http://www.elmundo.es/elmundo/2012/02/07/cultura/1328630092.html
Mis pensamientos están con las orquestas y con los pequeños grupos. Los primeros porque cada vez lo tienen más negro, y los segundos porque la gran mayoría probablemente nunca podrán vivir, ni malvivir siquiera, de la música.
¡¡Que paguen las facturas, coño!!