En realidad, lo que voy a explicar (y todo lo que he explicado) se puede aplicar a cualquier género. Por supuesto y como siempre, se trata de mi versión de los hechos, basada en todo texto gratuito cibernético que ha caído en mis manos y, menos de lo quisiera, en mi propia experiencia.
Con los acordes sí me extendí (para mí es la base de todo). Sobre arpegios, modos, etc. hay mucho en Internet, hasta el Guitar Pro tiene el maravilloso buscador de escalas, por lo que no lo veo necesario.
Arpegiar es “deletrear” un acorde:
Vamos a imaginarnos que sabemos poner acordes en la guitarra pero no tenemos ni zorra idea de música (como la mayoría de los improvisadores callejeros en 1900, vaya) y nos piden que hagamos un solo sobre una progresión de acordes. La manera más intuitiva de no sonar “mal” sería tocar notas que estén sonando en ese momento, es decir, improvisaría líneas con las notas que forman el acorde que esté sonando.
En anteriores entregas dijimos “Si tocas todas las notas a la vez, es un acorde. Si las tocas secuencialmente, estás dando un arpegio. Por eso se dice que arpegiar es “deletrear” un acorde”
Luego lo que estamos haciendo en esta primera aproximación no es otra cosa que tomar los arpegios como base de la improvisación.
¡Sólo con los de triada y metiendo notas sensibles, ya te puedes pegar unos solos de cuyons!
Relación acorde – escala:
Siguiendo el mismo razonamiento, cualquier escala que contenga las notas del acorde que esté sonando en cada momento, entra. Lógicamente cuanto más definido esté el acorde (más notas tenga), menos opciones tendremos. Por ejemplo, sobre un C mayor a secas vale casi todo, sobre un C13 sólo cabe (sin salirnos) C mixolidia.
Tonalidad?
Normalmente podremos agrupar varios acordes dentro de una misma tonalidad/escala/modo, aunque hay casos en que no. Por ejemplo, Cantaloupe Island (Herbie Hancock) es un tema muy conocido formado por tres acordes que no tienen relación alguna entre sí, por lo que improvisas con un modo/escala que se le adapte a cada acorde por separado y ya.
Siempre habrá opciones que suenen mejor que otras, y eso vendrá dado por la relación entre los acordes de la progresión. Por ejemplo, sobre un Dm7-G7-CMaj7 podrías tocar D frigio-G mixolidio-C lidio, pero va a sonar más musical D dórico-G mixolidio-C jónico (2º, 5º y 1º modo de C mayor).
Dicho de otra manera, como eso es un II-V-I en C mayor, pues a tocar en C mayor (y mucho más cómodo de pensar, oiga).
Tener más conocimientos de armonía te ayudará a entender relaciones más complejas entre acordes y hacer elecciones más acertadas. Si no es tu caso da igual, tampoco el mío, probando también se llega: tu oído manda.
De momento paro aquí, en la exposición de los distintos enfoques. Continuará…