Me sumo -y reitero- a lo ya comentado por otros compañeros con respecto al cuerpo sin rebajes -y con bordes de 90 grados- de las telecasters. Para mí, las hace incomodísimas de tocar... si pretendes hacerlo por períodos largos de tiempo.
A mí las teles, estéticamente, me gustan mucho... y en su día me quise comprar una. Pero tuve la suerte de que un amigo me dejase la suya unos días y, además de probarla a fondo, pude comprobar, con horror, cómo, en torno a la media hora de estar tocando seguido, el afilado cuerpo de la telecaster se me clavaba en el antebrazo de forma jodidísima... hasta el punto de tener que poner posturas rarísimas con el brazo -y nada aconsejables- para poder seguir tocando más allá de la media hora.
Al final, la solución que encontré para poder tocar -una o dos horas seguidas- con la tele fue ponerme una muñequera a la altura del antebrazo allí donde éste se apoya en el cuerpo; es decir, que tuve que "acolcharme" el antebrazo... para que éste no acabara doliéndome bastante tras una hora tocando la dichosa Fender telecaster de mi amigo.
Y este funesto detalle ergonómico, lógicamente, es lo que me hizo descartar la compra de una telecaster como mi guitarra principal.
Y, por cierto, desde que me percaté de esta incomodidad de las teles... me he ido fijando que bastantes guitarristas de teles usan también una muñequera en el antebrazo o, directamente, le ponen uno de esos acolchados que venden ya para ser fijados en el cuerpo de las teles y así poder apoyar el antebrazo con comodidad.
Ahora, sin embargo, soy el feliz poseedor de una Fender Stratocaster. Su cuerpo con bordes redondeados y sus rebajes para el antebrazo y el cuerpo la hace, ergonómicamente hablando, comodísima. Para mí, como de la noche al día con respecto a una telecaster. Y puedo estar horas tocando con ella sin fatiga ninguna. Además, las tres pastillas de la strato, le dan una riqueza tímbrica y una versatilidad sonora -con respecto a la tele- que, personalmente, también me gusta mucho.
En fin, como ves, mi decisión a la hora de elegir entre una tele y una strato fue la comodidad, el confort a la hora de tocar; es decir, la ergonomía del instrumento. Porque ambas guitarras, por lo demás, y con sus características propias, son fantásticas.
Y lo mejor es que, como ya te dicen los compañeros, las pruebes -si tienes oportunidad- antes de decidir cuál comprar.
A mí las teles, estéticamente, me gustan mucho... y en su día me quise comprar una. Pero tuve la suerte de que un amigo me dejase la suya unos días y, además de probarla a fondo, pude comprobar, con horror, cómo, en torno a la media hora de estar tocando seguido, el afilado cuerpo de la telecaster se me clavaba en el antebrazo de forma jodidísima... hasta el punto de tener que poner posturas rarísimas con el brazo -y nada aconsejables- para poder seguir tocando más allá de la media hora.
Al final, la solución que encontré para poder tocar -una o dos horas seguidas- con la tele fue ponerme una muñequera a la altura del antebrazo allí donde éste se apoya en el cuerpo; es decir, que tuve que "acolcharme" el antebrazo... para que éste no acabara doliéndome bastante tras una hora tocando la dichosa Fender telecaster de mi amigo.
Y este funesto detalle ergonómico, lógicamente, es lo que me hizo descartar la compra de una telecaster como mi guitarra principal.
Y, por cierto, desde que me percaté de esta incomodidad de las teles... me he ido fijando que bastantes guitarristas de teles usan también una muñequera en el antebrazo o, directamente, le ponen uno de esos acolchados que venden ya para ser fijados en el cuerpo de las teles y así poder apoyar el antebrazo con comodidad.
Ahora, sin embargo, soy el feliz poseedor de una Fender Stratocaster. Su cuerpo con bordes redondeados y sus rebajes para el antebrazo y el cuerpo la hace, ergonómicamente hablando, comodísima. Para mí, como de la noche al día con respecto a una telecaster. Y puedo estar horas tocando con ella sin fatiga ninguna. Además, las tres pastillas de la strato, le dan una riqueza tímbrica y una versatilidad sonora -con respecto a la tele- que, personalmente, también me gusta mucho.
En fin, como ves, mi decisión a la hora de elegir entre una tele y una strato fue la comodidad, el confort a la hora de tocar; es decir, la ergonomía del instrumento. Porque ambas guitarras, por lo demás, y con sus características propias, son fantásticas.
Y lo mejor es que, como ya te dicen los compañeros, las pruebes -si tienes oportunidad- antes de decidir cuál comprar.
