Cuando enroscas un tornillo del cuerpo, mástil, etc. de tu guitarra, éste deja hecho un surco en las paredes del interior del agujero. Al sacarlo y volver a atornillarlo, el tornillo comienza a apretarse en la madera de nuevo DESDE EL PUNTO EN EL QUE APOYA CONTRA LA PRIMERA ACANALADURA QUE ENCUENTRA, y a partir de ahí, comienza a hacer un nuevo surco. A base de hacer esto muchas veces, el tornillo termina creando nuevos surcos en las paredes del agujero, y éste finalmente acaba por perder la forma, teniendo que emplear las viejas artimañas que todos conocemos (palillos, cañas de madera, masilla, etc.). Cuando esto ocurre, estás artimañas son la única forma de solucionar el problema, pero si aún no ha pasado esto, tenemos una manera de prevenirlo:
Cuando introduces el tornillo en su propio agujero con los dedos, llega a un punto en que topa con la madera, esto es porque la rosca del tornillo toma contacto con la madera. A partir de ahí es el momento en que cogemos el destornillador y lo apretamos. Ahí es cuando el tornillo hace una nueva acanaladura. Pues bien, en ese mismo punto, en lugar de comenzar a apretar, lo que debes hacer es GIRAR EL DESTORNILLADOR EN SENTIDO ANTIHORARIO (como si lo aflojases) MUY MUY DESPACIO hasta que sientas un pequeño 'tac'. En ese punto, el tornillo entra súbitamente un poquito más en la madera. Ahí sabes que el tornillo ha entrado exactamente en el mismo surco que había antes, y no va a hacer uno nuevo. Después de eso sólo te queda atornillarlo de nuevo, y volverá a estar en su lugar correcto. Sabrás que lo has hecho bien si el tornillo entra con muy poco esfuerzo en la madera.
Tal vez sea un truco muy obvio para gente que sepa trabajar la madera o para los manitas más avezados del foro, pero para mí ha sido todo un descubrimiento que, tras 20 años rascando la cuerda, nunca se me había ocurrido por lógica. Espero que pueda ayudaros de cara a un mejor cuidado de vuestra guitarra. Un saludo compañeros.