A lo que voy con el título es que, como saben, uno en el gusto se va adquiriendo equipos, guitarras y demás. Mi esposa, a quien he introducido indirectamente en este mundo de las cuerdas, pues ve las guitarras no sólo como un instrumento musical. También las ubica como elementos válidos para decorar el hogar.
Este año, honrando mi deber como padre de familia, adquirí una casa, en la cual hemos estado mi esposa y yo, poco a poco equipando y decorando, ante lo cual, por insistencia de ella, no pueden faltar las guitarras (estamos en el proceso de escoger número y cuáles irán en la sala y/o los cuartos, jaja).
En el caso de ustedes, a cuántos sus esposas les aplauden o celebran el vicio? A cuántos les ha tocado tener una compañera comprensiva que dé valor también a su colección y los motive (dentro de lo razonable), a seguir cultivando su afición?
Atento a sus comentarios!