mi parte y llegó todo perfecto y sin problemas.
Tras una inspección rápida constaté tres pequeños fallos que no me parecieron tan graves como para hacer la devolución, pero que me desilusionaron un tanto. La clavija de la cuerda LA está ligeramente torcida. Es solamente unos grados, pero se aprecia a simple vista. Lo mismo el bushing de la clavija, que está un poco salido, y el potenciómetro de uno de los volúmenes, que no apunta realmente al centro. Todo ello da idea de que estamos en el segmento de precios donde no se tienen tanto en cuenta los detalles.
El resto del instrumento está bien, sin fallos aparentes ni marcas ni nada raro. De hecho es muy bonito.
Otro detalle de algún fallo en el control de calidad es que el instrumento venía desquintado. Al llevar el puente suelto, el quintaje requiere mover el puente, por lo que hay que tener paciencia y tiempo para hacerlo bien, sin que nunca quede un quintaje perfecto. Se puede también realizar un ajuste más fino cambiando de ranura las selletas sobre las que se asientan las cuerdas, pero esto solo lo aconsejo a "manitas" o a quienes tengan conocimiento de lutería. He tenido que hacerlo para la cuerda LA. Las selletas son trozos de traste y hay que sacarlas con una navaja o cutter e insertarlas en alguna de las ranuras disponibles según se requiera.
De fábrica trae un juego de cuerdas de entorchado normal que suena bien, pero no da realmente el sonido que yo busco, ya que suena demasiado a "bajo eléctrico". Aprovechando el trabajo de quintaje cambié las cuerdas a las de entorchado plano. Esto ha ocasionado mi mayor desilusión, pero en este caso se trata de un problema de las cuerdas, no del instrumento. La cuarta suena siempre desafinada. Me he pegado horas y horas buscando la explicación y no la encuentro, salvo que la cuerda esté muy mal fabricada. Para que os hagáis una idea, el afinador electrónico da la nota correcta al aire, en el armónico y en el traste 12, y luego a lo largo del diapasón unas notas están más altas y otras más bajas. Se podría pensar que es que la escala del bajo está mal o los trastes mal colocados, pero el caso es que con las cuerdas de entorchado normal no pasa, ni tampoco con las otras tres de entorchado plano.
El último detalle de instrumento barato es el clavijero. Se aprecia bastante frágil, por un lado, y además es solo relativamente preciso.
La tocabilidad es muy buena, sobre todo con las cuerdas de entorchado plano, los trastes están bien asentados y no hay bordes cortantes. El diapasón es algo rojizo, pero no es nada que me disguste.
La circuitería es algo extraña en su uso y se echa de menos un control de tono, pero todo eso ya se sabe antes de comprarlo. Probablemente se podría obtener el sonido "auténtico" con un control de tono sin necesidad de instalar cuerdas de entorchado plano.
La pastilla del mástil es mi favorita, seguida de la posición combinada. Hay que tener en cuenta que en esta posición combinada las pastillas están como fuera de fase y el volumen baja un poco, aunque el sonido es delicioso. El bajo en general tiene un volumen reducido, menor que el de mis otros bajos, pero dispone de unas frecuencias graves demoledoras que llenan el espacio completamente y probablemente suene "más fuerte" de lo que se aprecia.
En definitiva: un instrumento que te da lo que pagas por él.
Positivo:
- sonido auténtico (con las cuerdas de entorchado plano)
- apariencia muy bonita
- muy buena tocabilidad.
Negativo:
- algunos detalles de falta de control de calidad
- clavijero frágil y poco preciso

Lo mejor: Sonidazo (teniendo en cuenta el precio).
Lo peor: Tolex frágil. durabilidad?
Hace tiempo ya hice una reseña de este ampli que publiqué aquí mismo, pero ha desaparecido. En cualquier caso ahora lo puedo reseñar con más conocimiento de causa y tras haberlo comparado con un competidor directo: el Laney Cub 12R.
Bien, el modelo que yo tengo es de los de "2011", con lo que quiero decir que no es el modelo actual denominado "Infinium". Con respecto al modelo actual, el mío NO tiene el altavoz Turbosound, que se supone que es mejor, ni lleva la función Infinium esa que prolonga la vida de las válvulas.
