Pablo L. escribió:
Félix Pérez Sarmiento escribió:
La censura en pleno 2022 no deberia de existir aunque por desgracia parece que esta habiendo la mayor censura desde hace mucho tuempo
Estoy de acuerdo contigo, estamos viviendo en la cultura de la cancelación y del revisionismo más absurdo.
Había un cuento de Borges, llamado "Del rigor en la ciencia", en el que un modelo virtual, un mapa, toma como base la realidad hasta que la suplanta y algunos creen vivir en esa hiperrealidad. Para que se forme esa hiperrealidad se va constituyendo un esquema de la realidad a través de lo que Jean Baudrillard llamaba "simulacros". Al final, toda realidad desaparece y sólo quedan los simulacros. Las RRSS son un ejemplo muy evidente, pero hay otros, como los medios de comunicación, que son generadores de opinión basada en hechos objetivos. Al final, un conjunto de simulacros trazan un territorio que aparentemente es real, genera otras opiniones supuestamente reales basadas en él y, finalmente, muchos lo viven como "la verdad". Al final del proceso, la propia realidad se diluye y lo que quedan son las opiniones, que no son más que métodos informales de control social.
Noam Chomsky suele decir que cualquier forma de jerarquía, dominación o autoridad debe justificarse y demostrarse legítima. Decir que está habiendo censura a las informaciones antivacunas no es suficiente: el debate está en argumentar si eso es legítimo o no. Él ponía un ejemplo. En Europa hemos decidido conducir por la derecha, parece una imposición, al igual que parar en los semáforos cuando están en rojo. Pero eso ¿cercena la libertad? Sí, pero es legítimo, lo es en cuanto le demos un par de vueltas. Dar un balcón para que los voceros antivacunas lancen soflamas sin base real, en virtud de estudios que no están contrastados en publicaciones serias, sólo genera una hiperrealidad en la que a algunos les parece fácil vivir, pero no los legitima. En el fondo, lo que subyace es algo que se achaca a la generación de cristal, pero que en realidad es transversal a cualquier generación, porque depende de la persona: la tolerancia a la frustración. Vivimos tiempos difíciles -no tanto en perspectiva histórica, pero vale, son difíciles-, en los que hay que tomar decisiones y actitudes incómodas. A algunos, cambiar su ocio les supera, cerrar temporalmente su negocio les supera, no ver a sus familias en la forma que lo hacían les supera, no son capaces de lidiar con la realidad ni de afrontarla con responsabilidad, y prefieren intentar seguir con su dinámica de vida negando una realidad tozuda: en mi familia han sido dos los muertos, y no, no ha sido "con COVID", han muerto directamente por el virus.
Sobre si algo es legítimo o no, pondré mi propio ejemplo de lo que considero libertad: yo no creo que el uso de mascarilla en exteriores sea necesario si se guarda distancia social. Sin embargo, cada día llevo a mi hija al colegio y me pongo la mascarilla ¿Por qué? ¿Están cercenando mi libertad de ir sin mascarilla? Eso diría alguien sin empatía. Me la pongo porque sé que hay gente que lo pasa mal si ve que no la llevo, y a mí me cuesta poco vestirla durante un rato, buscando un espacio de libertad real entre ambos mundos. La libertad no es "hacer lo que me da la gana", sino buscar el espacio de confort común con el resto, y habitarlo. La palabra "libertario" vive horas bajas desde que se han constituido un oxímoron llamado "anarco-capitalismo", donde se ha sustituido la palabra "egoísmo" por "libertad". Y es lo que subyace, egoísmo.