A pesar de haber sido en mis años mozos un fiel seguidor de Metallica, haber ido a todos los conciertos, comprado sus discos, su actitud y su música en los últimos años me han hecho dejar de seguirlos en los últimos años. Os contaré un par de anécdotas.
Hace ya mil años, vinieron a tocar a Madrid en el campo del Rayo Vallecano junto con Suicidal Tendencies (grupo del proviene Trujillo) y The Cult. Tuve la suerte, ya que no curraba, de llegar de los primeros a la fila y conseguí entrar en la primera fila que estaba como acordonada y podías entrar y salir con una pulserita. Desde ahí vi a Suicidal y a The Cult. Luego antes de empezar a tocar Metallica llegó una chica y empezó a repartir pases dentro de esta zona (que a pesar de ser las primeras filas se estaba de lujo) para ver el concierto en el foso de las serpientes, que era un agujero en medio del escenario entre el grupo. Una auténtica pasada.
Ahora bien, la que ha sido la última vez que he ido a verles en el estadio de la Peineta, al acabar el concierto (que no estuvo mal, era la época del St Anger pero se dedicaron a tocar más de los clásicos), alguien le tiró una bandera a Lars Ulrrich al final del concierto cuando estaban saludando. En vez de cogerla, firmarla y devolverla (o por lo menos devolverla) lo que hizo fue decir "I don´t think this is official" (no creo que esto sea oficial), refiriéndose a que no era el merchandising oficial de la gira y la tiró con desprecio.
Teníendo en cuenta la pasta de las entradas y el esfuerzo de la gente por ir a verlos, junto con la movida que se traían por la época con Internet, además cuando el 99% de su público tenía sus discos (yo hay muchos que los tengo originales en vinilo y CD), y encima el gesto tan feo de Lars, decidí que no iba a darles un duro más por su música, y desde entonces no he vuelto a ir a ningún concierto suyo, ni comprar ninguno de sus discos.
Creo que de todos, al que peor le ha sentado el dinero y la fama ha sido Lars Ulrrich. Si le véis alguno por Marbella donde suele pasar temporadas le echáis la charla de mi parte