Todo comenzó hace una semana cuando compre mi primera Gibson (siempre he sido de Fender), una bonita sg special en el color Pelham blue con un estupendo estuche marrón en el que pone "Gibson" en un lateral
Como el antiguo dueño me la dio algo desajustada y con un potenciómetro haciendo ruido decidí llevarla al luthier, el cual estaba a unos 40 minutos en metro desde mi casa
Pues bien, en el trayecto me sentí como una persona famosa, todo el mundo se acercaba a verme y a preguntar por la guitarra, o bien les llamaba tanto la atención que interactuaban de alguna otra manera conmigo
El primero fue un chico argentino que se acercó a mí en el primer trasbordo de línea, recuerdo exactamente sus palabras "che linda viola, es un Gibson? Que modelo es yo tuve una blabla" me despedí amablemente
Subí las escaleras y había un séquito de la cruz roja que debían querer dinero de la gente, uno al verme con el estuche se me quedó mirando y empezó a hacer gestos como si tocase una guitarra invisible, aunque inmediatamente deduje que el susodicho nunca había tocado una guitarra porque la distancia entre sus manos eran más bien de la longitud de un ukelele
Seguí mi peregrinaje en el metro de Madrid y al llegar a la estación de destino me asaltó un hombre de unos 60 años que salía del mismo vagón, me dijo algo así como "vaya guitarrón, es tuya? Puedo verla?" Le respondí amablemente que no ya que llevaba prisa
Del camino de la salida del metro al luthier varias personas más se quedaron mirando impresionados
Y hasta aquí la historia, quería compartirla con vosotros porque todavía estoy impresionado, estoy algo preocupado porque siempre he sido una persona discreta y tranquila que disfruta de vivir en el anonimato, pero ahora al tener una Gibson no se si será posible