Con todo ello, este ampli es de los que he tenido que "mejor suena". A ver, actualmente tengo un Fender 'The Twin' red knobs, que es el buque insignia, pero sus 37 kilos y 100 watios lo tienen condenado a pasar la mayor parte del tiempo llorando por los rincones; tengo también un Fender Champ 25, 25 watios con 2 6L6 y un Cub 12R, 15 watios con dos EL34.
El caso es que, durante el tiempo en que el Bugera estuvo en poder de mi hermano, el Fender Champ tenía un problemilla con una soldadura fría de la entrada del return de efectos (ya arreglado) y se le iba el sonido cuando menos hacía falta, por lo que tenía que encontrar un sustituto. Yo quería volver a comprarme el Bugera V22, pero el precio había pegado un subidón de 100 euros por lo del tema del nuevo "Infinium" que el diablo confunda. Buscando, buscando, encontré que la combinación tono/precio más parecida era la del Cub 12R, así que con cierta urgencia lo pedí.
El Cub 12R está bastante bien, es pequeñito y solo pesa 11 Kgs (frente a los 18 del Bugera), pero adolece en falta de techo limpio - no es algo que realmente me preocupe mucho - y tiene un sonido algo áspero y filoso. Ahí es donde echaba de menos al Bugera, mucho más redondo y agradable al oído.
Ahora los tengo los dos y los he podido comparar mano a mano, y, efectivamente, el Bugera me gusta mucho más, tanto en limpio como en saturado.
Para quienes no conozcan el modelo, el Bugera V22 tiene una potencia de 22 watios (aunque eso es a 4 Ohmios, a 8 Ohmios serán menos) y un altavoz de 12 pulgadas. En el modelo que yo tengo el altavoz es de marca Bugera. Dispone de dos canales y una reverb digital. Los canales y la reverb pueden conmutarse mediante un pedal, incluido en la dotación. El canal saturado tiene también un control "fat", que es como un conmutador de medios.
El sonido en el canal limpio es muy fenderiano, con un alto techo limpio y muy cristalino (chimey, dirían los guiris). El canal saturado tiene un sonido grueso y potente, especialmente con mi Les Paul.
Estéticamente es muy "bonito", con el tolex en dos colores y el logo en metal plateado. Los potenciómetros son tipo "cabeza de pollo" y encajan muy bien estéticamente en el conjunto. Precisamente el principal problema que le veo es el tólex, que tiene una tendencia a desgarrarse muy fácilmente.
Se le achaca poca fiabilidad. Dado que los jacks son de plástico y probablemente los potenciómetros también, es posible que no aguante los rigores de la carretera, pero dándole un uso moderado como el que un servidor le da espero que me dure aún muchos años.
Un video de 2011, recién adquirido: https://www.youtube.com/watch?v=7pL_5XXJ2l0

Lo mejor: Estupenda relación calidad-precio
Lo peor: Aún no le he encontrado nada importante que reseñar
Video del unboxing (ambocsin le digo yo...)
https://www.youtube.com/watch?v=Sfq674h2p0Y
Empiezo por el mueble.
El cuerpo es, evidentemente, del estilo de una 335. Los "cuernos" son más picudos que los típicos de la 335. Estoy acostumbrado a mi Bibiquina, con los cuernos más redondos, y me gusta menos, pero bueno tampoco pasa nada. El "culo" me parecía también que podía ser algo más pequeño que el de la típica 335, de forma que eché mano a la Bibiquina para comprobarlo. Sin embargo, al hacer la comparación "cuerpo con cuerpo" he constatado que son idénticos. En conclusión: cuerpo idéntico a una 335 excepto la forma de los cuernos.
La tapa tiene un acabado "flame" que imagino que será veneer, pero no aprecio ningún tipo de fallo ni se puede comprobar de ninguna forma que no sea real en vez de veneer. Los agujeros en F no tienen la forma de Gibson, sino la típica de Harley Benton, con el final menos redondeado. El rematado interior de los agujeros necesitaría un pulidito en algunos puntos, pero nada que me moleste excesivamente. Por los agujeros se ven los cables, como comentaba en el video, sobre todo los de los potenciómetros de volumen, y eso es así porque tales potenciómetros son más altos que los habituales en estas guitarras para permitir el coil-split. Si en el futuro hago un cambio de electrónica por otra más standard probablemente no se vean. Dentro de los agujeros no aprecio suciedad ni restos de cola.
El binding está impecable, ni un solo fallo. Además no es de color blanco sino crema con una línea negra, y le da un aspecto precioso.
