Se ve horrible y no creo que dure demasiado si le pegas pisotones, pero si lo vas a tener encendido siempre no creo que sea un gran problema, como siempre gracias por los videos!!!
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El pedal suena igualito que un hm2 al uso. A mí me ha aguantado conciertos enteros.
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#2
Jajajajaja... Sonido o estética? O ambas? Este pedal es amado por el Death Metal sueco y su particular sonido de todo al 10. Y estéticamente pues es bastante minimalista. Un saludo y mil gracias a ti
#3
Pues ya tenemos prueba de resistencia 🤘🤘
No hay que fiarse de los vídeos de internet. Tener delante el pedal es lo que cuenta. Y su calidad de construcción debe ser de Regional Preferente.
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Lo estuve comparando con un HM-2 japonés y este era solo un poco más agresivo y tuve que bajar un poco los potenciómetros de este para igualar la cosa.
Y es uno de los klones que más se le acerca.
Tiene algunas resistencias y condesadores de distinto valor pero yo creo que lo que más marcó esa casi insignificante diferencia es que los componentes en especial condesadores del japonés ya tenían sus 30 añitos.
¡Ahora el plástico del HM300 es una mierda!
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Vamos a decir la verdad: este o el super fuzz, te lo venden en una carcasa de aluminio anodizado con un gráfico chulo y babeamos.
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#6
Jajajaja... Es plástico, ya esta
#1 Estos pedales plasticosos de Behringer son una virguería. El mayor problema que tienen es el tacto de los potenciómetros, pero una vez lo tienes en un ajuste que vale si no lo tocas mucho hacen su trabajo. Hay gente que se piensa que los va a romper, yo en el pasado hace años tuve 3 o 4 de distintos tipos y creerme, nadie los puede romper pisándolos. Aunque te tires en plancha dando un salto. Hay vídeos por internet de gente que les hace torturas, los deja caer de un segundo piso, les pasa un SUV por encima etc. y siguen funcionando. Ahora no sé si los siguen fabricando pero en su día valían todos de 15 a 30 euros, ya me dirás quien puede dar más por menos.
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#7
De sonido va guay, está claro, pero el plástico es plástico 🤣🤣🤣
#10
Pues si es así nos quitamos el sombrero