Es algo digno de leer el odio que genera Hammett. Tiene el desprecio de una auténtica legión de guitarristas que consideran que es de lo peor que hay y que se ríen de cualquiera que ose defenderle. No soy psicólogo pero debe de haber algo oculto ahí, en el interior que intenta florecer y que se queda retenido.
De entrada muchos saben que Megadeth es mucho mejor que Metallica y eso se basa simplemente en que no lo conoce nadie que no sea metaloso o guitarrista. Metallica lo conoce muchísima más gente gracias al Black Album a partir del cual Metallica dejó de ser un grupo exclusivo de la masa metalosa para pasar a ser un grupo de todos, con lo cual, ya no podía ser el mejor grupo de thrash así que solo nos quedaba Megadeth, el grupo formado por Mustaine al cual echaron del grupo Metallica, se dice por darle mucho a la botella. Así que el auténtico thrash, el de siempre, el que perdura es el de Megadeth. Entonces debemos de analizar porque se echó a perder Metallica. Mustaine estuvo al principio y compuso los solos del Kill’Em All, luego palmó Cliff y claro ya solo quedaba Hetfield, todos los demás son poco más que piltrafillas que están chupando del bote.
Debemos reconocer que Metallica nos impresionó a muchos sobremanera, y los solos de Hammett nos parecieron gloria y eran el acabose. Claro, muchos aprendimos guitarra y por supuesto nos parecía imposible alcanzar el nivel de esos dioses. Pasan los años, mejoramos, llega internet cual avalancha que nos enseña el “how to play…” y aprendemos todos los riffs y solos posibles. La perseverancia y la repetición hacen que seamos capaces de reproducir con cierta gracia, o no, lo que nuestros héroes de antaño hacían, que en el caso de Metallica ya no son nuestros héroes por lo que he explicado antes. Descubrimos, oh sí, que Hammett no es una bestia de la guitarra sino que ha hecho cosas bonitas, cosas que nos gustaron cuando no teníamos n.p.i. de cómo tocar la guitarra. Ahora aun suena bien, claro, pero no tiene la dificultad de otros, menos conocidos fuera de nuestro mundo, el mundo de los que sabemos quienes son buenos y quienes no, y que esos desconocidos si tienen nivel y si que hacen virguerías, aunque las virguerías se queden en eso, virguerías y no se traduzca en peaso canciones ni himnos como los de Metallica.
Nos damos cuenta que Hammett nos engañó cuando éramos chicos, guitarristicamente hablando, que nos hizo creer que él era lo más, y no lo era, y encima, luego, nos apartó, nos dejó de lado y fue a buscar la fama fácil repitiendo y repitiendo covers de sus grandes canciones. Por supuesto que se merece nuestro odio, se lo ha ganado a pulso.
Llega un momento en que te das cuenta que, en muchos casos, a un gran guitarra ya no se le aprecia por lo que sea capaz de transmitir o hacer sentir, sino que se le considera así porque hace cosas que la mayoría no será capaz de repetir. No importa la creatividad ni el sentimiento, solo la técnica, la dificultad, la habilidad, el malabarismo. El Dios de la guitarra ya no es sentimiento, es solo técnica. Dios ya no es de letras, es de ciencias.
Con esto no digo que Hammett sea mejor que Friedman, no lo es, pero de ahí a lo que se ha leído en este post sobre él es de libro, es lo que se llama hacer leña del árbol caído. Muy español.
En fin, esto ha acabado siendo parecido al post que se abrió sobre si Hendrix estaba sobrevalorado.