En cuanto a el infame golpeador, que siempre aparece como muy mierdoso en todas los videos y reviews, creo que por fin han resuelto el problema: se ve bien cortado y con los bordes pulidos y, aunque no es uno de tres capas ni nada del otro mundo, se ve correcto y no pienso ni eliminarlo ni sustituirlo. Está bien sujeto, no se mueve ni hace ruido.
El puente tune-o-matic tiene el brillo "excesivo" típico de los herrajes baratos, pero el brillo le va a durar menos que lo que dura un bocadillo de jamón a la puerta de un colegio, porque me voy a encargar de echarle sudor humano a tutiplén. Los postes del puente son gordotes. Tanto en mi Edwards Les Paul como en la Bibiquina son mucho más delgados. No sé si eso es bueno o malo.
Pasamos al mástil. El mástil es encolado, con un perfil de tipo D bastante barrigona, es decir gordito, y de tres piezas (tacón y pala). El diapasón no es muy ancho, casi como el de la Bibiquina - que es especialmente estrecho -. El color es bastante oscuro, no se aprecian fallos pero no le vendría mal una buena dosis de aceite de limón. Los inlays están perfectamente colocados, sin que se aprecie tampoco ningún fallo. Los trastes están bien, pero no están muy pulidos. No rascan ni hacen daño, pero no se ven brillantes. No me preocupa porque con la cera que les voy a dar a base de tocar los voy a dejar perfectos. El binding está bien puesto y con los puntos bien centrados.
La pala es muy bonita, muy semejante a la open-book de las Gibson, pero con una voluta en medio. El inlay de la pala y el logo están puestos de forma impecable.
Los afinadores son de marca "nisupu", pero funcionan suaves y precisos. La cejuela casi parece hueso. No creo que lo sea, pero lo parece. Está muy bien tallada y con todo la guitarra afina y mantiene la afinación IMPECABLEMENTE, mejor que muchas otras guitarras que tengo.
No sé si me he dejado algo atrás, pero concluyo que es una guitarra muy bonita para mi gusto. Es muy resonante desenchufada, el mástil vibra mucho y bien, y además no hay ruidos raros de herrajes ni de nada suelto y, con todo, da una apariencia y tacto de mayor precio del que cuesta.
Continuamos con la parte electrónica.
Dispone de dos pastillas humbuckers de la marca "Roswell" http://www.roswellpickups.com/pickup/pro_list.php?ca1=20&ca2=2010
No dispongo de mucha información sobre ellas, por lo que no sé si tienen fama de buenas o de malas. El caso es que sonar, suenan bastante bien, redonditas y con bastante salida. De hecho le he bajado las pastillas prácticamente al nivel de los marcos de las pastillas, porque en comparación con la Epiphone Lucille sonaban con más volumen y hacían saturar al ampli bastante. Ahora las dos guitarras están igualadas en cuanto a volumen, pero la Harley Benton suena algo más "delgada".
Las pastillas disponen de la posibilidad de utilizarlas solo en modo single gracias al coil-split que se activa subiendo los potenciómetros de volumen. No creo que las vaya a usar solo como simples salvo alguna vez para hacer ritmo rasgueado, pero la combinación simple mástil + humbucker puente tiene una sonoridad interesante.
Los potenciómetros limpian relativamente bien al bajar el volumen, perdiendo algo de agudos pero no tantos como le ocurre a mi Epiphone. En ese sentido es bastante más usable a la manera en que yo uso las guitarras: ampli a tope; volumen a lo mínimo que permita limpio en el mástil y máximo en el puente, consiguiendo la distorsión cambiando de pastilla.
Un de los puntos "negativos" - también lo comentaba en el video - es que la rosca del conector de jack venía algo suelta. Le he dado un apretón a la tuerca y ahora está todo bien.
Hoy he estado tocándola un buen rato pero sin enchufar. Cada día me gusta más, mis impresiones van mejorando. Tiene un sonido muy, muy sólido desenchufada. Antes destacaba su sonoridad y cómo vibraba. No tiene ni un solo dead spot en todo el mástil, cada nota resuena perfectamente, y reitero que mantiene la afinación perfectamente. A lo que tengo que acostumbrarme es a la combinación de mástil "estrecho" pero con un perfil bastante grueso - ayer decía "D gordita", pero casi podríamos decir que es un mástil en C.
De momento, muy recomendable.
Me queda la prueba de fuego, que es llevarla al local y probarla en contexto de grupo. Cuando lo haga informaré por aquí.

