Cuando yo era pequeño hubo una actividad que hubiese querido hacer y la que mi madre se negó. Ahora, de mayor, hay un montón de beneficios que creo me hubiese aportado y quizás sea tarde para que me los aporte.
En cambio, mi madre me apuntó a una actividad que no creí ni divertida ni interesante en su momento pero que, ahora de mayor, agradezco poseer porque me ha salvado el culo en más de una ocasión.
Ninguna de las dos fue la música, curiosamente. La primera fue Tae-kwon-do, mi gran asignatura pendiente. La segunda, inglés, que me ha ayudado sobremanera en mi formación y (corta) carrera profesional.
Moraleja: A los padres les toca "imponer" a los hijos ciertas decisiones. La probabilidad de acertar es de un 50%: o aciertas, o no
Y al final, es la propia persona la que termina por escoger un camino (en mi caso, el musical).
En el caso de la música, mi sugerencia será que les enseñes un tiempo, sin forzar la máquina. Si "progresa adecuadamente" y lo ves motivado será porque pone interés y le gusta. Y si en un año no aprende nada es que "se la sopla" y tendrás que tener otro hijo
Lo que comentaba César, de los padres que apuntan a los niños a las cosas que ellos quieren hacer o hubiesen querido hacer (violín, ballet, etc.) no hace más que trasladar a los hijos las frustraciones de los padres. Pero si le enseñas tú, como hobby y tanteando el terreno (sin obligar a una rutina de horas semanales) no le va a hacer daño.
Además, dedicar tiempo a un hijo en lo que sea siempre es bueno. Si todos los padres hicieran lo mismo en lugar de "aparcarlos" en el colegio o frente el televisor la mayoría de niños no serían como son