Compañeros:
Sé que el video me ha quedado largo y "pastoso"
os juro que cuando le di al rec del video mi intención era hacer algo solamente estético, algo mas plástico, para alguna cuenta donde cuelgo videos mas serios sobre lutheria. Pero claro, luego pasa lo que pasa.
Ahora hablando un poco en serio, que para eso estamos en la seccion de lutheria. Es cierto que existe esa dualidad en el trabajo de la lutheria tal y como yo la entiendo.
Son mundos completamente aparte la recepción de un instrumento electrico para su ajuste, momento en el que puedes andar entre bromas analizando las posibles taras que presenta, las posibles soluciones, realizar el diagnóstico y acordar el ajuste con el cliente.
Despues el cliente se va y llega la valoracion mas profunda y donde puedes determinar cómo vas a actuar en cada caso. Ese trabajo es solitario, mas pausado. No es que tenga que ser trascendente, pero hasta para instalar un nuevo clavijero hay que andar midiendo, taladrando y es imposible si no estás "templado"
Pues bien... nada de eso es comparable al ejercicio de concentración que requiere cualquier tipo de operación en un instrumento clásico.
En este video veis las operaciones finales de barnizado de un violin que ya lleva a sus espaldas muchas horas de trabajo, y como comprenderéis, no hablo, no explico, no soy capaz de hacer otra cosa que estar centrado en que nada se nos tuerza y mandemos al traste todo lo realizado hasta ahora.
En mi cabeza rondan ideas que me van recordando el proceso: "ahora aquí, con cuidado, no olvides cerrar la brocha, retira el sobrante, deja descansar, que fragüe para que no descuelgue...."; y a a vez, viendo como va resultando la cosa, una veta bien marcada te recuerda como las realzaste con anilinas y rememoras como era esa madera antes de clavar por primera vez la gubia bien afilada en sus entrañas, cuanto cuidado pusiste en tallar la voluta del clavijero...
asi que aunque despelothier es un personaje, en realidad es una actitud. Es feliz cuando el resultado es bueno, se enfada cuando se tuercen las cosas, se ofende con el maltrato que algunos dueños dan a sus intrumentos, y todo esto lo hace sin que lo aten los convencionalismos sociales.
Se pasan muchas horas solo en el taller. Si tuviese un poco mas de sensibilidad seguro que, ademas de frasco y despelothier, sería capaz de encontrar muchos otros personajes dentro de cada estado de ánimo.