La historia de esta guitarra es muy peculiar.
Se trata de una Fender Stratocaster 62 Custom Shop Ltd. Ed.
Hasta ahí todo normal.
Pero tras ella se esconde una de esas historias que le hacen tan deseada como escurridiza pieza de colección.
Lo que ocurrio:
En 2010, la Division Custom Shop de Fender, decidió lanzar destinado al mercado europeo una edición limitada del modelo Stratocaster, con la base de una 62.
Una guitarra que pretendía ser la más parecida a una Stratocaster con Slab Board de 1959 (era pre-CBS), para lo que contaba con la peculiaridad de un auténtico diapasón Brazilian Rosewood, una de las maderas más codiciadas.
Pero por alguna normativa que no está muy clara (hay quien dice que la CITES, aunque otros lo niegan), Fender tomo la decisión de retirarlas de la venta, se ordenaron destruir esos mástiles y fueron reacondicionados y sustituidos por otros con palosanto indio de grado AAA, lo que efectivamente ocurrió entre Septiembre y Octubre de 2013 *
De modo que estas guitarras saldrían finalmente como Custom Shop 62, con el marchamo de Edicion Limitada, aunque misteriosamente no aparece ni en glosarios tan especializados como Fuzzfaced.
Pero, no todas las unidades fabricadas tuvieron ese nefasto final.
Fijándose en las fechas aportadas, hay un periodo de tiempo durante el que si estuvieron disponibles y en el que se sospechaba que algunas se habrían vendido con el mastil original, pudiendo escapar de la quema.
Nadie sabe a ciencia cierta cuantas libraron de esta forma. Fender no aporta dato alguno, bien sea por desconocimiento o deliberadamente.
Lo que sí es bien conocido es que fueron muy pocas, tal vez contadas con los dedos de una mano, por lo que se han convertido es una buscada pieza, absolutamente coleccionable, difícil de encontrar y a precio elevado.
* (Fuente: Fender) Algunas fuentes hablan de 2015 pero es un dato erróneo.
La historia particular de mi Fender Custom Shop Brazilian Rosewood Board '62 Stratocaster Limited Edition es la de una carambola, absolutamente fruto de la casualidad. Algunos dirían que estar en el sitio ideal y en el momento justo.
Encontré esta pequeña joya en la capital irlandesa (Dublin), en una tienda frente a la Catedral de St. Patrick's y el parque del mismo nombre.
No me llamo la atención el Fiesta Red, ni tampoco el sutil Relic del que hace gala. Fue ese diapasón oscuro de veta y grano inconfundible. Un auténtico Palosanto Brasileño, en estos tiempos y en una Strato nueva a estrenar.
Sabía que iba a encontrar pocas con esas especificaciones y no lo dude. Vino a tierras hispanas.
Además de su alto grado de exclusividad, descubrí para mi regocijo que incorporaba de serie unas Abby de 2009, las muy bien valoradas y buscadas pastillas bobinadas por Abigail Ybarra, la denominada “Reina del tono”.
Conocía bien esas pastillas, las había tenido en otra guitarra y verdaderamente son pata negra.
La cata fue una agradable caja de sorpresas.
Quien me conoce sabe bien que soy bastante crítico con las Custom Shop de fabricación actual, pero los acabados, tacto y el tono de esta guitarra, la situaban en un nivel superior.
A decir verdad, siendo objetivo y honesto, reconozco que adelantaba por la derecha con descaro a la última Masterbuilt que he tenido (que automaticamente salio a la venta), y sonrojaba sin complejos a mi queridísima y bien valorada Fullerton de 1984, algo a lo que yo no hubiese dado crédito de no ser porque las tenía en mis manos, haciendo la prueba del algodón, enchufadas directamente en mi Vibro Champ del 76, a pelo, sin más historias, pedales ni leches.
Desde ese mismo día, la susodicha, paso a ser una de mis guitarras principales. Por una vez y sin que sirva de precedente, he de decir que con papeletas para continuar siéndolo por mucho tiempo.
