Esta Gibson 335 sufrió una rotura en el área de la pala causada por una pequeña caída dentro de la funda. El pequeño golpe, sumado a la tensión de las cuerdas, fue lo suficientemente intenso como para romper la madera.
Esta rotura es típica de las guitarras que tienen el mástil fabricado en una sola pieza y la razón es que la veta de la madera pasa de ser paralela al mástil en la zona del diapasón, para ser oblicua en el área de la pala. También justo en este punto es donde hay menos masa por el fresado del acceso al alma y por el perfil estrecho. En el siguiente gráfico, podemos observar la diferencia entre un mango fabricado en una pieza y uno fabricado en dos piezas, con un encaje en bisel.
En el primer ejemplo el mastil es de una sola pieza, por lo tanto, la veta pasa de ser horizontal a oblicua en la zona de la pala, cada una de las vetas que cruza la pala es una zona frágil, son vetas no protegidas ante cambios abruptos de tensión. El mástil de esta Gibson 335 pertenece a este primer grupo. En el segundo ejemplo, el mango está construido con un encaje en bisel, respetando la dirección de las vetas, de esta manera la pala es más flexible y puede soportar más cambios de tensión sin romperse.
Para solucionar esto, el primer paso es estabilizar la rotura, encolando la pieza de nuevo para que vuelva a obtener su forma original. Esta aparatosa combinación de mordazas permitió encolar forzando la pala en su sitio.
Una vez estabilizada la rotura, apliqué un rebaje y encolé dos refuerzos laterales del mismo tipo de madera que el resto del mástil, en este caso caoba americana, que servirá para reforzar el área que rodea el fresado del acceso al alma. También preparé el rebaje para el siguiente paso.
Una placa de caoba curvada con el domador de aros servirá para fortalecer completamente la rotura. Al estar curvada, la dirección de la veta es constante desde el mástil hasta la pala, lo que permite la misma flexibilidad y resistencia que podemos obtener en un mástil con un encaje en bisel. Después de una prueba de tensión, volviendo a colocar las cuerdas para asegurar el éxito de la reparación, pasamos a la larga fase de barnizado.
Para el acabado utilicé el mismo tipo de barniz de nitrocelulosa que Gibson usa en sus guitarras. Cubriendo por completo el área reparada con el objetivo de eliminar cualquier indicio de que este instrumento haya sufrido una rotura. No tengo fotografías de este engorroso proceso, pero este consistió en aplicar varias capas de color seguidas de varias capas de barniz transparente.
Tras una larga espera de cuatro semanas, el remate final consistió en nivelar y pulir el acabado para conseguir un efecto espejo.
Esta rotura es típica de las guitarras que tienen el mástil fabricado en una sola pieza y la razón es que la veta de la madera pasa de ser paralela al mástil en la zona del diapasón, para ser oblicua en el área de la pala. También justo en este punto es donde hay menos masa por el fresado del acceso al alma y por el perfil estrecho. En el siguiente gráfico, podemos observar la diferencia entre un mango fabricado en una pieza y uno fabricado en dos piezas, con un encaje en bisel.
En el primer ejemplo el mastil es de una sola pieza, por lo tanto, la veta pasa de ser horizontal a oblicua en la zona de la pala, cada una de las vetas que cruza la pala es una zona frágil, son vetas no protegidas ante cambios abruptos de tensión. El mástil de esta Gibson 335 pertenece a este primer grupo. En el segundo ejemplo, el mango está construido con un encaje en bisel, respetando la dirección de las vetas, de esta manera la pala es más flexible y puede soportar más cambios de tensión sin romperse.
Para solucionar esto, el primer paso es estabilizar la rotura, encolando la pieza de nuevo para que vuelva a obtener su forma original. Esta aparatosa combinación de mordazas permitió encolar forzando la pala en su sitio.
Una vez estabilizada la rotura, apliqué un rebaje y encolé dos refuerzos laterales del mismo tipo de madera que el resto del mástil, en este caso caoba americana, que servirá para reforzar el área que rodea el fresado del acceso al alma. También preparé el rebaje para el siguiente paso.
Una placa de caoba curvada con el domador de aros servirá para fortalecer completamente la rotura. Al estar curvada, la dirección de la veta es constante desde el mástil hasta la pala, lo que permite la misma flexibilidad y resistencia que podemos obtener en un mástil con un encaje en bisel. Después de una prueba de tensión, volviendo a colocar las cuerdas para asegurar el éxito de la reparación, pasamos a la larga fase de barnizado.
Para el acabado utilicé el mismo tipo de barniz de nitrocelulosa que Gibson usa en sus guitarras. Cubriendo por completo el área reparada con el objetivo de eliminar cualquier indicio de que este instrumento haya sufrido una rotura. No tengo fotografías de este engorroso proceso, pero este consistió en aplicar varias capas de color seguidas de varias capas de barniz transparente.
Tras una larga espera de cuatro semanas, el remate final consistió en nivelar y pulir el acabado para conseguir un efecto espejo.