Lo mejor: Visibilidad. Robustez. Precisión. Precio
Lo peor: A veces es difícil seleccionar las funciones.
Lo mejor de todo es su magnífico visor, de gran tamaño y visibilidad. En esto destaca sobre cualquier otro afinador que en mi caso haya tenido (salvo los de pedal). Además tiene una función adicional como metrónomo. Personalmente no uso esa función, fundamentalmente por que no me resulta intuitiva lanzarla y porque tengo otras opciones más rápidas e inmediatas. Este es el único pero que le pondría.
Dispone de una entrada jack para instrumento y otra salida jack para enviar la señal al ampli. Además tiene una salida de auriculares para el metrónomo, con control de volumen. Dispone de un soporte extraíble para una visibilidad fácil sobre un escritorio y se alimenta por dos pilas AAA que duran años.
Puede usarse conectado al cable de guitarra/bajo o con el micro incorporado, y además, como accesorio, incorpora una pinza que se enchufa a la entrada input del afinador y te permite usarlo como "afinador de clip", ideal para afinar en silencio o con mayor precisión que con el micro.
Por lo demás, en cuanto a precisión es perfecto, parece bastante robusto - se me ha caído un par de veces y de momento sin problemas (lo tengo desde hace unos tres años) -, y con todo estoy muy satisfecho con su funcionamiento y fiabilidad.
Compra ABSOLUTAMENTE recomendada.

Lo mejor: Es igual que un CS-3 de Boss en cuanto a sonido.
Lo peor: Plasticucho baratero. El sistema de extracción de la tapa para la pila.
Lo peor es eso precisamente, el plasticucho de la carcasa. No parece que pueda llegar a durar lo que dura un Boss - toda la vida, vaya -. Peor aún resulta el sistema que alberga la pila: hay que presionar los dos resortes que sujetan la tapa para quitarla y acceder al recinto de la pila. Primero, me costó averiguar cómo funcionaba el sistema, y segundo, una vez averiguado, me di cuenta de que no resulta durable, y que la fatiga de materiales mandaría todo al traste en relativamente poco tiempo.
En resumen: un pedal que "da el avío" si te gusta el CS-3 de Boss, y que vale lo que cuesta.

Lo mejor: Preciso. Salida bypass para poder mutear el sonido de la guitarra.
Lo peor: El pedal interruptor es infame.
Es un afinador cromático y no dispone de opciones para utilizar afinaciones alternativas o distintas de A440. Tiene un jack de entrada de instrumento, un jack de salida al amplificador y otro más denominado bypass que puedes usar para mutear la señal mientras afinas. El visor es grande y se ve en el escenario sin dificultad, ya sea con luz artificial o luz solar.
Al ser cromático puedes usarlo con cualquier instrumento sin problemas. Captura bien la señal de guitarra, bajo, mandolina, banjo, y lo que haga falta. Además es muy preciso, por lo que te puedes fiar de que lo que pone en el display. No "chupa tono" aparentemente, o por lo menos yo no lo aprecio.
En todos estos apartados le podríamos poner un 5/5.
La carcasa es de metal bastante robusto, no se ve que pueda estropearse fácilmente, pero el pedal interruptor no puede ser de peor calidad, consistiendo en una especie de tapa de plástico que no encaja realmente bien y que de hecho dejó de funcionar al poco tiempo, de forma que lo tengo que tener encendido siempre y no puedo utilizar la salida bypass - algo que me interesaba mucho -. Aquí le pongo un cero patatero. He intentado desmontarlo y arreglarlo, pero supone tanto cacharreo que no me merece la pena, y en mi próxima compra voy a incluir un Boss TU, de esos de los que van a sobrevivir al invierno nuclear, junto con las cucarachas, las ratas y Keith Richards.
En resumen, no te lo compres.

Lo mejor: Sonido de overdrive clásico, con un matiz marshallero muy interesante.
Lo peor: La tapa de la pila suele perderse. Polaridad invertida.
Remontémonos a principios de los 90. En el Corte Inglés me compro un ecualizador hi-fi Pioneer para el equipo de música a un precio de risa, puesto que estaba en exposición y lo estaban liquidando. Me costó 10.000 pesetas frente a las 30.000 pesetas o más que costaba nuevo.