Se trata de una Fender Stratocaster 62 Custom Shop Ltd. Ed.
Hasta ahí todo normal.
Pero tras ella se esconde una de esas historias que le hacen tan deseada como escurridiza pieza de colección.
Lo que ocurrio:
En 2010, la Division Custom Shop de Fender, decidió lanzar destinado al mercado europeo una edición limitada del modelo Stratocaster, con la base de una 62.
Una guitarra que pretendía ser la más parecida a una Stratocaster con Slab Board de 1959 (era pre-CBS), para lo que contaba con la peculiaridad de un auténtico diapasón Brazilian Rosewood, una de las maderas más codiciadas.
Pero por alguna normativa que no está muy clara (hay quien dice que la CITES, aunque otros lo niegan), Fender tomo la decisión de retirarlas de la venta, se ordenaron destruir esos mástiles y fueron reacondicionados y sustituidos por otros con palosanto indio de grado AAA, lo que efectivamente ocurrió entre Septiembre y Octubre de 2013 *
De modo que estas guitarras saldrían finalmente como Custom Shop 62, con el marchamo de Edicion Limitada, aunque misteriosamente no aparece ni en glosarios tan especializados como Fuzzfaced.
Pero, no todas las unidades fabricadas tuvieron ese nefasto final.
Fijándose en las fechas aportadas, hay un periodo de tiempo durante el que si estuvieron disponibles y en el que se sospechaba que algunas se habrían vendido con el mastil original, pudiendo escapar de la quema.
Nadie sabe a ciencia cierta cuantas libraron de esta forma. Fender no aporta dato alguno, bien sea por desconocimiento o deliberadamente.
Lo que sí es bien conocido es que fueron muy pocas, tal vez contadas con los dedos de una mano, por lo que se han convertido es una buscada pieza, absolutamente coleccionable, difícil de encontrar y a precio elevado.
* (Fuente: Fender) Algunas fuentes hablan de 2015 pero es un dato erróneo.
La historia particular de mi Fender Custom Shop Brazilian Rosewood Board '62 Stratocaster Limited Edition es la de una carambola, absolutamente fruto de la casualidad. Algunos dirían que estar en el sitio ideal y en el momento justo.
Encontré esta pequeña joya en la capital irlandesa (Dublin), en una tienda frente a la Catedral de St. Patrick's y el parque del mismo nombre.
No me llamo la atención el Fiesta Red, ni tampoco el sutil Relic del que hace gala. Fue ese diapasón oscuro de veta y grano inconfundible. Un auténtico Palosanto Brasileño, en estos tiempos y en una Strato nueva a estrenar.
Sabía que iba a encontrar pocas con esas especificaciones y no lo dude. Vino a tierras hispanas.
Además de su alto grado de exclusividad, descubrí para mi regocijo que incorporaba de serie unas Abby de 2009, las muy bien valoradas y buscadas pastillas bobinadas por Abigail Ybarra, la denominada “Reina del tono”.
Conocía bien esas pastillas, las había tenido en otra guitarra y verdaderamente son pata negra.
La cata fue una agradable caja de sorpresas.
Quien me conoce sabe bien que soy bastante crítico con las Custom Shop de fabricación actual, pero los acabados, tacto y el tono de esta guitarra, la situaban en un nivel superior.
A decir verdad, siendo objetivo y honesto, reconozco que adelantaba por la derecha con descaro a la última Masterbuilt que he tenido (que automaticamente salio a la venta), y sonrojaba sin complejos a mi queridísima y bien valorada Fullerton de 1984, algo a lo que yo no hubiese dado crédito de no ser porque las tenía en mis manos, haciendo la prueba del algodón, enchufadas directamente en mi Vibro Champ del 76, a pelo, sin más historias, pedales ni leches.
Desde ese mismo día, la susodicha, paso a ser una de mis guitarras principales. Por una vez y sin que sirva de precedente, he de decir que con papeletas para continuar siéndolo por mucho tiempo.