Lo llevo a mi casa, lo conecto, funciona de escándalo, todo bien, pero resulta que el formato es de rack 19" y mi equipo de música es formato "midi", un poco más pequeño, por lo que no cabe en el mueble y lo tengo de poner en la estantería aparte. Como obsesivo-compulsivo que soy, eso de tenerlo "fuera" me estresa, por lo que, a pesar de que me gusta cómo suena y todo lo demás, decido que no quiero tenerlo.
Mi amigo Diego - gran músico y bajista, que por entonces estaba haciendo de guitarrista con la banda sevillana Strange Fruit - me ofrece venderme el pedal de marras. En ese momento se me ocurre ofrecerle el cambio, y acepta, por lo que pasa a engordar mi colección de cacharros de ruido para la guitarra.
Pero vamos a lo que vamos: se trata de un pedal de overdrive de Marshall, de una línea de pedales que sacaron a principios de los noventa, entre los que destacaban el the Guv'nor, el Shred Master y el que nos ocupa, el Bluesbreaker. Éste era el menos "bruto" de la gama, con sonidos más aprropiados para blues o rock de raíces.
Viene en un formato comparativamente grande comparado con el típico Boss, en una robusta carcasa de metal a prueba de todo. Lo único "malo" es la tapa de la pila de 9V, que no encaja bien y que tiene una facilidad enorme para perderse. Dispone de tres controles, los típicos drive, tone y level, los jacks de entrada y salida y la conexión para el adaptador. Aquí hay un punto negativo, y es que la polaridad es la contraria a los típicos pedales de Boss, así que no podrás ponerlo en daisy chain con el típico adaptador y otros pedales, necesitando un adaptador aparte (o bien una fuente de alimentación que permita invertir la polaridad). De todas formas también puedes usarlo con la pila de 9V, y, puesto que el consumo es ínfimo, la pila te puede durar meses de uso sin problemas.
En cuanto al sonido, puedes tener desde un ligero overdrive hasta una distorsión muy transparente y moderada. Una delicia. Puedes usarlo como booster si lo conectas al loop de efectos del ampli con Level a tope y Drive al mínimo. Cuando está activado colorea ligeramente el ampli, "marshallizándolo" si se trata de un fender o similares.
Los MK1 como el ex-mío se encuentran muy cotizados de segunda mano, sin que un servidor le encuentre la razón (salvo nostalgia de friquis y comercio de humo).
Lo malvendí por la mitad de su cotización porque me hacía falta la pasta. Ni lo echo de menos, ni lo echo de más, pero hoy en día hubiera preferido no venderlo, aunque fuera para tenerlo en una vitrina. Putas perras.

Lo mejor: Sonido y posibilidades
Lo peor: Tamaño y peso.
Es un pedal muy vistoso en un azul fuerte y con leds bajo las válvulas que se iluminan en distintos colores según el estado del pedal (bypass, encendido, boost, etc). Entre los controles disponibles, tres son los que hacen que sea un pedal muy versátil: un control denominado "Clarity", que mezcla la señal limpia con la saturada. No es un control de tipo Level (ya tiene uno así también), sino que lo que hace es dejar pasar la señal limpia, de forma que puedes lograr un sonido muy articulado y diáfano; otra función interesante es la de "nuclear", con un conmutador de pie, que agrega +12dB a la señal, así que puedes tener el pedal activado para una rítmica crujiente y meterle 12dB adicionales de boost para un solo; por último, dispone también de un control de compresión con el que puedes (evidentemente) añadir compresión y sustain al sonido saturado.
Aparte tiene los controles típicos de drive, tono (treble) y level. Como conexiones, entrada y salida, y un jack "remote" para conectarle un pedal conmutador y poder dejarlo en el rack y activarlo a distancia.
Es un producto robusto, muy bien construido y con una pinta de aguantar que lo aplaste una apisonadora.
Lo peor del pedal es el tamaño y el peso. No es un pedal para una pedalerita de estas de chichinabo que solemos usar, y además hay que contar con el peso del alimentador. No lo he pesado, pero el conjunto puede andar por los 3 kilos. 3 kilos de rockanrol, eso sí!
De nuevo, esto es una necroreview, ya que vendí el pedal hace unos añitos para adquirir el aparato en el que estoy escribiendo ahora mismo... Creo además que la firma Damage Control ya no existe, por lo que será difícil encontrarlo nuevo.
Si encontráis uno disponible y tenéis una güena esparda y bíceps como chuarchenáguer, no dejéis pasar la oportunidad de adquirirlo, porque el sonido os va a alucinar.